FOTOS: cortesía.- el modo de operar de
sicarios en SJC, fue balear las casas y después ingresar por sus blancos,
levantarlos y ejecutarlos
Tres balaceras sucedieron la madrugada
del 23 de noviembre en Los Cabos. En la más terrible fueron seis las personas
muertas, entre ellas dos menores de edad. Autoridades locales fueron desviadas
de la escena del crimen, mientras investigadores intentan descifrar de dónde
vienen los enfrentamientos, ante el amplio abanico de posibilidades con la
confluencia de tres cárteles en BCS
Voz femenina: “Uuuh… Cállate,
madre santa, no vaya a venirse una bala perdida para acá. ¡Agáchense!”. Voz
masculina: “Ya se deben de estar agarrando. ¡Agáchate, Marisol, madre!”.
(Sonido de disparos) “¡No te pares hija! Una pinche bala perdida, ¡a chingar a
su madre!”. Voz masculina: “Mi nana ha de estar cagada, esa es otra…”. Voz
femenina: “Es como adrenalina… al fondo se escuchan fuertes ráfagas y disparos
de arma corta… son muchos, ¿verdad?”. Voz femenina: “Mira a los soldados y a
los policías, van despacito”. Voz masculina: “Anden culones, van despacio”.
El sonido de las balas,
ráfagas de arma de fuego, lanzagranadas y perros ladrando, fue el terror con el
cual despertaron decenas de familias en la comunidad de San José del Cabo, tras
registrarse la noche más sangrienta en la historia de Los Cabos, la madrugada
del miércoles 23 de noviembre.
Algunos de los testigos de la
balacera refieren haber visto una camioneta con policías a bordo.
“Miramos la parte trasera de una pick-up con
redilas huyendo del lugar, como estábamos en una ventana y nos estábamos
protegiendo, solo vimos que los policías estaban corriendo del lugar”.
El recuento fatal: seis
muertos, dos de ellos, menores de edad (2 y 13 años).
En linea de fuego se mantiene el
municipio de Los Cabos, la guerra acaba de ser declarada entre grupos rivales
El terrible enfrentamiento
armado sucede justo después de la visita de Miguel Ángel Osorio Chong,
secretario de Gobernación, y el gabinete de seguridad, a pesar que en los días
siguientes a la gira, fuerzas especiales han llegado a La Paz y Los Cabos para
patrullar las ciudades, especialmente 12 unidades, que, coincidentemente, la
madrugada de la balacera en Los Cabos, se encontraban en La Paz.
LOS PRESUNTOS RESPONSABLES
Para los investigadores, la
forma en que se da la balacera los hace sospechar que se trata de una acción
perpetrada por “La Barredora”, grupo
criminal que delinque en Baja California Sur como un apéndice del Cártel Arellano
Félix (CAF).
La versión extraoficial
indica que se trata de un enfrentamiento en San José del Cabo, entre sicarios
al servicio de “Los Javieres”, banda que encabezó Guadalupe Acosta López “El
Javier”, ejecutado en julio de este año en Culiacán, Sinaloa.
Se trata de Manuel Vera “El
Vera” y/o “El Apolo”, sicario que opera para Jaime y Lilia Acosta López,
hermanos de “El Javier”, según las fuentes de seguridad.
Por otro lado, un miembro del
Grupo Coordinación de Seguridad Pública afirmó que “en un principio la lucha
por el control de esa comunidad era directa contra Ramón Guerrero, el apodado
como ‘El Güero Plaza’ y ‘La Barredora’, lo cual deja a mucho que pensar”.
Ambas bandas se disputan lo
último que queda para el Cártel de Sinaloa, luego que el Cártel Tijuana Nueva
Generación (CTNG) o Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) asumieron el control
del Estado, y pelean por San José del Cabo.
“Pero hay un inconveniente,
quien pretende el control de Los Cabos es ‘El Güero Plaza’, lo logramos
identificar después de una serie de eventos ocurridos en El Arenal de Cabo San
Lucas, allí sabemos de la existencia de tienditas al servicio de su gente y no
le gustó, y se ha ido desquitando, lo cual ha provocado indignación, pero
apenas inicia; lo ocurrido en la calle Fisher y Solidaridad del Zacatal de San
José, solo fue una muestra de poder de alguien -nadie se ha atribuido el
ataque-, fue algo como ‘¿Tienes huevos?, nosotros tenemos más’, con eso
intentaron demostrar su poder”, indicó una fuente.
“Sabíamos que en esa
dirección había unos departamentos, en uno de ellos, que es donde dispararon,
ahí se identifica a un tirador de droga, lo conocen como ‘El Paisa’ y estoy
seguro que para eso fueron, a romper la tiendita y quitar a uno del camino”.
Los domicilios de El Zacatal
de San Jose del Cabo fueron prácticamente reventados a plomo por sicarios
fuertemente armados
“El Vera” es “un ex ministerial, hace muchos años
trabajó, se metió a la maña y pues ahorita se supone que es gente del bueno en
Cabo San Lucas, al parecer antes tenía jerarquía, era jefecillo, pero fue
elegido para operar porque ahorita conoce todo el teje y maneje de Cabo. Viene
fuerte, con conocimiento, sabe cómo operar con los policías. Es de cara dura y
de cuidado”, describió quien en su momento se lo topó en las calles, uniformado.
Mientras la disputa solo se
daba en San José del Cabo, entre las propias células del Cártel de Sinaloa, el
enfrentamiento ha dejado 18 ejecutados hasta el 23 de noviembre, 26 en todo el
Estado, siete en La Paz y uno en Comondú.
Aunado a la impunidad con que
se manejan los cárteles, está la poca participación de las autoridades para
abatir la venta y distribución de droga, sea por incapacidad o por corrupción.
En San José del Cabo, ZETA
fue enterado que tres policías ministeriales han sido amenazados de muerte por
células del CJNG.
De acuerdo a indagatorias,
“mandaron vía mensaje a todos los policías y les informaron que no se metieran,
que iban por ellos, incluso se dirigieron hacia un tal ‘Mocho’.
Aparte es conocido que dos
ministeriales fueron cambiados de lugar y asignación y otro renunció, ya están
en la mira y los estamos investigando, confió un elemento del área de
investigación.
EL ATAQUE
Aún no daba su
primer informe el Alcalde Arturo de la Rosa Escalante, cuando sucedió la
balacera en Los Cabos, con saldo trágico.
Seis personas ejecutadas y
dos más lesionadas por disparos de arma de fuego, entre las víctimas una niña
de 2 años y un jovencito de 13, el cual según datos recabados, sufrió serias
lesiones en las extremidades del cuerpo.
“Lo único que hicieron es
calentar la plaza, uno demostró poder de fuerza y el otro que está dispuesto a
soportar bajas, y vaya, qué bajas. Lo que ahora van a tener que soportar ambos
bandos es la presencia de más agentes de seguridad, acaban de llegar al menos
23 unidades de las Fuerzas Especiales de la Policía Federal y con lo caliente
van a ir cayendo”, aseguró el miembro del Grupo Interinstitucional.
De por sí la plaza “se había
calentado cuando hirieron a la hermana y sucesora de ‘El Javier’, Lilia Acosta
López, hechos donde murió quien estaba encargado como brazo armado de la célula
de ‘Los Javieres’, ahí cuando mataron al ‘Coyote’”.
El 4 de noviembre “ya los
estaban esperando, lo que supimos es que apenas llegaba la hermana del
‘Javier’, hubo un pequeño descuido y los atacaron”, comentó el agente; dos
hombres y una mujer fueron emboscados a bordo de un automóvil color blanco, uno
de ellos, asesinado: Alfredo García Martín “El Coyote”, quien salió corriendo
del carro pero fue alcanzado por el fuego de los sicarios; otro más fue
trasladado al hospital y perdió la vida horas más tarde. Se trata de Fedel
Chaidez Ontiveros “El Charly” y/o “El Chicali”, uno de los principales
distribuidores de droga.
De acuerdo al mapa delictivo
elaborado por fuerzas militares, “El Coyote” llegó al Estado a reforzar las
acciones de venta y distribución de droga, además de brindar protección a
narcomenudistas que se movían por parte de Sinaloa en San José del Cabo, la
única pieza viva para el Cártel de Sinaloa en Baja California Sur.
Todo inició por el descontrol
que había entre los propios seguidores del
“Javier”. La disputa se daba entre Alfredo García Martín y un personaje
denominado “El Diablo”, el cual se presume, vino a retomar el control de la zona.
La mujer que resultó
lesionada en el ataque armado, según fuentes extraoficiales, es Lila Acosta
López, hermana del presunto ex líder de plaza en San José del Cabo, Guadalupe
Acosta López, y que de acuerdo a la información recolectada fue puesta en
libertad por agentes ministeriales, quienes fueron señalados de inmediato.
Y es que según datos de
inteligencia, la mujer “venía a reforzar la lucha en Los Cabos. Se presume
venía a operar junto con ‘El Coyote’ pero fueron sorprendidos”.
La madrugada del miércoles 23
de noviembre, tres ataques encabezaron la noche más sangrienta en la historia
de Los Cabos.
Pasadas las tres de la mañana un llamado alertó a agentes de
seguridad de los tres niveles de gobierno: que en la carretera a Miraflores, un
comando armado disparaba contra un automóvil a la altura de Caduaño, por lo que
las fuerzas del orden se trasladaron al sitio. Fue un señuelo. Lo que los oficiales
encontraron fue “un vehículo quemado y maniquís en su interior”.
Mientras eso sucedía, a 35
kilómetros de ahí, iniciaba la balacera más cruenta.
Un domicilio pintado de color
café y chocolate de dos pisos, portones de herrería prácticamente cubiertos,
ubicado en Francisco Fisher y Solidaridad, Colonia El Zacatal en San José del
Cabo, el blanco de la balacera.
“Fue reventado a plomo. Los
sicarios dispararon hasta abrir a balazos, y ya abierto no les importó lo que
hubiera, siguieron disparando con cuerno (de chivo) y lanzagranadas. El
resultado ya lo sabes: una bebé de 2 años con un tiro y un jovencito de 13
años, que lamentablemente fue usado como escudo”, expresó un policía.
Con toda oportunidad, los
sicarios descolgaron el parque con que contaban, abriendo fuego al domicilio,
perforando todo a su paso: portones, ventanas, concreto, vehículos.
Entre las versiones
extraoficiales, se maneja que persiguieron a un presunto distribuidor de droga,
los agresores -que viajaban a bordo de un Jeep Grand Cherokee color blanco y un automóvil 300 de color
gris- lograron avistar a su víctima que, al intentar huir, se refugió en la
vivienda y se desató la intensa balacera.
En otro evento ocurrido casi
a la par del primero, se reportó una persona sin vida dentro de un domicilio y
otra más desaparecida “que más bien fue levantada.
Estaba a bordo de un
automóvil Cadillac de color blanco, intentó huir pero de inmediato fue agarrado
por los sicarios, ya iba herida y solo le sacaron información –suponemos- y le
quitaron la vida, pero dentro de la casa en este segundo evento, una persona
más perdió la vida”, se informó.
Este ataque armado fue
perpetrado en una vivienda ubicada sobre las calles Fortine Jiménez de
Bertafona y Francisco Fisher Mourinho de la colonia Vista Hermosa, a solo unas
cuantas cuadras de donde se desató la primera balacera.
El modo de operar fue el
mismo: bañar de plomo para después ingresar y asegurar a sus blancos. De
acuerdo a las primeras indagatorias con los propios vecinos, una persona quedó
muerta dentro de la casa y otra resultó levantada.
De manera extraoficial se
sabe que los vehículos involucrados huyeron con rumbo a Cabo San Lucas, “los
cuales al parecer enfrente del Hotel Vela bajaron a una persona del vehículo y
le dispararon”, la persona que fue ejecutada en ese sitio fue identificada como
Juan Antonio Gracia, de 39 años de edad, originario de Culiacán, Sinaloa, de
oficio compra y ventas de automóviles y prestaba dinero; además, tenía una
papelería, “donde se presume también movía su producto”.
El último de los atentados
sucedió alrededor de las 5:20 de la mañana, de igual forma el reporte fue
recibido en el C2 de San José del Cabo:
“A la altura de la curva La
Quijada, tramo carretero a Miraflores, personas a bordo de un pick-up color
blanco efectuaron disparos de arma de fuego sobre un vehículo blanco (tipo
Pathfinder), el agresor va con dirección a Miraflores, acudiendo la unidades a
verificar el evento”.
Después de presentarse al
evento en las calles Del Carmen y Los Laureles en Monte Real, oficiales
lograron avistar a los sicarios abandonando la escena, “se trataba de dos
vehículos que salían rápidamente por una de las brechas, pero no continuaron
con la persecución, no sabemos si por miedo o alguna instrucción”. Lo que sí
ocurrió, es que el conductor de la camioneta murió en el interior de la
unidad.
EL HARTAZGO CIUDADANO
“No sé de hotelería ni mucho
menos, pero sí sé que hay mucha muerte, que están matando gente frente a las
escuelas, que esto está de mal en peor. Yo expresé mi opinión en redes sociales
y he sido amenazada y no sé por quién”, afirma Ross Ibarra Rojas, estilista y
ciudadana cansada de la inseguridad, como la mayoría de los sudcalifornianos.
Una semana antes que Arturo
de la Rosa Escalante presentara su Primer Informe de Gobierno, ciudadanos y
trabajadores del ramo hotelero fueron hasta las puertas de Palacio Municipal a
gritarle.
En primera los hoteleros por
el impuesto a turistas de 350 pesos; la segunda, el reclamo ciudadano.
Para unirse a la voz de “ya
basta”, Alberto Rentería Santana, dirigente del Sindicato de Trabajadores
Gastronómicos en el Estado, apoyó a la población cabeña, la cual está siendo
rehén del crimen organizado:
“No puede este gobierno pasar
por alto la serie de ejecuciones que están pasando en los últimos días y no
pueden estar escondidos echándole la culpa a otras autoridades, como las
estatales y federales, porque una de las principales obligaciones que
constitucionalmente tiene cualquier autoridad municipal, es atender la
seguridad de sus ciudadanos”.
Pero ante la inoperancia de
la Policía Municipal, la cual ha perdido fuerza por los innumerables despidos
de agentes reprobados, el alcalde de Los Cabos ha evadido responder respecto a
la disminución de la fuerza operativa, que se estima en 200 elementos fuera de
la corporación.
En una entrevista de
banqueta, las preguntas incómodas provocaron que el edil decidiera abandonar el
lugar, no sin antes quejarse:
“Ya alcanzó a Baja California
Sur (la inseguridad) y por supuesto Los Cabos no está exento de ser México,
haciendo lo que tenemos que hacer los gobiernos municipales… Ya, mi amor,
déjame pasar, ya le dije”, externó cuando le preguntaron cifras precisas de
depuración policíaca. La realidad es que van 32 muertos en el transcurso de
2016.
LOS MUERTOS DE LOS CABOS
Consumo de drogas en
menores Con el fin de erradicar el
consumo de drogas en los jóvenes, se dio una pauta con el programa “Vivir en
Paz”, el cual se espera pueda operar en 2017 con cuatro centros de
rehabilitación gratuitos.
Según la Secretaría de
Educación Pública (SEP), estudiantes de entre 10 y 17 años de edad consumen
estupefacientes, lo cual obliga a trabajar en la disminución del consumo en
esta generación y, por ende, bajar la demanda de sustancias.
Los jóvenes vinculan el uso
cotidiano de drogas con la delincuencia organizada, pues debido a la demanda,
células del crimen buscan apoderarse del mercado; actualmente Baja California
Sur ocupa el segundo lugar a nivel nacional de consumo de algunas drogas.
“Si no se consumieran drogas,
no hubiera tanto conflicto con eso de las balaceras. Uno con drogas puede hacer
cualquier cosa que no está en su pensamiento, no asimilan que sea algo bueno o
algo malo. La venta de drogas ahorita está en el apogeo, se puede decir que
nosotros como jóvenes adultos estamos más propensos”, consideró de manera
genérica un grupo de estudiantes.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA
/INVESTIGACIONES ZETA /MARTES, 29 NOVIEMBRE, 2016 12:00 PM)