domingo, 6 de noviembre de 2016

VERACRUZ, CINISMO GALOPANTE

Esto sucedió en Xalapa la noche del 17 de octubre. Cinco días antes Javier Duarte solicitó licencia como Gobernador de Veracruz, e iniciaba abiertamente la persecución de quien hoy es un prófugo de la justicia. Los administradores de los 12 hospitales de la red de la Secretaría de Salud estatal, al mando del secretario Fernando Benítez Obeso –enfrentado con el secretario federal del ramo, José Narro–, fueron convocados de emergencia al día siguiente. Ningún teléfono celular fue permitido en esa reunión, lo que generó inquietud. Peor cuando, de acuerdo con personas que narraron ese encuentro, quien presidía la junta era Luis Ángela Soto Maldonado, dirigente de la Sección 26 del sindicato de Salud, y representante de la FTSE. Incondicional del líder nacional de burócratas, Joel Ayala, y a quien en agosto, el defenestrado Duarte había llamado “mi hermana”. Soto Maldonado habló abiertamente con los funcionarios para plantearles una operación que, de investigarse, podría ser un nuevo caso de corrupción por cuando menos 20 millones de pesos. La líder sindical no cubrió ninguna apariencia. Debió sentirse segura, pues este sábado, si no sucede nada excepcional, tendrá fuero como diputada plurinominal del PRI.

La relatoría del encuentro no deja dudas que lo que les planteó es un abierto y cínico acto de corrupción. Según la narrativa de la reunión, les dijo que gracias a sus gestiones personales había conseguido recursos extraordinarios para realizar obras y acciones de mantenimiento en los hospitales, pero que ante el pronto cambio de Gobierno, sería imposible llevar a cabo las licitaciones, porque el dinero extra obtenido debía “gastarse” antes del 30 de noviembre, último día de la administración duartista. La lideresa sindical les dio la solución: el dinero se les entregaría de cualquier forma, y sería facturado por Andrés Noé Rodríguez Velázquez, quien estaba presente en la reunión, pero que nadie sabía quién era. Rodríguez Velázquez aparecería como “proveedor de servicios”.

Las obras y las acciones de mantenimiento que iban a ser “licitadas”, explicó Soto Maldonado según la relatoría del encuentro, no se iban a realizar. Pero, instruyó, las facturas tenían que llevar los conceptos que escogieran, dentro de un abanico limitado a “mantenimiento preventivo y correctivo de redes y plantas eléctricas de emergencia, modernización de cableados e instalaciones, impermeabilizaciones, instalación y mantenimiento preventivo de sistemas de aire acondicionado”.

Varios de los administradores deben haber mostrado una cara de extrañamiento y sorpresa ante lo que oían, porque en la narración de esa reunión se recuerda que la lideresa les dijo que “no se preocuparan porque tenía todo controlado”. Al día siguiente, el 19 de octubre, les dijo, se les depositaría a las cuentas del hospital la mitad de los fondos asignados a cada hospital, que no es posible conocerlos porque tuvieron cuidado en no incluir la cantidad entregada a cada hospital en los correos electrónicos donde se les añadieron instrucciones. El cálculo que se hace es de 20 millones de pesos, aunque según expertos que conocen el sistema de hospitales, podría sumar tres o cuatro veces más el monto.

Soto Sandoval tenía toda la autoridad para hacer ese ofrecimiento y compromiso, que se infiere por las personas que la acompañaban a esa reunión: Hugo Odón Flores Lira, director Administrativo de la Secretaría de Salud de Veracruz, quien llegó con la representación y los saludos del titular Benítez Obeso; Judith Parrazal, subdirectora de Recursos Financieros, y Humberto Peña Ceronio, subdirector de Servicios Generales. Todas las instrucciones, reiteró, las daría la lideresa sindical y “debían” ser cumplidas de manera “inmediata y obligatoria”.

Las instrucciones eran que en el momento de recibir los recursos se debían depositar nuevamente –la totalidad del dinero en la cuenta bancaria de Rodríguez Velázquez, en un banco español en Tantoyuca. La operación financiera inició al día siguiente, cuando los hospitales de Acayucan, Boca del Río, Cosamaloapan, Llano de En Medio, Naranjos, Pánuco, Poza Rica, San Andrés Tuxtla, Tarimoya, Tlalixcoyan y Veracruz, recibieron la primera transferencia realizada por el área de Recursos Financieros de la Secretaría de Salud estatal.

Los administradores de los hospitales, instruyó Soto Sandoval, debían enviar un oficio de solicitud de obras y servicios con fecha del 5 de octubre o previo, dirigido al director de Administración y Finanzas de la secretaría, Ricardo Sandoval Aguilar, quien renunció el 1 de noviembre en medio de todas las denuncias de corrupción por el presunto desvío de miles de millones de pesos en el estado. Flores Lira fue quien lo sustituyó. La lideresa sindical les anticipó que una vez que cumplieran “esta importante misión”, serían “generosamente recompensados cuando se haga el pago de la segunda mitad de los trabajos”. Soto Maldonado, sin embargo, había sido muy enfática en señalarles que una vez que recibieran el dinero, cada uno de los administradores de los hospitales serían responsables únicos de la contratación y la comprobación del supuesto ejercicio de los recursos que, comenzarían a serles transferidos como “anticipo de gastos”.

La relatoría de lo que sucedió aquella noche reciente en Xalapa sugiere un patrón de comportamiento cínico y permeado por impunidad. No se puede acusar a nadie de ladrón y corrupto a partir de una relatoría, pero sí es un primer documento para que las autoridades federales inicien una nueva investigación sobre lo que está sucediendo en Veracruz, donde el sistema de corrupción en el duartismo está colapsado. No hay mucho tiempo, empero. Soto Maldonado está a un día de obtener fuero.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 03 DE NOVIEMBRE 2016)

DUARTE EL INSACIABLE (Y II)

Javier Duarte, su esposa Karime Macías y Moisés Mansur Cisneyros, se conocieron cuando estudiaban Derecho en la Universidad Iberoamericana a mediados de los 90. Su relación era profunda y extraña, y en ocasiones tomaban al alimón decisiones sobre ella. En una ocasión, le ordenaron a Alfonso Ortega López, amigo y socio de los dos, unos regalos para el aniversario de boda. En una joyería sobre Campos Elíseos adquirió unos aretes de 40 mil dólares, y un anillo de 185 mil pesos. La anécdota es un aperitivo de años de locuras y disparates donde el dinero fluía sin problema, según una de las investigaciones de la PGR contra el gobernador. Más de 3 mil millones de pesos están volando, pero la indagatoria sobre Duarte y sus socios es porque creen que se los embolsaron.

Ortega López, amigo desde el kindergarten de Mansur Cisneyros, es la pieza clave en esta parte de la amplia indagatoria. Abogado corporativo, Ortega López constituyó una parte de las empresas fantasma en México y Estados Unidos investigadas por la PGR por presunto por lavado de dinero y delincuencia organizada en contra del gobernador con licencia y su principal socio, que era una especie de gobernador adjunto porque nada que tuviera que ver con asuntos de dineros en la administración se movía sin su autorización. Por años, el abogado construyó la estructura mediante la cual presuntamente se desviaron, escondieron y evaporaron recursos federales.

La inclusión de Ortega López en el equipo particular de Duarte, Macías y Mansur Cisneyros, comenzó al inicio de la Gubernatura. En este espacio se mencionaron las empresas y las acciones presuntamente delictivas en las que incurrieron durante los primeros nueve meses de la administración, cuando los viejos amigos, sin recursos en sus tiempos universitarios, recuperaron los tiempos perdidos, según se desprende de la investigación, mientras que Karime Macías, considerada más inteligente que su esposo, fue beneficiaria directa de muchas de las operaciones con empresas fantasma.

Ortega López narró a los investigadores, por ejemplo, cuando en diciembre de 2012, la familia de Duarte lo invitó junto con su familia a unas vacaciones en Aspen, Colorado. Se hospedaron en el hotel St. Regis de ese destino turístico de invierno, donde la señora Macías le pidió que les endosara a ella y a su esposo, en blanco, las acciones que adquirieron de los condominios en el hotel St. Regis de Nueva York –detallados en la columna anterior–, y de una lancha bautizada como “Candelaria”. Esa lancha es un botón más de los absurdos de Duarte. Como en muchas otras veces, instruyó a Ortega López que adquiriera “una embarcación digna de su investidura”, para poder llevar a cabo la procesión acuática de la Virgen de la Candelaria, en las fiestas de Tlacotalpan. Quería específicamente una lancha Acquariva, de la marca italiana Riva, que navegan los lagos europeos. El costo era de 790 mil dólares, para lo cual constituyó una empresa en Estados Unidos llamada Alpargate Marine Ventures Corp., que hizo la compra en julio de 2011 por medio del abogado Juan José Janeiro Rodríguez, socio de Mansur Cisneyros y testaferro de Duarte.

Septiembre y octubre de 2011 fueron bajos en actividad para Duarte y Mansur Cisneyros, pero en noviembre de ese año continuaron la constitución de empresas fantasmas para la circulación irregular de dinero. En ese mes, el Gobernador le pidió a Ortega López una Sociedad Financiera de Objeto Múltiple, las llamadas “sofomes”, cuyo principal objetivo es otorgar créditos, que llamó Corporativo Monjafin, donde se apuntaron como socios Salvador Mansur Cohen, primo de Mansur Cisneyros y segundo secretario de Finanzas de Duarte, relevado a mediados de 2013 en medio de un escándalo sobre el presunto uso ilegal de programas sociales, Álvaro Ladorrodo García –sobre quien no hay datos públicos–, y Rafael Gerardo Rosas Bocardo, prestanombres de Mansur Cisneyros. Esa Sofom recibió una inyección de recursos de procedencia desconocida de 300 millones de pesos, 70 de los cuales fueron utilizados para fondear “una empresa de medios de comunicación” que Duarte, a sus amigos, decía que era de él.

Antes de que terminara el año, Duarte y Mansur Cisneyros le pidieron participar en el negocio inmobiliario en Miami, donde los bienes raíces estaban deprimidos por la crisis de 2007 y 2008, por lo que creó una nueva empresa, Runsam, que adquirió una cartera de propiedades valuadas entre 80 mil y 120 mil dólares, con el propósito de rentarlas. El último día de ese año, en la fiesta de fin de año en un departamento de Duarte en el bello conjunto Finestre en Ixtapa, el Gobernador le pidió que adquiriera los dos departamentos en el piso superior para invitados y uno extra para más visitas. A través de Janeiro Rodríguez y otro socio de Mansur Cisneyros, José Antonio Bandín, se pagó un millón y medio de dólares, y se invirtió otro medio millón para acondicionarlos.

Ortega López sospechó hasta este año del origen de los recursos que movió por instrucciones de Duarte, y creía que lo había utilizado para lavar dinero. En abril pasado lo vio en el hotel Camino Real y le expresó su inquietud por las denuncias en la prensa. “Me tomó del brazo y me dijo: ‘no te puedes salir de esta. Estás involucrado. Todos sabíamos que los fondos para las inversiones provenían del Gobierno del Estado de Veracruz’”. El abogado sí se salió, y habló. Ofreció a la PGR revelar el uso indebido de recursos federales y estatales para fines privados, su desvío, ocultamiento, distracción de fondos por instrucciones de Duarte. La historia, sigue caminando.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 02 DE NOVIEMBRE 2016)

DUARTE EL INSACIABLE (I)

Cómo fue construyendo Javier Duarte su riqueza es como observar un rompecabezas de locura y disparates. Si quería unos aretes para su esposa, la orden era comprarlos en las joyerías de Campos Elíseos. Si quería celebrar la Fiesta de la Candelaria, qué mejor que comprar una lancha italiana para la procesión acuática. ¿Quería retirarse en Miami? Entonces compró una casa en Coral Gables, el barrio de alto ingreso al sur de esa ciudad. ¿Cambió de opinión sobre dónde retirarse? Entonces adquirió una mansión en Bosques de Las Lomas. ¿De dónde salía el dinero? Las indagatorias de la PGR son precisas: del erario veracruzano.

La forma osada y descarada como presuntamente amasó Duarte su fortuna en los tres primeros años de su gobierno en Veracruz no se puede explicar sin la arquitectura que diseñó Moisés Mansur Cisneyros, un mexicano de madre brasileña sin recursos como él, que conoció en la Universidad Iberoamericana y con quien compartió la casa de estudiantes cerca de la universidad, cuya ambición descomunal lo introdujo a un mundo que hoy está colapsado y los tiene huyendo de la justicia. Mansur Cisneyros le presentó a Juan José Janeiro Rodríguez y Rafael Gerardo Rosas Bocardo –que aparecen como los propietarios del hoy famoso rancho Las Mesas en Valle de Bravo– para que movieran el dinero, y a Alfonso Ortega López, para que ejecutara las transacciones a través de diversas empresas que constituyó y hoy se sabe, eran “fantasma”.

Ortega López, un abogado corporativo amigo de Mansur Cisneyros desde el kindergarden, conoció a Duarte en 1996 en sus tiempos de universitarios, aunque él estudió en el ITAM. No volvió a tener contacto con él, aseguró a los agentes ministeriales de la PGR que lo interrogaron por vez primera el 12 de octubre pasado, hasta 2009, cuando Duarte era diputado federal, por mediación de Mansur Cisneyros, poco antes de ser candidato al Gobierno de Veracruz. En 2010, como gobernador electo, lo invitó a colaborar con él en inversiones y negocios, pidiéndole que buscara oportunidades para invertir su dinero, porque él estaría dedicado a los asuntos del Gobierno.

Lo primero que hizo Ortega López fue crear en 2011 una sociedad para un negocio inmobiliario. El 3 de febrero de ese año, escasos dos meses después de tomar posesión Duarte como gobernador, constituyó la Inmobiliaria Roor, donde el político y su esposa Karime Macías colocaron testaferros como propietarios, a través de la cual adquirió dos inmuebles en la calle de Sierra Fría, en el pomposo barrio de Las Lomas de Chapultepec, donde “pretendía construir su casa de retiro”, por la que pagó 47 millones de pesos. Poco después le pidió constituir una empresa en Estados Unidos, Siamese Twin, Inc., que salió a su nombre, para comprar tres condominios en el elegante hotel St. Regis, en la Quinta Avenida en Nueva York. A través del despacho de Janeiro Rodríguez se pagaron, en tres transferencias, un total de un millón 200 mil dólares.

No había terminado el primer semestre de su primer año de gobierno cuando Duarte le pidió a Ortega López que constituyera otra sociedad porque se le había presentado la oportunidad, le dijo, de acuerdo con la indagatoria de la PGR, para la compra de parcelas en el ejido Lerma, en Campeche. El abogado estudió el proyecto y le comentó al Gobernador que “no costaba mucho” –entre 15 y 20 millones de pesos–, pero que su potencial era “ilimitado” porque se podían hacer varias parcelas para construir casas, fraccionamientos ecológicos, y “tener un ambiente en el que los inversionistas no tuvieran contacto con casas contiguas”. El ejido se le vendió a otra empresa, Terra Urbanizaciones y Desarrollos Inmobiliarios, y las parcelas salieron a nombre de Mansur Cisneyros, Janeiro Rodríguez y Rosas Bocardo. En total se compraron 500 hectáreas en 25 millones de pesos, cuya operación coordinó un gestor, Antonio Almazán.

Para desincorporar el ejido, Ortega López se convirtió en “avecindado” y en una asamblea de ejidatarios el 21 de agosto de 2011, se le aceptó como ejidatario. El abogado fue adquiriendo más parcelas por un monto no especificado, y en agosto de 2013, vendió la propiedad a Terra, a un precio valuado por un corredor de bienes raíces y un escriturado por un notario de la ciudad de México, en 240 millones de pesos. Las parcelas de Manzur Cisneyros fueron vendidas al Consorcio Brades, vinculada a las empresas fantasma de Duarte.

Almazán era amigo de Ortega López, a quien le pidió que lo ayudara a encontrar parcelas ejidales para comprar en el país. La primera y única en la indagatoria fue Lerma, en el municipio de Campeche, por cuya operación Almazán se llevó 5 millones de pesos. Las parcelas fueron vendidas posteriormente por Terra a la empresa Cartujano Inmobiliaria, donde aparecen como socios Mansur Cisneyros y José Antonio Bandín Ruiz, a quien conoció desde sus tiempos de universitario porque junto a la casa de estudiantes había un local llamado “Pollos Río”, que era de su familia. Bandín.

Todo estaba armado para el monumental desfalco en Veracruz. Incluso los abogados defensores de Duarte. Guillermo Barradas, quien lo ayudó a escapar de Veracruz, tiene su despacho en Prado Norte 135, el mismo edificio donde está Cartujano.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 02 DE NOVIEMBRE 2016)

CÓMO CAYÓ DUARTE (Y II)

Javier Duarte estaba feliz. Las amarguras después de la elección del 5 de junio habían quedado superadas. Dos meses antes de solicitar licencia como Gobernador de Veracruz, platicó con el presidente Enrique Peña Nieto, quien le dijo que no se preocupara porque todo el escándalo de corrupción era un tema de medios. Fue el mismo diagnóstico que hicieron en Los Pinos cuando la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, cuando pescaron al director de Conagua, David Korenfeld, usando como taxi el helicóptero de la institución, o como cuando estalló el escándalo de la “casa blanca”: todo es un problema de medios. Gradualmente, Peña Nieto mostró haber aprendido de aquellos errores, pero Duarte no lo vio. Por eso se echaba para delante y afirmaba que nada malo había hecho y que no renunciaría, y tan contundente en privado al afirmar que él no había firmado nada, por lo que nada malo llevaría a él.

La realidad es que el apoyo del Presidente a Duarte en agosto, cambió en septiembre. Funcionarios de la Presidencia y la Secretaría de Gobernación hablaron con varios gobernadores para sensibilizarlos sobre acciones penales que pensaban emprender contra Duarte y otros gobernadores y exgobernadores, como César Duarte de Chihuahua, Roberto Borge de Quintana Roo, y Guillermo Padrés de Sonora, y buscar su apoyo sin generar críticas sobre una cacería de brujas. Así, el 21 de septiembre la PGR anunció que atraería las denuncias interpuestas por el gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, en contra de Duarte, quien reaccionó presentándose sin cita para tener una audiencia con el Presidente dos días después.

Duarte fue maltratado ese día en Los Pinos y buscó el apoyo del coordinador del PRI en el Senado, Emilio Gamboa, quien era junto con el diputado Enrique Jackson, su asesor político, pero no llevó a nada. El Presidente le había ordenado a la entonces procuradora Arely Gómez que comenzara a vigilar a Duarte, aunque esa tarea recayó en el CISEN, que emitió una alerta migratoria para evitar que saliera del país. Duarte no estaba al tanto de todo esto, y seguía pensando que el Presidente lo respaldaba. Por eso, cuando el martes 11 de octubre recibió una llamada telefónica de que el Presidente lo esperaba en Los Pinos, “viajó muy contento”, según una persona que lo vio ese día.

Sin embargo, recordó el cercano a Duarte, “cuando llegó a la Ciudad de México supo que no lo vería a él sino a (Miguel Ángel) Osorio Chong”. De acuerdo con personas que platicaron con él sobre lo hablado, el secretario de Gobernación le confió que tenían un amplio expediente de corruptelas de Yunes y que no iba a tomar posesión como gobernador porque lo iban a hacer público. Para ello, Duarte contó a sus cercanos, Osorio Chong le dijo que para que pudieran proceder contra Yunes, tenía que solicitar licencia al día siguiente. Quiso argumentar en contra de ese paso, pero no había marcha atrás. Al día siguiente, le instruyó, daría una entrevista a Carlos Loret en su programa matutino en Televisa, donde anunciaría su decisión.

Duarte salió de las oficinas alternas de Osorio Chong en Polanco y se fue a su departamento, registrado a nombre de su amigo de la universidad y socio en los negocios en Veracruz, Moisés Manzur, en la elegante calle de Campos Elíseos en esa misma zona. A las 6:30 de la mañana del 12 de octubre llegó a Televisa donde comenzó la entrevista con Loret media hora después. Salió rumbo a Toluca, donde tomó un avión para Xalapa y preparar la licencia. “Estaba muy contento”, recuerda una persona que lo vio. “Estaba muy tranquilo y relajado. Dos días después estaba jugando golf en la casa que rentaba en el Club de Golf de Xalapa cuando al mediodía llegaron sus abogados”. El principal, Guillermo Barradas, formado en el despacho de los panistas Fernando Gómez Mont y Julio Esponda, le dijo que su situación judicial era grave y que la PGR gestionaba una orden de aprehensión en su contra.

Duarte decidió desaparecer del ojo público. Se escondió en la cajuela del automóvil de una prima de su esposa, Karime Macías, para escabullirse hasta el aeropuerto de Xalapa. De acuerdo con las investigaciones, voló en el helicóptero de la Fiscalía de Veracruz a Coatzacoalcos el mismo 14 de octubre. Cuatro días después, Yunes denunció que se había escapado en un helicóptero del Gobierno, que negó el Gobernador interino Flavino Ríos. Las autoridades, sin embargo, interrogaron a los pilotos del helicóptero, quienes les confirmaron que habían transportado a Duarte.

“Después de la plática con el Presidente, estaba seguro de que no le iban a hacer nada”, dijo una de las personas que hablaban con él. Inclusive, en vísperas de hablar con Osorio Chong, Duarte estuvo en el rancho El Faunito en Fortín de las Flores junto con su arquitecto, para revisar las cascadas que había pedido construyeran en la instalación. El rancho fue asegurado por la PGR el 22 de octubre, y cuando llegaron junto con la Marina, observaron que nada se había movido. Estaban colgados los cuadros, todo en su lugar sin alteración, incluidas las decenas de botellas en la cava con vinos de 100 mil pesos. Peña Nieto le había volteado la espalda.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 01 DE NOVIEMBRE 2016)

CÓMO CAYÓ DUARTE (I)

Lo que le sucedió a Javier Duarte es una hecatombe para él, quien aún después de solicitar licencia como gobernador de Veracruz, pensaba que el presidente Enrique Peña Nieto lo protegía. La cronología de los meses de la crisis de Duarte es un caso de estudio impecable de la forma como el presidente Enrique Peña Nieto ha gobernado. Revela su decisión original de respaldar a Duarte, que migró a buscar la entrega pacífica de la Gubernatura a Miguel Ángel Yunes y que chivos expiatorios pagaran por la corrupción, a buscar respaldo en la Conago para las acciones legales contra el Mandatario, para que finalmente, mediante engaños, lo empujaran a solicitar licencia y perseguirlo. En poco más de un año, la ruta crítica de la caída de Duarte, por cuanto a la toma de decisiones, fue esquizofrénica.

Desde otoño del año pasado, el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, tenía la información sobre el hoyo financiero en Veracruz. Uno de sus colaboradores lo parafraseaba: “Los estados no quiebran, pero Veracruz es la excepción; está quebrado”. El secretario había expuesto en Los Pinos que había evidencias de que Duarte había desviado recursos públicos. En esa misma línea, el exlíder del PRI, Manlio Fabio Beltrones, pidió al Presidente varias veces que le ofreciera un cargo en el Gobierno para sacarlo de Veracruz. Peña Nieto no escuchó a Videgaray y rechazó las peticiones de Beltrones, quien decía que su permanencia provocaría la derrota del PRI en las elecciones para gobernador el 5 de junio.

Peña Nieto, de acuerdo con la reconstrucción cronológica de la caída de Duarte, rechazó hacerlo, pero al mismo tiempo, no lo recibía. Públicamente, Duarte se mostraba seguro y confiado. Sobrado, inclusive, donde difícilmente permitía que sus interlocutores terminaran sus diagnósticos sobre la pendiente por la cual estaba cayendo. Pero en privado, Duarte estaba congelado por Peña Nieto. Inclusive una vez fue sin cita a Los Pinos y esperó cinco horas en vano que lo recibiera. A la salida fue a ahogar sus penas y empezó a mencionar en público que no podían tratarlo de esa manera después de haber apoyado a su campaña presidencial en 2012 unos 2 mil 500 millones de pesos. El Gobernador pensaba que quien le generaba un mal ambiente en Los Pinos era Videgaray, quien durante los dos últimos años que estuvo al frente de Hacienda, no lo recibió él ni ningún subsecretario para hablar sobre temas presupuestales o recursos.

Duarte, enfrentado con Videgaray, se recargó en el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien trabajó con él en contra de la candidatura a gobernador del priista Héctor Yunes. En varias regiones del norte del estado, legisladores priistas leales a Osorio Chong trabajaron por el panista Yunes, mientras que Duarte habló dos veces con el jefe de Morena, Andrés Manuel López Obrador, para ofrecerle todo su apoyo al candidato de su partido en Veracruz, Cuitláhuac García. Morena no ganó la elección para gobernador, pero tuvo un enorme avance en el estado, particularmente en Coatzacoalcos, uno de los refugios de Duarte cuando comenzó su escape tras saber que la PGR lo estaba buscando. Veracruz fue uno de los estados donde la lectura subliminal del proceso fue la confrontación de Osorio Chong con Videgaray y Beltrones.

El escándalo mediático contra Duarte crecía. Dos semanas antes de la elección, una investigación del portal Animal Político con el apoyo de la ONG financiada por el sector privado, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, reveló que el Gobierno de Veracruz había desaparecido casi 700 millones de pesos a través de empresas fantasma. Para entonces, Videgaray había ordenado al jefe del SAT, Aristóteles Núñez, una investigación, y armó un expediente donde cuando menos 50 empresas en forma directa, y 230 en forma indirecta, estaban involucradas en la presunta red de corrupción de Duarte. Informado Duarte de esta investigación, presentó ante la Presidencia documentación que, alegaban sus representantes, probaban su inocencia. Duarte pidió además una cita con el Presidente que le negaron. Cuando la volvió a pedir, se la programaron pero la cambiaron. Le dijeron que la volverían a dársela, pero no le confirmaron fecha.

Peña Nieto había hablado con políticos cercanos confiables para él y a Duarte para transmitirle el mensaje que bajara su perfil. El 6 de junio, la mañana después de que el PRI perdió la elección para gobernador en Veracruz, Duarte se desconectó del mundo: apagó su BlackBerry y ya no volvió a contestar mensajes en forma directa. “Sólo me hablan para darme el pésame”, se quejó con cercanos. El Presidente autorizó que Hacienda, el SAT y la PGR trabajaran intensamente para documentar lo que Videgaray había dicho desde un año antes, los desvíos de recursos públicos para enriquecimiento del gobernador y sus socios, a fin de que se revisaran los resultados a finales de junio y tomara una decisión sobre Duarte.

Un mes después de la elección, el nuevo líder del PRI, Enrique Ochoa, comenzó a hablar de la corrupción en su partido como uno de los factores que fueron determinantes en las derrotas, lo que parecía ser el principio del fin del gobernador. Otra vez equivocados. Peña Nieto recibió finalmente al gobernador, y según confió Duarte a sus cercanos, le dijo que no se preocupara porque todo era un problema de medios y que las olas de críticas en la prensa se diluirían y todo acabaría. Duarte regresó feliz a Veracruz.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 31 DE OCTUBRE  2016)

LA TRAICIÓN A DUARTE

La caída de Javier Duarte es como cuando un barco se está hundiendo. Primero saltan las ratas y después sálvese quien pueda. A Duarte, que soñaba con terminar su gobierno en Veracruz e irse a vivir a su casa, la vida le ha hecho una jugarreta. Las dos personas que lo deslumbraron cuando le enseñaron un mundo de opulencia, y a quienes les delegó el poder para hacer negocios que los beneficiaran, lo han traicionado. Sus socios Jaime Porras y Moisés Manzur decidieron cantar para evadir la cárcel, pero su arrepentimiento forzado no les compra aún la inmunidad. La historia de la debacle de Duarte es producto de deslealtades, pero, sobre todo, de su propia decisión y ambición.

Porras heredó un negocio de distribuidoras de automóviles que su padre tenía en sociedad la familia Chedraui, y es quien abrió el ostión de la corrupción en ese Gobierno, y el que aportó los primeros datos incriminatorios al gobernador electo Miguel Ángel Yunes. A través de los Chedraui tuvieron cuando menos un encuentro, según personas que están reconstruyendo el prólogo de esta debacle, tras la elección. La relación de Yunes con los Chedraui es vieja.

El padre de quienes hoy manejan el imperio económico del sur comenzó a proporcionar todos los alimentos que requería el gobierno de Patricio Chirinos en los 90, cuyo secretario general de Gobierno era Miguel Ángel Yunes. Los convenios firmados en ese Gobierno continuaron durante las administraciones de Miguel Alemán, Fidel Herrera y Duarte, a quien apoyaron durante su campaña para gobernador. Los Chedraui, en paralelo, mantuvieron su relación con Yunes cuando fue director del ISSSTE en el gobierno de Felipe Calderón, mediante un programa de préstamos a los trabajadores de la paraestatal y servicios de outsourcing. La relación de los Chedraui con Duarte, a quien apoyaron en su campaña, se deterioró por la falta de pago del contrato a Yunes. Al ganar, dijeron las fuentes consultadas, le pidieron recibir a Porras, a quien ya tenía en la mira, como consideración por ser su socio.

Porras empezó a contarle sobre las propiedades y puso a Yunes en la pista firme para envolver a Manzur y a sus asociados. Uno de ellos fue Juan José Janeiro Rodríguez, uno de los testaferros en la compra de inmuebles. Según allegados a Manzur, además de aportar mayor información, Janeiro Rodríguez fue quien lo buscó fuera de México, para hablar sobre el creciente conflicto en el que estaban involucrados. Manzur acudió a la cita con Janeiro Rodríguez y cuando entró a donde habían quedado, añadieron, estaba Yunes. Manzur le confió a sus cercanos que Yunes le dijo que sabía todo y le comenzó a preguntar. Esa conversación fue videograbada y terminó siendo difundida en el programa Despierta de Carlos Loret el 17 de octubre. Manzur mencionó a Porras como prestanombres, deslindándose de él, aunque en realidad fueron ellos dos quienes le abrieron la puerta, los ojos y la ambición a Duarte y a su esposa a un mundo de opulencia que desconocían. De acuerdo con los cercanos a Manzur, el hasta entonces incondicional de Duarte comenzó a dar información a Yunes, que se interrumpió, dijeron, cuando se asustó en el momento en que le dijo que le endosara su rancho en Valle de Bravo, Las Mesas, con un valor estimado de 200 millones de pesos, que la prensa señala como propiedad de Duarte. Según los allegados a Manzur, Yunes le dijo que necesitaba esos documentos para poder mostrar a los veracruzanos que estaba comenzando a recuperar lo que Duarte se había robado.

De acuerdo con personas que conocen del caso, el video fue proporcionado al programa Despierta por Yunes con una amplia edición de su contenido, como un acto de control de daños porque se había enterado gracias a que Duarte bufoneó ante sus cercanos que le daría una entrevista a Loret en la cual le entregaría un voluminoso paquete con pruebas de corrupción del gobernador electo, entre lo que se encontraban cheques y facturas del ISSSTE de los tiempos cuando lo dirigió. Este paquete de documentos apoyaría las denuncias previas de Duarte contra Yunes de enriquecimiento inexplicable, que sustentó en medios con la difusión de fotografías de casas en Veracruz.

Previamente, hizo llegar a la cadena hispana de televisión en Estados Unidos Univisión el fragmento de un audio en el que Yunes habla con su hijo sobre la compra de un edificio en Nueva York por 58 millones de dólares, que nunca se concretó.

Duarte ya no pudo entregar esa documentación a Loret, ni se sabe en dónde quedó o quién pudiera tener copias de todo ese expediente. Ni siquiera tuvo la gracia de sus viejos socios para dar ese último golpe. Al contrario, se le revirtió. Quienes se lo dieron fueron quienes son señalados por el entorno de Duarte y las autoridades como los que más lucraron en su gobierno.

Porras y Manzur, quienes más lo encapsularon y más información entregaron para no ir a la cárcel, se encuentran en el extranjero; Duarte, sugirieron personas que saben del caso, está escondido en un rancho en la zona metropolitana de la Ciudad de México, en espera de que llegue su momento de pisar la cárcel.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 28 DE OCTUBRE  2016)

CÓMO DEFINIR ‘JODER’

Ni Vicente Fox, el presidente más folclórico, coloquial y desparpajado que hemos tenido los mexicanos, llegó jamás a proyectar su frustración, hartazgo y quizás hasta agotamiento político y cansancio físico de una manera tan plástica como Enrique Peña Nieto este martes, en un seminario organizado por Interacciones, El Financiero y Bloomberg. “Un presidente no creo que se levante, ni creo que se haya levantado pensando, y perdón que lo diga, cómo joder a México”.

Para un político mexiquense, formado en la escuela política de mayor ritual y formas que hay en el país, la utilización de la palabra malsonante “joder” es tan insólito –tanto que la mayoría de los periódicos de la Ciudad de México le dieron su titular principal– como extraño. La jerarquización en los medios es correcta desde el punto de vista que habla del carácter de Peña Nieto. La pregunta es si el Presidente entiende las implicaciones de lo que dijo, o qué es lo que quiere que los mexicanos entendamos que dijo.

No es un juego de palabras. “Joder” tiene varios significados en el diccionario de la Real Academia Española, donde dos de sus acepciones se encuentran en el contexto de las improvisadas palabras del Presidente al terminar una sesión de preguntas y respuestas. Dícese de molestar o fastidiar a alguien, o de destrozar, arruinar o echar a perder algo. Uno, entonces, puede pensar que lo que Peña Nieto quiso decir es que ni él, ni nadie de sus antecesores se levanta todas las mañanas pensando de qué manera le fastidia la vida al prójimo o, en el caso particular de un presidente, cómo arruinar el futuro de una sociedad. Una vez más, la palabra en sí misma fue desafortunada. Juega perfectamente en contra de su llamado a la acción, “Mover a México”, que motivó que los memes, esa nueva forma ingeniosa y salvaje de comunicación política, tradujeran rápidamente el logo de su llamado motivacional en “Joder a México”.

“Joder a México” no es de su autoría intelectual. Así se llama un documental elaborado por el canal 6 de Julio, que hace la propaganda de Andrés Manuel López Obrador, que colocó su tráiler en las redes sociales hace 8 meses –el 28 de febrero pasado–, y que no tuvo tanta difusión como este fin de semana, cuando volvió a tener una vida activa en Facebook. Cuál fue el detonador del presidente Peña Nieto para que utilizara tan desacertada palabra sólo él lo sabe. Pero no es por qué lo dijo, sino qué existe en su estructura mental para haber llegado a este punto después de una evolución negativa de la forma como percibe que la opinión pública lo trata. Primero fue una crítica reiterada a los medios de comunicación de que sólo se asoman a lo negativo de su gestión y, como se le escapó alguna vez con el micrófono abierto el año pasado, no lo aplauden. Esa inconformidad se tradujo en una exitosa propaganda con motivo del cuatro informe de Gobierno, sustentada en la frase “lo bueno no se cuenta, pero cuenta mucho”, para narrar las  historias de éxito que soslaya la prensa.

La frustración del Presidente está en que no le reconoce la opinión pública lo que ha hecho. Entre ello, como dijo en el seminario, el que sea el primero en reconocer los aciertos y logros, así como las fallas y sus errores. Quizás en su dislexia política es donde está el origen del desencuentro. ¿Cómo entender que su motivación central no es “joder” a los mexicanos cuando horas después de afirmarlo designó al senador Raúl Cervantes como nuevo procurador general? Cervantes, un gran abogado constitucionalista, no sabe nada de Derecho penal, que no es más grave que nombrar para la procuración y administración de la justicia a quien se ha visto involucrado en demandas de diversos tipos, una de ellas fundamental: de violencia intrafamiliar, aireado públicamente por su exesposa, la empresaria Angélica Fuentes. En esta misma línea de acción también se encuentra el nombramiento de su compadre, Luis Enrique Miranda, como secretario de Desarrollo Social, entre cuyos antecedentes como secretario de Gobierno en el Estado de México figura lograr la gobernabilidad mediante la compra de opositores, como lo hizo con los líderes de la Coordinadora Magisterial durante 3 años en el Gobierno federal, en una rebelión inconclusa todavía en contra de la reforma educativa.

El escándalo de la “casa blanca”, difundido en noviembre de 2014, fue reconocido como un error por el Presidente casi un año y 7 meses después. Niega que fue un error la visita de Donald Trump a México, que produjo una condena nacional y un conflicto con los demócratas en Estados Unidos, y motivó la renuncia del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y que con esas consecuencias, lo volvería a hacer. Hace tiempo se dice incomprendido porque el crimen de los normalistas de Ayotzinapa no se ubica en el plano municipal o estatal, pero no admite que al invitar a los familiares de las víctimas a Los Pinos, y firmar un documento exigido por ellos, llevó el caso al ámbito federal.

Peña Nieto, puede uno argumentar, no se levanta pesando cómo “joder” a México, pero sería bueno saber cómo define esa palabra porque, hasta ahora, la forma como ha tomado decisiones sí ha “jodido” a México y a él mismo, en un suicidio político que seguramente no ha sido su intención cometerlo. “¡Joder!”, como dicen los españoles, ¡explíquenos qué quiere decir, señor Presidente!


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 27 DE OCTUBRE 2016)

2018: EL CUARTO POLO

Desde mediados de 2014 Dante Delgado, fundador y jefe político de Movimiento Ciudadano, tenía una obsesión: crear un polo progresista, donde las fuerzas de la izquierda construyan un proyecto conjunto que triunfara en las elecciones presidenciales de 2018. Pocos le prestaban atención, inclusive después de que un año después el diagnóstico que había elaborado Delgado, se ajustara a la realidad.

Un año antes de las elecciones federales de 2015, también anticipó que los partidos en el polo progresista, el PRD, PT, Movimiento Ciudadano y Morena, lograría entre 50 y 60 diputados; obtuvieron 58. Adelantó que su partido ganaría en Jalisco y tendría avance en el norte. Con Enrique Alfaro en la presidencia municipal de Guadalajara, el partido arrasó en Jalisco mientras que al tener como candidato al Gobierno de Nuevo León al expanista Fernando Elizondo, obtuvo 5% del voto en un estado donde no existía. Veía ese año como fundamental para ver en dónde estaban parados realmente los partidos de izquierda.

“Es mejor que 2015 ponga todo en orden para todas las fuerzas del polo progresista, para permitir una ubicación correcta y apropiada de cómo debe construirse un proyecto que logre alcanzar la victoria en 2018”, dijo en aquél entonces. Las elecciones de 2015 le dieron su justa dimensión a los partidos: 28 diputaciones del PRD, 14 de Morena, 10 de Movimiento Ciudadano y 6 del PT. De los cuatro, sólo el PRD retrocedió al perder 32 diputaciones alcanzadas en 2012. Los resultados comenzaron a mover su estrategia, como había anticipado.

Ya había visto la caída del PRD ante el control de la corriente Nueva Izquierda, cuyo jefe político es Jesús Ortega y el líder del partido era Jesús Zambrano. “¿Otra ves los Chuchos quedándose con todo sin hacer nada?”, se preguntó Delgado. “No creo. Ya el PAN y el PRD transitan muchos juntos en materia electoral. Les gusta a ambos hacer elecciones juntos”. Una vez más, tenía razón. En las elecciones para gobernadores el 5 de junio, si bien el PRD se alzó con varias victorias en alianza con el PAN, fue este partido el que capitalizó las victorias mientras su coaligado se desdibujó.

El polo progresista evolucionó en la mente de Delgado, quien lo rebautizó como el cuarto polo. Bajo esta nueva concepción, ya no planteó la unión de los partidos de izquierda –su relación política con Andrés Manuel López Obrador es inexistente–, sino una cuarta fuerza electoral en las elecciones de 2018. Hoy sólo reconoce como partidos con posibilidades reales de competencia al PRI, el PAN y Morena, descartando al PRD, al que sí ve, sin embargo, como parte de una coalición que con la persona idónea, podría ser factor decisivo en la elección.

Delgado está viendo el 2018 a nivel local y nacional. Junto con Alfaro se ha reunido con el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, que coquetea con Movimiento Ciudadano para armar una coalición para luchar por la Presidencia, que incluya al PRD y al PT, con lo que en las condiciones actuales, podría alcanzar alrededor del 18% del voto, siempre y cuando no haya una diáspora de militantes del PRD hacia Morena.

La opción de Mancera fue la primera a la que se aproximaron Delgado y Alfaro, pero no la única en su horizonte. En las últimas semanas han estado en pláticas con Margarita Zavala y su esposo, el expresidente Felipe Calderón. Zavala espera que el PAN la nomine a la Presidencia, pero la lucha interna va a ser difícil frente a un líder nacional, Ricardo Anaya, que está construyendo las alianzas dentro del partido –con presupuestos y candidaturas– para que respalden su potencial candidatura, y ante el Gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, que está armando un trabuco panista con amplia experiencia electoral para hacerse el próximo año de la candidatura.

La opción de Movimiento Ciudadano es una alternativa real para Zavala, que se encuentra en el segundo paquete de los principales contenientes por la Presidencia en 2018, detrás de López Obrador, pero compitiendo en ocasiones contra él y cada vez alejándose de los dos únicos priistas considerados con posibilidades de competir, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el Gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila. Delgado y Alfaro no han hablado con Mancera de la opción Zavala, y siguen cultivándolo en espera de que tome decisiones.

Mancera quiere ser candidato, pero no camina como quisiera el PRD para hacerse de la candidatura, lo que tiene desconcertados y molestos a los perredistas, que quisieran que se definiera, a partir de convertirse en militante del PRD. Mancera no quiere perder su carácter de ciudadano, pero tampoco permite que el PRD empiece, con su aparente indecisión, construya la candidatura del gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, quien en este momento sería el único –con sus grandes desventajas– de disputarle la candidatura. La indefinición aparente de Mancera, que implica retrasos en la planeación estratégica, ha llevado a Delgado y Alfaro a explorar la vía de Zavala.

El cuarto polo no está concebido para quedarse con la Presidencia, pero sí para alcanzar una bancada poderosa en las cámaras. Si de ahí crece Movimiento Ciudadano para ir por Los Pinos en 2024, se verá con el tiempo. El objetivo de Delgado está en el Legislativo. Lo que no se sabe es si en su venta electoral ha compartido con Zavala y Mancera sus verdaderas intenciones.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 26 DE OCTUBRE 2016)

AT&T, CONTRA SLIM Y AZCÁRRAGA

El fin de semana se dio a conocer el acuerdo de compra entre el gigante de las telecomunicaciones AT&T, y el gigante de la información y el entretenimiento, Time Warner. El precio de compra se fijó en 107.50 dólares por cada acción, que significa un 20% más del valor de las acciones de Time Warner en Wall Street al cierre de la bolsa el viernes. ¿Por qué ese sobreprecio para las acciones? La respuesta es simple: la transacción representa la forma como los teléfonos móviles han cambiado la vida de las personas, patrones de conducta, de informarse y entretenerse. AT&T está viendo el presente y su supremacía futura. El acuerdo levantó críticas inmediatas y temores en el mundo al crearse, de aprobar el Gobierno de Estados Unidos la transacción, lo que muchos piensan es un monopolio, de telecomunicaciones, de información y entretenimiento.

Las compañías cargadas de historia, quieren reescribir la historia misma. AT&T fue creada por Alexander Graham Bell en 1879 y por décadas una campana –lo que significa en español Bell- fue el emblema de un poderío desmembrado cuando en 1982 se rompió su monopolio y se crearon siete compañías regionales que se repartieron los servicios. AT&T, la décima compañía en Estados Unidos, según la lista de las 500 corporaciones de Fortune, tiene 35 millones de clientes en Estados Unidos y el mundo y es dueña de Iusacell y Nextel, que le dieron a casi la mitad de su clientela extranjera. En México compite no sólo contra Telmex y Telcel de Carlos Slim, sino potencialmente contra Televisa de Emilio Azcárraga, al haber adquirido el año pasado DirectTV, que en dos años regresará al mercado mexicano para competir con Sky.

Time Warner es la suma de dos biografías exitosas en la industria del entretenimiento y la comunicación. Time fue fundada en 1923 por Henry Luce y Briton Hadden, para convertirse durante la segunda parte del siglo pasado en una de las revistas más influyentes del mundo, y propietaria de títulos como People, Fortune, DC Comics y Sports Illustrated. Warner surgió en 1923, cuando los hermanos Albert, Harry, Jack y Sam crearon los estudios de cine Warner Brothers. Al fusionarse en 1989, se convirtió en el tercer conglomerado de comunicaciones y entretenimiento en el mundo, con marcas tan notables como CNN, HBO, y Turner. Sólo el sistema CNN tiene un alcance de 315 millones de casas en el mundo y 96 millones en Estados Unidos, al estar accesible a un mercado de 2 mil millones de personas en 200 países.

La fusión de estos dos gigantes depende de los reguladores estadunidenses que definirán si un conglomerado que controla el contenido y su distribución tiene la capacidad para decidir qué transmitir, cómo hacerlo y a qué precio. El análisis tiene que enfocarse no en los generadores de contenido, sino como dijo hace más de un año el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos, Tom Wheeler, en la banda ancha. “La industria ha cambiado y vemos evidencia concreta de la nueva competencia y los modelos de negocios que hacen posible el acceso a internet de alta velocidad”, dijo. Varias plataformas de contenidos o facilitadores de ellos utilizan internet, como Apple TV, Dish, HBO Now, Netflix, Hulu o Amazon entre muchos ejemplos del cambio de la industria. Roku, otra revolución, permite ver en tiempo real, a través de internet, cientos de canales de todo el mundo. La Liga Nacional de Futbol americano, en otra revolución, está transmitiendo sus juegos en tiempo real a través de Twitter. Los recientes debates presidenciales en Estados Unidos se pudieron ver por medio de Facebook, y varios segmentos de los noticieros de Televisa y Efekto TV, están manejando contenidos entre los comerciales de sus informativos para esa red.

“Este cambio tiene implicaciones para la industria en general”, agregó Wheeler. “Nuestro desafío será vencer la tentación de usar la posición predominante en la banda ancha para proteger el negocio tradicional de cable”. De aprobarse la compra de Time Warner, AT&T tendrá acceso inmediato a franquicias como Harry Potter y Batman, a series como Game of Thrones, y ofrecer canales de noticias. El presidente de AT&T, Randall Stephenson, dijo que si bien es cierto que el contenido de calidad siempre va a ganar, a la gran pantalla –el cine–, y a la de la televisión, se le suma ahora la de los móviles. “Cuando combinamos el contenido de Time Warner con nuestra escala y distribución –añadió–, vamos a tener algo realmente especial”.

“Es la revolución de nuestros dos negocios”, dijo a la prensa el presidente de Time Warner, Jeff Bewkes. “Ya sea películas, series de televisión o un show original, queremos que nuestras audiencias tengan acceso a ellas donde quiera que estén y cuando lo quieran. AT&T nos da un tremendo acceso a ello”. La escala de los dos gigantes tendrá en México, el principal mercado internacional de AT&T, un importante campo de batalla. Televisa es la principal empresa de la segunda división de los conglomerados de información y entretenimiento, pero la distribución de sus contenidos por internet está limitada. Las empresas de Slim, poderosa en telecomunicaciones, no logran calidad en sus contenidos. Este debe ser el camino, los contenidos de calidad que tanto ambiciona AT&T. Sin ellos el negocio de Slim y Azcárraga irá en lento declive, incluso sin que se concrete la compra de Time Warner y el futuro no se vea tan nublado.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 25 DE OCTUBRE 2016)

EL BESO DE TRUMP

Las humillaciones, el desprecio, las críticas y los insultos en su contra debieron haberle revoloteado en su cabeza al presidente Enrique Peña Nieto, si  –como uno supondría en el inquilino de Los Pinos–, vio el tercer debate presidencial en Estados Unidos, donde el candidato republicano, Donald Trump habló de él como un hombre decente con quien, de llegar a la Casa Blanca, podría trabajar muy bien. ¿Cómo? Levantando un muro en la frontera y modificando el Tratado de Libre Comercio, dijo, subrayando el colaboracionismo que esperaba del mexiquense, quien creyó que invitándolo a México reinventaría su discurso. Peña Nieto quedó atrapado el miércoles en el ping-pong electoral de una nación que, está muy claro, no entiende.

Peña Nieto defendió hasta la ignominia la visita como la necesidad para explicarle en persona la importancia de la relación bilateral y el daño que hacían a la economía mexicana sus comentarios.

La realidad es que su trato con Trump fue pusilánime y no se atrevió a cuestionarlo por su lenguaje agresivo contra los mexicanos. Increíblemente, Peña Nieto no tuvo conciencia del error cometido hasta que en China unos días después, en la reunión de líderes del G-20, se encontró con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

El peor momento en la vida pública de Peña Nieto, por el daño contra su persona y todo un país, había pasado desa-percibido por el Presidente hasta que en Hangzhou, la sede de la cumbre, dos días después, vio a Obama.

La oficina de prensa de Los Pinos difundió la fotografía en donde se están saludando con el propósito de minimizar en México la catástrofe política y mostrar que la relación no se había dañado. La verdad era distinta. Peña Nieto se le acercó a Obama y le pidió unos minutos para hablar a solas, dijo una persona que conoce los detalles. Obama le respondió que después, no en ese momento, y se volteó a saludar a otros líderes.

Peña Nieto pudo conversar finalmente con Obama gracias a que Xi Jinping, el Presidente chino y anfitrión de la cumbre, dispuso que se sentaran juntos en la cena. Qué pudo explicarle Peña Nieto a Obama es algo que sólo ellos saben, pero en otro salón, la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, se cruzó con Susan Rice, la consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, a quien le escuchó reclamos que nunca, ni en el peor escenario, se habían imaginado en el Gabinete peñista que iban a escuchar.

Cometieron una locura, le dijo Rice a Ruiz Massieu, según personas que conocen la pesadilla mexicana en Hangzhou. Todos en Washington –republicanos y demócratas–, están muy molestos con ustedes, continuó Rice, y no sólo ahí, sino en el mundo.

La airada queja de quien todas las mañanas actualiza a Obama sobre qué sucedió en el mundo mientras dormía y cuáles son los riesgos inmediatos, fue más allá. Rice le dijo a Ruiz Massieu que también se habían colocado en el centro de la crítica del mundo, donde había una enorme preocupación ante la posibilidad de que Trump llegara a la Presidencia. Se tiene que ir, le dijo ominosamente, a quien le haya aconsejado a Peña Nieto invitarlo.

En este espacio se reveló desde el primer momento que el autor intelectual de la visita fue el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

Pero no fue en agosto, como originalmente se apuntó, sino desde la primavera, cuando un inversionista amigo de Trump con intereses en México le sugirió que sería importante que hablara con Peña Nieto porque había afirmaciones que decía que no eran ciertas. Por tanto, la tesis de que había que explicarle a Trump la importancia de la relación, no nació en México, sino en Nueva York. El inversionista, que conocía bien a Videgaray, sugirió que comenzaran a platicar con él para ir armando un encuentro.

Videgaray lo consultó con Peña Nieto, quien le autorizó concretar la visita. En uno de sus viajes a Nueva York –no se tiene la fecha– Videgaray habló en un hotel con Ivanka Trump, la hija del candidato, y Jed Kushner, su esposo.

No fue una idea de Peña Nieto establecer contacto con Trump y la demócrata Hillary Clinton, sino que se trabajó para construir únicamente el viaje del republicano y, una vez acordado, se enviaron cartas a cada uno días antes de la visita para guardar las formas.

La canciller Ruiz Massieu estuvo al margen de todo este proceso de negociación y cuando se enteró, lo único que faltaba era establecer la fecha de la visita. Tampoco se informó al Departamento de Estado, ni a la campaña de Clinton. Tras la visita, el enlace en México con la campaña, la embajadora Roberta Jacobson, se cerró. En el vuelo de regreso de China, como se reportó en este espacio, Peña Nieto confió a sus cercanos: “Creo que sí la cagamos”. Videgaray se tenía que ir.

Para controlar los daños, Ruiz Massieu encargó al embajador en la Casa Blanca, Carlos Sada, y al subsecretario de Asuntos Multilaterales, Miguel Ruiz Cabañas, buscar una cita con Clinton en el marco de la Asamblea General de la ONU, pero quien querían como conducto, el expresidente Bill Clinton, los evadió.

El costo estaba claro y continúa regresando a Peña Nieto, como este miércoles en Las Vegas, cuando Clinton y Trump volvieron a mostrar el tamaño del error cometido.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 24 DE OCTUBRE  2016)

DETRÁS DE DUARTE, LA CORRUPCIÓN

La aparición de un video de Moisés Mansur en el programa Despierta este lunes, donde menciona a todos los presuntos prestanombres del Gobernador de Veracruz con licencia, preparó el terreno para la orden de aprehensión contra Javier Duarte a petición del SAT. Los señalamientos de Mansur fueron videograbados en Vancouver, la ciudad canadiense que ha sido santuario de algunos prófugos de la justicia, como el líder minero, Napoleón Gómez Urrutia, por personas que no han sido identificadas. Mansur, hasta ahora no es acusado de nada, y la pregunta es sobre si las condiciones en las que se hizo el video llevan consigo una negociación con el gobierno de inmunidad o si busca desviar el foco de responsabilidades lejos de Duarte. Esto se debe saber en poco tiempo.

Mansur es un viejo amigo de Duarte, a quien conoció cuando compartió salón de clases en la Universidad Iberoamericana junto con quien sería la esposa del gobernador defenestrado, Karime Macías. Vivieron juntos en un departamento cerca de la universidad y crecieron como íntimos, socios y cómplices. Si hay alguien que conoce con detalle todo lo que públicamente se sospecha de Duarte, ese es Mansur, mexicano de ascendencia brasileña, quien en la Administración del Gobernador con licencia fue el responsable de la asignación de obra pública.

En la gestión de Duarte, su esposa Karime Macías Tubilla era la fuerza política del Gobernador, pero Mansur, el operador financiero. No tenía cargo público, pero según empresarios veracruzanos, si alguien quería hacer obra en el estado, tenía que pasar por él. “Designaba a quién se le daba la obra y decidía en qué términos”, dijo una persona que conocía el modus operandi. Los empresarios se han quejado hace tiempo que les cobraban comisiones, que comenzaron con 10% del total de la obra asignada, que subió después a 15% y terminó, en algunos casos, en 30 por ciento. Varios secretarios de Finanzas de Duarte renunciaron por lo imposible que era conciliar su trabajo con un poder en las sombras, y varios de ellos fueron llamados a declarar por la PGR en la indagatoria contra el Gobernador con licencia.

Pero bajo cualquier considerando, Mansur era la puerta a la red de familiares y funcionarios que utilizaron el erario presuntamente en su propio beneficio. El entramado de la presunta corrupción fue construido durante años por Duarte, Mansur y, detrás de ellos, Karime, cuya puerta tenía que tocarse siempre que se quería asegurar que las cosas salieran como se deseaba. La esposa de Duarte tenía gran influencia sobre el Gobernador y fue ella, por ejemplo, quien llevó a Rubén Aguilar, el exvocero del presidente Vicente Fox, a asesorarlo en imagen y comunicación, e incorporó a su primo, Jorge Fernando Ramírez Tubilla, como subsecretario de Ingresos, desde donde llenó de auditorías a empresarios al inicio de la Administración aparentemente para sensibilizarlos del trato que tendrían con el nuevo Gobierno. Cómo se estableció la correlación persecución-presión-negociación no se ha podido documentar todavía.

Pero no fue lo único. A través de la Secretaría de Educación Veracruzana, Eugenio Duarte, hermano del Gobernador caído, surtía todas las despensas el sistema educativo, donde la Auditoría Superior de la Federación detectó el mayor desvío de recursos federales no acreditado en su uso. Otro hermano, Cecil, quien tiene más de 300 taxis en Veracruz, presuntamente manejaba las empresas fantasma por donde comenzó la caída de Duarte. Uno más, Daniel, que vive en España y trabaja en una gasera, es el eslabón por el que están buscando cuentas bancarias y propiedades de Duarte, Mansur y el multimillonario de Córdoba, Jaime Porres, en aquella nación. Esas propiedades, como decenas más, han sido denunciadas, aún sin pruebas contundentes, por el gobernador electo Miguel Ángel Yunes.

Las revelaciones de Mansur en la declaración videograbada esconden muchas de las realidades que se vivieron en Veracruz, y hace señalamientos a terceras personas sin aceptar responsabilidad de las imputaciones contra el Gobernador con licencia. Afirma, por ejemplo, que no es prestanombres de Duarte, aunque no está claro hasta qué punto eran socios y cómplices o era uno de ellos. Una de estas zonas grises es el departamento sobre Campos Elíseos que utilizaba Duarte cuando pernoctaba en la ciudad de México, que no aparece entre sus propiedades porque está a nombre de Mansur. Como este caso hay varios donde no es posible determinar, con la información disponible hasta ahora, si existió corrupción.

Uno de los más controvertidos fue el descubrimiento en 2012 de maletas con 25 millones de pesos encontradas a dos funcionarios veracruzanos, que se dijo eran para pagar festividades en el estado, pero que en realidad, de acuerdo con la información disponible, eran para Porres. Otro, no público, es el de una empresa de aviones registrada en Toluca, donde presuntamente están involucrados Duarte, Mansur y Porres, además de un exgobernador cercano a Los Pinos y a la Secretaría de Gobernación, que era uno de sus asesores políticos en Xalapa.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 21 DE OCTUBRE  2016)

2018: LA SORPRESA DE OCTUBRE

Falta un año aproximadamente para que se defina la sucesión presidencial y cada semana crece la incógnita sobre quién aparecerá en la boleta electoral por el PRI. En el pasado, para estas fechas el Presidente priista ya tenía claros sus perfiles, y los dejaba correr unos meses antes de tomar la decisión final. En esta sucesión, Enrique Peña Nieto no ha decidido por nadie, según uno de los precandidatos mencionados en la prensa, aunque puede estar escondiendo su selección. Así lo hizo en el Estado de México, cuando escogió a Eruviel Ávila en el último momento. ¿Así será en octubre de 2017?

Si su lógica sigue inamovible, eso debe estar sucediendo. Pero replicar la fórmula mexiquense en la sucesión presidencial puede ser un suicidio. En su estado contaba con una baraja amplia, y meses antes de decidir tenía dos perfiles, Luis Videgaray y Alfredo del Mazo. Al final no fue ninguno de ellos, pero hizo que los medios se enfocaran en ellos para cuidar a Ávila. Hoy, de sus cartas originales, Videgaray y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, uno está fuera de la competencia y el otro muy desgastado. A su tercera opción, el secretario de Educación, Aurelio Nuño, Osorio Chong lo aplastó tan brutalmente por su mal manejo con la disidencia magisterial, que tocó la retirada.

Las opciones de Peña Nieto se han reducido y no lo ayuda el creciente descrédito a su gestión y la rebelión dentro del PRI. En el texto previo se recordó su falta de consenso y la sistemática desaprobación a su Gobierno, que lo tenían en una disyuntiva sin caminos favorables. O negociaba una transición pactada con la oposición, o soltaba el proceso sucesorio y dejaba que el PRI lo procesara, con lo que el siguiente candidato del partido, no respondería a él. La prensa política coincide que Peña Nieto sólo tiene dos candidatos, Osorio Chong y el secretario de Hacienda, José Antonio Meade. No dan muchas posibilidades al gobernador Ávila, pese a que en los dos últimos años casi siempre estuvo por encima de Osorio Chong en las preferencias. De Meade señalan que Hacienda le dará una plataforma de conocimiento nacional y ampliará sus posibilidades, aunque olvidan que entre más conocimiento hay de una persona, mayores son sus negativos.

Meade ocupa la Secretaría más difícil en términos electorales, al ser la que quita el dinero de la gente. Con perspectivas económicas mediocres o malas para 2017, no se ve cómo puede ser un candidato ganador. Osorio Chong, por su parte, se viene cayendo en percepciones y por primera vez absorbiendo los negativos en seguridad e ingobernabilidad que sólo le pegaban a Peña Nieto. Aún no se le transfieren ampliamente las críticas por los abusos y la corrupción de los delegados federales, que dependen de él, ni se han abierto las multimillonarias adjudicaciones directas en el sistema de seguridad que están en una caja negra que despierta muchas suspicacias.

La salida de Videgaray del Gabinete, aunque internamente lo benefició, para efectos sucesorios lo perjudicó al quedar vulnerable como el único hombre fuerte de Peña Nieto, y sujeto al mayor golpeteo. La debilidad y falta de liderazgo de Peña Nieto no le ayudan. La nueva realidad en el entorno peñista ha ocasionado que dentro del Gabinete y el PRI menciona que quien podría emerger como caballo negro es el secretario de Salud, José Narro. Mucho más joven de lo que parece, es un político con oficio y probó capacidad para dialogar con el segmento de electores más beligerante, el de los jóvenes, durante sus 16 años como número uno y dos en la UNAM.

La pregunta es si tendrá la energía que requerirá para enfrentar una campaña presidencial que será salvaje por los candidatos de oposición y la nueva arena pública de las redes sociales. Si Narro no es, la sorpresa de octubre de Peña Nieto tendría que estar en dos cartas confiables para él, que están comprometidos con sus reformas en buena medida, porque las más controvertidas las redactaron ellos: Nuño y Enrique Ochoa, el presidente del PRI, quienes generacionalmente dicen más que Osorio Chong, y aunque tienen menos experiencia, también menos negativos.

El problema para Peña Nieto es cómo convencer a los liderazgos del PRI que acepten a cualquiera de los más noveles de sus cartas. El presidente Miguel de la Madrid tuvo que enviar emisarios a negociar con el líder de la CTM, Fidel Velázquez, para que no se opusiera a su candidato, Carlos Salinas de Gortari, ante la posibilidad de un quiebre en el partido. La gran diferencia entre De la Madrid y Peña Nieto es que el primero, pese a la ruptura del PRI en 1987, tenía legitimidad interna y credibilidad como interlocutor, mientras que el segundo tiene rendimientos decrecientes.

La sorpresa de octubre sería un candidato o candidata que surgiera de un proceso interno –tipo campañas primarias estadunidenses-, donde se procesaran a quienes buscan la candidatura. En la historia del PRI, sus presidentes Beatriz Paredes y Roberto Madrazo, que en términos de victorias son los que más alcanzaron, fueron resultado de un proceso interno que dio cohesión al partido. Pero para ello, Peña Nieto tendría que soltar la sucesión y dejar que las fuerzas del partido decidan. No está en su código genético, que al contrario, busca siempre el control absoluto del proceso. Está lejos en este momento que Peña Nieto considere que lo imposible para su historia, pueda resultar lo mejor posible.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 20 DE OCTUBRE  2016)

2018: UN FINAL ADELANTADO

El presidente Enrique Peña Nieto siguió regañando a los mexicanos cuando les objetó que no apreciaran las reformas, mientras el secretario de Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda, hizo lo mismo con los senadores del PRI cuando le reclamaron la desatención de los delegados federales, la permanencia de panistas y fallas en la operación de los programas. Sutil el Presidente, grosero como es su compadre el secretario, lleno de palabras altisonantes ante la carencia de recursos dialécticos. Mientras, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, reparte su tiempo entre ser el principal policía de la nación y tareas de promoción personal con obras sociales, con la mira puesta en la sucesión presidencial de 2018, aunque lo niegue públicamente. El Gobierno peñista ya no entiende que no entiende, como se dijo en este espacio desde la crisis de octubre y noviembre de 2014, sino que aunque entienda, no tiene remedio.

La falta de cuidado y prudencia de los dos operadores políticos que todavía tiene a la mano, junto con una política de comunicación social sin autocrítica que insiste en hablar de “reformas” –el error del mensaje al emplear la palabra que genera repudio mundial porque significa alterar el statu quo–, identificando en la prensa a sus enemigos, son las últimas pinceladas de un Presidente y un Gobierno que vienen en picada y que tratan de rescatar con discursos.
La percepción y la realidad chocan todos los días en un país donde su Presidente ha sido incapaz, como todo gobernante debe hacer, de administrar las expectativas. No hay intento por achicar la brecha entre las realidades y las percepciones porque parecería que la única realidad que existe es la que ve el círculo más cercano a Peña Nieto.

Las cosas en la calle, no en Los Pinos, es diferente. Expertos en opinión pública coinciden en que no hay ninguna acción que pueda hacer Peña Nieto en lo que resta de su Administración, que pueda revertir el daño que sus errores en la gestión han causado a su Presidencia, ni decisión que pueda llevarlo a terminar el sexenio con un equilibrio entre aprobación y desaprobación. Un especialista se preguntaba qué empresa o medio de comunicación será el primero que se atreva a publicar el apoyo a Peña Nieto por debajo de los 20 puntos porcentuales, como las mediciones intermedias lo ubican.

El 12 de julio pasado, cinco semanas después de la derrota del PRI en gubernaturas críticas, se escribió en este espacio sobre el escenario de entrega del poder a un candidato o candidata de oposición, que parecía vislumbrarse para Peña Nieto en la sucesión presidencial de 2018. “El líder de la nación… enfrenta retos y rebeliones más propias de fin de sexenio que de la mitad de su gestión”, se apuntó. “Quizás no se vea claramente ahora, pero conforme se acerque la campaña presidencial, este ajuste le permitirá saber a Peña Nieto si su candidato tiene posibilidades reales de ganar la elección en 2018, o mejor negocia la entrega del poder”.

En este momento, todas las encuestas de preferencia electoral para 2018 ubican al PRI, sin importar candidato, como tercera fuerza electoral, y bajando de respaldo en cada elección que enfrentan. Como partido, se recordó en julio, el PRI empezó su declive –tendencia que no ha cambiado– entre 2010 y 2011, y desde las elecciones federales de 2015, los electores lo abandonaron por millones en las urnas. El famoso voto duro del PRI se colapsó en las elecciones del 5 de junio porque en algunos estados el acarreo priista el día de la elección sirvió para abultar la votación de otros. En Veracruz 600 mil priistas movilizados votaron por candidatos de otros partidos. En Tamaulipas salieron a votar por el candidato del PAN a la Gubernatura 400 mil personas que un año antes se habían abstenido.

Al Presidente ya no le queda tiempo para revertir ese camino, donde la negación de que su gobierno y su partido están en picada, no contribuye a darle la vuelta a lo que parece el destino manifiesto del priismo. En julio se planteó como una consideración estratégica que tendría que considerar el escenario de la entrega del poder a un partido de oposición que no fuera Morena, de su archienemigo Andrés Manuel López Obrador, quien posiblemente, de ganar la Presidencia, lo perseguiría penalmente. De todos los precandidatos, López Obrador es quien no le conviene en absoluto y con quien difícilmente podría llegar a un arreglo de transición pactada.

Esto es precisamente lo que necesita Peña Nieto, en el análisis de la coyuntura actual, una transición pactada. Los datos lo refuerzan: desde octubre de 2013 su aprobación cae y oscila entre lo más alto donde sólo 4 de cada 10 respaldan su conducción, a lo más bajo que ha registrado, menos de 2 de cada 10 lo apoyan. Peña Nieto perdió hace tiempo el consenso para gobernar. Hoy no se ven condiciones para su renacimiento, que anime y fortalezca su Gobierno.

Tampoco hay milagros en la política, sino realidades. Peña Nieto puede intentar una fuga hacia delante, al prácticamente no tener nada que perder. Por lo pronto, las dos únicas alternativas son o suelta la sucesión presidencial dentro del PRI, o la pacta con la oposición. Ninguna de las dos, que significan su derrota, se encuentran en su código genético, pero precisamente es esta la realidad, la que lo obliga a pensar como nunca antes lo ha hecho.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 19 DE MOCTUBRE 2016)

MENTADAS CONTRA PEÑA

Alex Lora celebró los 48 años de vida del Tri, la banda de rock que nació llamándose Three Souls In My Mind, con una nueva canción en contra del presidente Enrique Peña Nieto. La letra, muy a la Lora, incluye esta estrofa: “Mientras más quieras alegar que no hiciste una pendejada, mas nos demuestras que eres un pendejo, de nada te sirve el poder, ya no sabes qué hacer con él, y a cada paso la estás cagando”.

Se refiere por supuesto al fiasco de la visita de Donald Trump a México, de quien hace “compadre” y del supuesto plagio de su tesis de licenciatura y los casos de corrupción. Súper. Lora cantando contra Peña Nieto y decenas de miles de descargas del video en YouTube.

La canción fue festejada al presentarse la semana pasada, y retomada por la prensa política como un registro más del repudio a Peña Nieto. Fue el último botón de muestra de semanas donde no músicos como Lora, que no tienen ninguna responsabilidad para con la sociedad y ejerce su derecho a expresarse libremente, sino de actores como periodistas y medios de comunicación, han intercambiado su capacidad analítica por un lenguaje soez para expresar su discrepancia con el Presidente.

Nunca antes se había visto que en la prensa se utilizaran majaderías como sustantivo de la crítica, ni insultos personales como sinónimo de confrontación de ideas. Interesante que la diatriba con un lenguaje ordinario no está ubicado sólo en la selva de las redes sociales, sino en medios establecidos.

Muchos de quienes ahora gritan, antes eran sumisos. En los tiempos en que el autoritarismo reinaba sobre el sistema político mexicano, algunos de quienes hoy vociferan fueron entreguistas con gobiernos priistas, trabajaron con ellos y los ayudaron a manipular conciencias.

Hay celebridades mediáticas que antes trabajaron en las mazmorras donde se fabricaba la propaganda del régimen, y líderes de la revolución en marcha que acudieron por favores al mismo despacho presidencial en Los Pinos.

Hay muchos más que ni siquiera habían pisado un medio de comunicación y desconocen cuando ejercer la libertad de prensa tenía consecuencias. Ser crítico hoy es muy fácil; haberlo sido antes era diferente.

Denostar hoy al Presidente en turno realmente no cuesta; algunos de los que aprovechan la coyuntura, callaron cuando hacerlo significaba jugarse el empleo o se rindieron sin dar la pelea y se fueron del país.

Canciones como las de Lora, que dejaron de ser marginales para ser masivas, son resultado de todos esos años de lucha por la apertura democrática, que pese a todo, sigue todavía en necesidad de expandirse.

Las maravillosas redes sociales son la expresión más pura de la libertad, con todos sus excesos, fabricaciones y adulteración de la realidad. No se les puede pedir responsabilidad social como a los medios porque por definición no son quienes proporcionan la arena pública para el debate y tienen como una de sus tareas, no escritas, modular a través del rigor de su información, del registro puntual de los hechos, de la interpretación y el abordaje crítico de las políticas y las acciones, los valores y creencias de la gente, sus percepciones y comportamiento.

Pero el que no lo sean, no significa que la pregunta central que se le debe hacer a los medios no sea también motivo para que, cuando menos, hagan una reflexión: ¿Acabar con Peña Nieto a dónde nos lleva como país? No nos confundamos.

De ninguna manera se trata de claudicar ante la crítica ni darle la tregua que algunos intelectuales proponían hace unas semanas. El abordaje crítico de un gobierno y de todos los actores políticos y sociales, así como los agentes económicos, es fundamental para que una sociedad pueda estar informada, ver los contrastes y que tomen las mejores decisiones posibles.

La confusión está en cómo se maneja la oposición y la discrepancia por la forma como gobierna Peña Nieto. La crítica no está volcada en su gestión y sus políticas, sino en la persona.

Los insultos personales no contribuyen a incorporar nuevas formas de analizar una política o revisar una toma de decisión, sino polariza y lastima. No ayuda al cambio sino enconcha y da armas a quienes tienen las mentes más retrógradas sobre la libertad.

Pero una vez más no nos confundamos. Peña Nieto no es sólo una persona pública, sino el Presidente de la República. Muchos que no votaron por él lo reconocieron implícitamente como Jefe del Ejecutivo. Sólo quienes están en la montaña con sus guerras para provocar el cambio, o viven protegidos por las complicidades institucionales para beneficiarse de los frutos de sus crímenes optaron, como siempre lo han hecho, de no reconocerle autoridad alguna al Presidente.

Los demás participamos del mismo sistema, con sus matices y posiciones políticas e ideológicas, pero dentro del mismo marco de referencia.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 18 DE OCTUBRE 2016)

VERICUETOS EN VERACRUZ

La salida de Javier Duarte del Gobierno de Veracruz tiene más preguntas que respuestas. La más intrigante es cómo después de haber pasado los peores temporales, el presidente Enrique Peña Nieto autorizó finalmente que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, le dijera que su tiempo se había acabado. ¿Qué acabó el blindaje de una complicidad política que se remonta a la campaña presidencial de 2012? El último episodio, no necesariamente el definitivo, se dio el martes, cuando Duarte habló con Osorio Chong. ¿Qué negociaron en las dos ocasiones que se reunieron en sus últimos días al frente del ejecutivo estatal? Si no hay información sobre esas dos conversaciones, sí hay una consecuencia pública de ello.

Un día después de hablar con Osorio Chong, Duarte retó al gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, con quien ha sostenido una vitriólica lucha política de varios años, a un debate público en televisión, lo que no dejó de ser extraño. O se volvió loco Duarte, podría uno pensar sin mucho sustento racional, o la plática con Osorio Chong le aportó información confidencial que lo envalentonó. Si va de salida, sin fuero y en desgracia pública, por qué enfrentar a alguien que tiene en su horizonte el inicio del poder más grande que jamás haya tenido. Yunes, que esperaba que el martes esperaba que el Tribunal Electoral calificara su elección y terminara formalmente el proceso, reaccionó de manera inusual a la salida de Duarte del Gobierno.

No tomó la licencia del Gobernador como un triunfo, que para un político hábil y con oficio como él pudo haberla procesado como una victoria personal, sino que se mostró a la defensiva, temeroso y, como resultado de esa combinación de factores, escaló el conflicto. Denunció que el Congreso veracruzano preparaba acciones para impedir que llegara al poder, y anticipó, sin querer abundar, que el 1 de diciembre, cuando está programado el cambio de gobierno, iba a anunciar un caso de corrupción contra Duarte que “cimbrará al país”. Yunes tampoco está loco. Por tanto, uno puede preguntarse, si reaccionó negativamente a un evento que se le acomodaba positivo, ¿qué sabe hay detrás de la renuncia de Duarte y sus bravuconadas recicladas para enfrentarlo sin fuero?

Habrá que ir al gran escenario de la política para buscar claves que ayuden a entender lo que está sucediendo, y de lo que se habla en el círculo interno de Duarte: Yunes no llegará a la Gubernatura porque será acusado de delitos relacionados con la corrupción. Yunes niega que la salida de su archienemigo encierre una negociación del Gobierno con el PAN en donde él pueda ser la divisa de cambio, pero hay señales contradictorias. El miércoles se convocó al Tribunal Electoral de manera inesperada para debatir la calificación de dos elecciones que aún no cierran, Aguascalientes y Veracruz.

Los dictámenes, de acuerdo con personas que los conocen, ratificaban las victorias de los panistas, pero todo tendría que decidirse con el voto de los magistrados tras discutirlos. La victoria de Yunes en Veracruz, según funcionarios electorales, es más clara que la del panista Martín Orozco en Aguascalientes. El debate no se dio el miércoles y los dictámenes se guardaron, pero la extraña turbulencia que se dio en el Tribunal en el contexto veracruzano, abrió la sospecha de una negociación cupular para que Yunes no llegara al poder. Hay mucha tensión y nerviosismo en Veracruz y la Ciudad de México, que tiene un doble origen. El político, que involucra al gobernador electo de Veracruz, y el penal, que afecta al Gobernador con licencia. En lo político, Duarte mostró que aún defenestrado, mantiene el respaldo de Osorio Chong y del presidente Enrique Peña Nieto.

El reto a Yunes fue una primera señal; la segunda, la imposición de su secretario general de Gobierno, Flavino Ríos, como el Gobernador interino para el mes y medio –o más- que faltan para la transmisión del poder. En lo penal, Duarte camina sobre una línea muy delgada. Asegura que no hay delito que le puedan imputar porque él no firmó ningún documento que lo vincule a una ilegalidad, pero ni su esposa ni su suegro están a salvo. No se puede saber en este momento si negoció inmunidad para él y para ellos, pero de acuerdo con personas que conocen a la familia, no son hoy un manojo de nervios. Duarte y su familia viven de manera alterna en Xalapa y la Ciudad de México, y no han gestionado amparos que los protejan.

No sucede lo mismo como otros miembros del grupo compacto de Duarte, al que está investigando la PGR y el SAT, que sí ha buscado protección legal. Duarte dice no temerle a nada porque nada debe. Uno de sus argumentos es que no firmó nada de lo que se imputa y dice en privado que fue traicionado por sus colaboradores, que si incurrieron en actos de corrupción. Sin embargo, existe la posibilidad legal de que se le pueda establecer la autoría intelectual de los delitos señalados, por lo que sí podría ir a la cárcel. ¿Será su destino? Las señales hasta este momento en los vericuetos veracruzanos, son que no. Pero como están sucediendo las cosas en estos días, su destino no depende de la ley ni de la justicia, sino de las componendas políticas entre las cúpulas en Los Pinos y Bucareli, y el PAN, que se están moviendo cada día.


(ZOCALO/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 17 DE OCTUBRE 2016)