A un año de que entró en vigor la ley
que prohíbe los animales en los circos, se desconoce a dónde fueron a parar los
ejemplares decomisados y no se han construido reservas ecológicas. A raíz de su
ausencia, las entradas a los espectáculos bajaron un 70 por ciento: los
cirqueros creen que la gente acudía a específicamente a verlos.
Armando Ríos
Ciudad de México/Saltillo, 29
de julio (SinEmbargo/Vanguardia).- El pasado 8 de julio se cumplió un año que
entró en vigor la Ley que prohíbe a los circos el uso de animales silvestres o
domésticos para espectáculos. Esta Ley fue impulsada a finales de 2014 por el
Partido Verde Ecologista (PVEM) con la promesa de que los animales tendrían una
mejor calidad de vida.
¿Cuál es el paradero de los
animales que fueron retirados de los circos por la Procuraduría Federal de
Protección al Medio Ambiente (Profepa)?
Jorge Rex, empresario del
circo en México, en su gira por Saltillo explica la situación que han vivido a
partir de que se prohibieron los espectáculos con animales en los circos por la
modificación a la Ley General de Vida Silvestre.
Comenta que vio recientemente
en los diarios una nota donde Teresa Moreno, de la Secretaría del Medio Ambiente
y Recursos Naturales (Semarnat), declara que el 80 por ciento de los animales
que fueron retirados de los circos están muertos y el resto está enfermo y
deprimido en el intento por salvarlos del supuesto maltrato.
Jorge reafirma que tanto él
como la Unión Nacional de Empresarios y Artistas de Circo (UNEAC) tienen
conocimiento de que en algunos circos sí padecían el maltrato animal, pero en
el caso de otros cirqueros, los cuidaban tanto que había empleados que se
distribuían en tres turnos para estar al cuidado de los animales y sus
necesidades.
Los cirqueros que forman
parte de la UNEAC tenían el deber de pagar impuestos, tener registros de los
animales e incluso estaban obligados a incrustarles un microchip por órdenes de
la Profepa para comprobar la procedencia de cada uno de ellos.
“Cada movimiento se tenía que
reportar a la Profepa, desde las vacunas hasta la alimentación. No podíamos ni
queríamos maltratarlos, pero una mentira dicha mil veces se cree como la
verdad”, dice Jorge.
Desde que autorizaron la Ley,
los empresarios tuvieron seis meses para decidir qué pasaría con los animales.
Las opciones eran venderlos o entregarlos al Gobierno; el problema vino cuando
nadie quiso adquirirlos.
“A los animales se les dio
amor y eran parte de nuestra familia”, insiste Jorge.
“Nosotros acercamos los
animales a las personas y a lugares donde no había nada por medio de esta
cultura, la gente conoció a estos ejemplares en lugares donde nunca hubo
zoológicos”, comenta el cirquero.
Hace poco más de cuatro décadas
se cambió el método de entrenamiento en los circo, dentro de la preparación
diaria para los shows que duran ocho minutos aproximadamente en la escena, los
animales recibían un premio cada vez que se repetía el acto.
Jorge Rex, empresario circense. Foto:
Vanguardia
LA MASCOTA PREFERIDA
La elefante de Jorge se
llamaba Ani, llegó de tres meses de nacida y fue adquirida en el estado de
Colorado.
Cuenta que la tenían en un
corralito especial, la cuidaron hasta que cumplió 22 años y después de eso
tuvieron que entregarla por la fuerza.
“Le teníamos mucho afecto,
fue como entregar a una hija, siempre fue la protagonista en nuestra familia y
en todos los shows”, recuerda con nostalgia.
A raíz de la ausencia de
animales en los circos, las entradas bajaron un 70 por ciento, los cirqueros de
la UNEAC creen que la gente acudía a ver específicamente a los animales. “El
público no sabe que hay otra cosa en las carpas, la gente participaba en el
cariño y el cuidado de ellos’”.
Los circos tienen otros
gastos. Actualmente se les cobra el uso de suelo, permiso de espectáculo, y se
paga a artistas en escena, personal de staff para montaje, mantenimiento
constante, agua, luz, gasolina para el traslado e impuestos por boletaje
vendido.
En Argentina, Brasil, Chile y
Uruguay la situación es distinta. Aprobaron la Ley, pero los gobiernos tuvieron
medidas preventivas para los animales y soluciones eficientes para los
empresarios, en beneficio les ayudan pagando el permiso de suelo, terrenos para
montar el espectáculo y no se les cobran impuestos, además obtienen un
descuento en anuncios publicitarios para medios masivos de comunicación.
Jorge dice que existe una
lucha en la UNEAC. Se reúnen los martes de cada mes con la esperanza de que la
Ley pueda echarse atrás como en el caso de Brasil en 2014, donde el Gobierno
regresó los animales a sus propietarios.
Tienen esperanza de que al
concluir el sexenio de Enrique Peña Nieto pudiera cambiar el rumbo de los
circos en México.
“Nosotros no sabemos dónde
están todos nuestros animales”, dice Jorge.
Luego del diálogo con la
UNEAC, la Profepa prometió a los empresarios que los animales serían llevados a
reservas ecológicas, pero a un año que fue aprobada la Ley no se ha construido
ninguna.
Jorge dice que los activistas
que estuvieron en defensa de la Ley no han hecho acto de presencia en las
oficinas del Gobierno ahora que los animales están en riesgo.
Uno de los ejemplos que los
empresarios comparan acerca de los cuidados que da el Gobierno a las especies y
lo que se hace detrás de las carpas es el jaguar, un animal en peligro de
extinción del cual en los circos tenían 300, mientras que en los zoológicos el
número sólo llega a 50.
En Morelia, existe un rancho
de los Atayde Hermanos donde se dedicaban al cuidado de algunos animales que
descansaban y se preparaban antes de dar inicio a su temporada de actuación.
Este rancho se ubicaba justo en la misma calle de un zoológico que fue de los
primeros en recibir a los animales que estaban siendo entregados por
empresarios y confiscados por la Profeoa.
Hubo una ocasión en que cayó
granizo y uno de los elefantes con 20 años de carrera en los circos murió
dentro del zoológico a consecuencia de una hipotermia, mientras que en el
rancho de los Atayde a tan sólo unas cuadras, todos los animales estaban reguardados
en carpas de mantenimiento especial, ninguno sufrió daños.
“Los diputados nos señalaban
diciendo que les dábamos perros y burros para comer, mientras que nosotros nos
defendimos con las facturas de croquetas para cuando eran cachorros y 4 pollos
diarios cuando eran más grandes por cada animal carnívoro, también tenemos
grandes facturas de fruta y alfalfa para los animales herbívoros”, relata.
¿QUÉ CONTEMPLA LA LEY?
El artículo 78 es el que
establece la prohibición para que los circos usen animales en sus espectáculos.
La fracción XXIV del Artículo
122 considera como infracción la realización de actos que contravengan las
disposiciones de conservación de vida silvestre fuera de su hábitat natural
establecidas en la ley.
El artículo 127 plantea que quien
cometa dicha infracción se hará acreedor a una multa de 50 a 50 mil veces el
salario mínimo, lo que equivale actualmente a entre 3 mil 652 pesos y hasta 3
millones 652 mil pesos.
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(SIN EMBARGO.MX/ Redacción / julio 29,
2016 - 5:27 pm)