jueves, 24 de septiembre de 2015

PERFIL | ME LLAMO BERNARDO FLORES ALCARAZ, Y SOY UNO DE LOS 43


¿Qué dejaron atrás los 43 muchachos desaparecidos en la noche de Iguala, en las primeras horas del 27 de septiembre, hace casi un año justo? ¿Cuáles eran los sueños convertidos en cenizas de los 43 muchachos ausentes y los seis muertos bajo las balas de la policía asalariada de ese narco que todo lo ciega, todo lo marchita, todo lo toma y estruja?

El colectivo Marchando con Letras, un grupo de sesenta y tantos reporteros, fotógrafos y editores se lo preguntó hace algunos meses y salió a la Normal de Ayotzinapa para descubrir quiénes son —de los ausentes se habla en presente— los desaparecidos cuyo secuestro sacudió una Nación y descarriló al Gobierno federal.

Los periodistas caminaron por la Sierra, se asomaron a la montaña, se hundieron en la Tierra Caliente y delinearon las costas para dejar atrás el número de cada normalista y relatar la vida segada de los 43 jóvenes, muchos de ellos acaso responsables del deseo de llevar sus vidas a las escuelas con aulas de cartón y lámina dispersas en Guerrero.

El resultado es “La Travesía de las Tortugas” —el topónimo de Ayotzinapa alude a esos reptiles y con estos los estudiantes de la Normal se identifican—, un libro publicado por Proceso y en el cual, Humberto Padgett, reportero de SinEmbargo participó con la elaboración del perfil de Bernardo Flores (escrito en primera persona), el estudiante responsable de la conducción de los demás estudiantes la noche en que ardió Iguala y se incendió México.



La foto que sigue en el celular de su madre. Cortesía

Tixtla, Guerrero, 23 de septiembre (SinEmbargo).– El Cochiloco. ¡Qué apodo me tocó a mí, Bernardo Flores Alcaraz, uno de los 43! Porque aquí, en la Normal de Ayotzinapa, todos tenemos apodo y a nadie conocemos por su nombre. Es costumbre heredada por la guerrilla, de los tiempos de los compas Lucio y Genaro, que se metían a la Sierra de Guerrero, desde Atoyac de Álvarez, donde nació mi padre y se seguían de largo hasta Tixtla, donde nació mi madre.

Cochiloco. Cuando llegué a la Isidro Burgos, en 2013, nos sentamos a ver la película El Infierno y todos dijeron que me parezco a Joaquín Cossío. Alto, fuerte, tosco. Desmadroso.

Y porque me dicen El Cochiloco y pertenezco al Comité de Lucha y llevaba la responsabilidad de los compañeros la tarde del 26 de septiembre de 2014 es que la Procuraduría General de la República me quiso encasillar como uno de Los Rojos, el cártel que pelea por la propiedad de la heroína en Guerrero con los Guerreros Unidos, los asesinos que nos secuestraron y, según la autoridad, nos asesinaron  y nos incineraron en el basurero como si fuéramos merma.

Ni madres. Que pregunten a Los Rojos. Que pregunten a mi familia, en Atoyac, donde nació y murió Lucio Cabañas, asesinado por el Estado, por los militares dirigidos por Mario Arturo Acosta Chaparro, un general que conoció la cárcel porque nada podía ocultar que era un empleado del Cártel de Juárez.

Acosta Chaparro mató por aquí mismo y a los nuestros, la cuenta de vidas que quedó a deber cerró en 123. Y sembró amapola que convirtió en opio y al opio lo hizo heroína. Era amigo de Rafael Caro Quintero y de Ernesto Fonseca, quienes sembraron la semilla de la que creció el Cártel de Sinaloa. Y éste sembró la semilla de la que nacieron los Beltrán Leyva. Y de ellos surgieron Los Rojos. Y de Los Rojos se desprendieron Los Guerreros Unidos, los que nos llevaron.

Así que por presente o por pasado, como dice mi madre, María Isabel, fue el Estado.

EL PÁJARO DE METAL

Había que tener apodo, porque los del Batallón Iguala, aquí muy cerca de donde nos levantaron, y los del Batallón Atoyac, allá muy cerca de donde crecí, nomás oían las palabras “estudiante”, “maestro” o “compañero” y ya escuchaban “guerrillero” o “sedicioso” o “colaborador”.

Entonces se llevaban a quienes ellos quisieran. Y quisieron llevarse a Marcelo Flores Zamora, tío de mi padre y muy parecido a él y ágil de palabra como nadie.

Una tarde de 1972 bajó “el pájaro de metal”, como decían al helicóptero de los militares. Los soldados se fueron encima de Marcelo, porque era comisario en el pueblo de Río Chiquito, a unas dos o tres horas del nuestro. Lo patearon dentro de la comisaría.

—Los guerrilleros, hijo de la chingada… ¿dónde están? ¿Dónde les escondes las armas? —le preguntaron.

—Sólo les di tortillas, café…

—¡Pinche colaborador! —lo sentenciaron y se lo llevaron.

Sus hijas estaban niñas, su esposa se arrodilló. Suplicó. Lo subieron al avión.

Fueron al Campo Militar Uno, porque decían que ahí los tenían encarcelados. Se acercaron al Pozo Meléndez de Taxco, que por algo le dicen la Boca del Diablo, pero nada se ve ahí porque eso no tiene final. Luego se dijo que lo subieron de nuevo en el avión y que lo arrojaron en el mar abierto.

Quién sabe qué pasó con tantos hijos, padres, maridos y hermanos que el Ejército arrancó de la Sierra, como si fueran hierba mala que por puños le metían al chingado “pájaro”.



Un retrato de celular. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

CORAZÓN DE LETRAS Y ENCABRONAMIENTO    

Mi madre, María Isabel Alcaraz, nació en Tixtla, en el mero municipio donde está la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa. Apenas terminó la secundaria en la Escuela Heroína de Tixtla —supongo los chistes que se deben hacer a propósito del nombre— y se fue a estudiar a la escuela Normal, por San Cosme, en el Distrito Federal. Entonces no se requería de preparatoria y, como en su familia, mi familia, todo mundo ha aprendido a enseñar, ella se hizo maestra.

Fueron maestros mi abuelo y mi abuela. Y cuatro de los cinco hermanos de mi mamá son maestros. En mi corazón hay letras. Y encabronamiento de tanta pobreza, de niños muertos de hambre, de madres que mueren extrañando a sus hijos que se rebelaron.

Mi madre, que hora tiene 48 años de edad, estudió el magisterio entre 1982 y 1986. Cubrió interinatos durante tres años y, en 1990 obtuvo su plaza en San Juan de las Flores, un pueblo de Atoyac de Álvarez que ahora tiene mil 100 habitantes. Ese es mi pueblo, de ahí soy yo, de la Sierra. De las laderas de ocotes gigantescos y el cafetal oculto en la niebla que siembra mi padre, él sí nacido en San Juan de las Flores.

Mi mamá llegó al pueblo con una maleta azul y otra negra. La querían mucho porque en los pueblos de la Sierra, a donde ni el cura quiere ir, se aprecia a los maestros. Mi madre sabía que el trabajo sería duro, pero de eso estamos hechos nosotros.

Entonces la escuela tenía 100 alumnos repartidos en los seis grados de la Primaria. Ahora son como 60 niños nada más, porque la gente se va de San Juan de las Flores de tanta pobreza que hace. Al salón de segundo le entra agua cuando llueve y a toda la escuela le falta pintura. Antes fue la tienda de Conasupo, pero quedó abandonada luego de que se presentaron los del Ejército Popular Revolucionario a calmar tanta delincuencia que había. Entonces se ocupó para dar clases.

Mis papás se conocieron en la cancha de basquetbol del pueblo. Mi papá la vio y se enamoró de sus ojos verdes. Se abrazaron y se amaron por primera vez con las canciones de Ricardo Montaner.

Él es un hombre alto y era muy bien parecido. Nomás es cosa de pedirle a mi madre que saque su cartera y muestre las fotos de ellos bien jovencitos, como yo ahora. Se casaron en abril de 1992 por el civil en Pie de la Cuesta y por la Iglesia en el pueblo, donde mi abuelo mató dos vacas para dar de comer mixiotes.

Mi abuela vivía en Acapulco y ahí nací yo y ahí nacieron mis dos hermanos, pero nomás nacimos ahí, porque nosotros somos de San Juan de las Flores.

Nací el 22 de mayo de 1993. Soy el mayor, pero no el primero, porque antes de mí mis papás enterraron a una niña tan chiquita que cupo en una cajita de zapatos. Me siguen Pedro Nataniel, de 17 años, y Odette, ahora de 15 años.

Me llamaron Bernardo por mi abuelo, el padre de mi madre, el maestro. Un hermano de mi mamá también se llamó Bernardo, pero de él tampoco supieron nada sino hasta muchos años después de que partió al norte y escribió: “Estoy vivo, estoy bien. Estoy en Canadá y me hice ingeniero”.

¿INTERNET? PERDÓN QUE ME RÍA

La escuela de mi mamá se llama Hermenegildo Galeana y yo fui su alumno en tercer año, así que ella me enseñó a multiplicar y a dividir. Luego hubo problemas porque las señoras chismosas la acusaron de darme preferencia. Era buen alumno y me gustaban las clases. Me merecía una calificación de nueve, pero mi madre me puso ocho para acabar con los murmullos.

Pasaba las vacaciones trabajando en la sierra, en el cafetal de mi padre. El trabajo es duro. La tierra en el invierno es dura como una losa, y el sereno se mete en las manos como agujas.

Estudié en la secundaria técnica que tenemos, la 101, Plan de Ayutla, así nombrada porque aquí cerca se firmó el acuerdo que puso fin a la dictadura de Antonio López de Santa Anna. Y no muy lejos de la Normal, en Chilpancingo, José María Morelos y Pavón expresó los Sentimientos de la Nación y declaró la independencia de México. Del municipio en que nos secuestraron, Iguala, salió el Ejército Trigarante a la toma de la Ciudad de México. En Tixtla nació el reformista Ignacio Manuel Altamirano…

En Guerrero nació buena parte de nuestra idea de nación, pero hoy, como en ninguna otra parte de México, se asesina, se secuestra, se trafica, se soborna.

Mi libro favorito es el que recoge Los Sentimientos de la Nación de Morelos.

Hay una preparatoria que nos aceptó dar el gobierno, porque la gente se organizó y la exigió. Es un plantel popular con tres galeras utilizadas como salones, sólo dos pizarrones y dos baños de madera carcomida con letrinas. Hay algunas viejas butacas que no alcanzan para todos; quien no alcanza se lleva una silla de su casa o se sienta en el piso. No hay biblioteca ni cancha deportiva. ¿Internet? Perdón que me ría, pero apenas el agua que se tiene es llevada con mangueras colocadas por la misma comunidad. Los papás cooperan para pagar 70 pesos la hora a los maestros. Cuando van.

En el pueblo hay hambre y la gente emigra. Es triste. Ellas terminan de empleadas domésticas y ellos de peones de albañilería en Acapulco.

Mi mamá enseñó a leer y escribir a muchos de ellos. Todos la conocen y la aprecian. Por eso quise ser maestro y entré a la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa.




La madre. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

LA PLAZA NO SE HEREDA

Me retrasé un año porque estaba indeciso con mi carrera y se me pasó la fecha para alcanzar ficha.

También me interesaba estudiar medicina veterinaria. Pensamos en una escuela que está en Coahuila, pero me quedaba muy lejos y yo quería ir a mi casa más seguido. Ese año me dediqué a chaponar, a limpiar terrenos para recibir maíz o frijol.

—Mira, hijo, para que tú seas un buen maestro te tienes que preparar y echarle ganas tanto en la teoría como en la práctica. Más o menos ya llevas una noción, pero teóricamente tú tienes que aprender mucho —me dijo mi mamá.

—Ya no te puedo dejar mi plaza. Tú tendrás que luchar por estudiar y ganarte una plaza.

—Sí, mamá, estoy de acuerdo.

—El sueldo base es de 5 mil pesos menos el impuesto sobre la renta, derecho al ISSSTE, cuota sindical. Te quedan como 3 mil o 4 mil pesos quincenales. Al final, son 6 mil pesos al mes. No alcanza para sostener una familia.

—No importa —ya se verá más adelante.

—Al principio seguro te tocará en una comunidad bien alejada, a cinco o seis horas caminando o en bestia de donde te deje el camión. No hay carro —me decía para advertirme. —Y ahorita, como está el crimen, hasta a los maestros les toca… ¡Nomás de repente se suelta la balacera!

—Yo quiero ser profesor de primaria —le respondí y ella negó con la cabeza, pero yo sabía lo orgullosa que se sentía por mí.

LA FOTO CON SANGRE

El 26 de septiembre de 2014 fue viernes. Mi mamá acudió a la reunión del consejo técnico en la cabecera de Atoyac y luego volvió a la Sierra. No hay señal de teléfono celular. Ella tuvo un mal presentimiento, pero pensó que le hizo daño el pollo que comió. A las ocho de la noche su malestar empeoró.

A la mañana siguiente llegó un tío mío, hermano de mi papá. Vio a mi mamá y se quedó callado, pálido.

—¿Qué Mariano? —preguntó María Isabel.

—Mira, vengo a ver a mi hermano. ¿No está Nardo?

—Sí, se está bañando. Pásate. Siéntate, ahorita viene.

—¿Qué pasa, Mariano?

Silencio.

—¿Qué pasa? —pregunta mi papá.

—Me habló mi cuñada, la que vive en Iguala…

—Ah, ¿qué pasó allá?

—¿No te has dado cuenta? ¿No sabes nada?

—No, no sabemos nada.

—No, pues me dijo mi cuñada que había pasado algo grave en Iguala. En el periódico está la foto de tu hijo en una credencial con sangre. Dicen que hay muertos.

Se encontraron con los papás de Cutberto Ortiz Ramos, pariente de Lucio. Ese muchacho fue alumno de mi mamá. Subieron al camión. Hicieron seis horas de camino hasta Iguala.


El número 43 en la camiseta. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

EL 43… COSA DE DIOS

Ahora mi madre no da clases y mi padre ya no es campesino. Ahora les dicen activistas. Cuando vuelven a Atoyac, son un hombre y una mujer que se sientan a esperarme llegar. No saben si llorar porque me creen vivo o porque me piensan muerto.

Mi madre dice que estoy vivo. Que me sueña y en sus sueños la abrazo y la consuelo y le digo: “’Amá, aquí estoy con usted”. No sabe si me quiere esperar los años y los años, como esperaron a mi tío Marcelo, a quien sus hijas se sentaban las tardes de calor o de lluvia durante 23 años. Que se preguntaban dónde poner una lápida y llevarle flores. Cuándo abrazar un ataúd vacío. Y llorar cuando descubrían como el retrato colgado en la pared se vuelve borroso y la imagen en la memoria se hace lejana, huidiza. Hasta que dejaron de recordar sus ojos y se preguntaron si no vivían amarradas a un fantasma. No encontraron nada. Quién sabe qué pasó. Ni siquiera les quisieron dar la verdad. Menos justicia. Dicen que conmigo y los otros 42 pasará lo mismo.

María Isabel se hace la fuerte, pero se quiebra cuando habla de mí y muestra las fotografías que me tomó con su teléfono, uno chiquito. Ahí estoy yo con una playera azul.

—Este es mi muchacho. Fíjese bien en su playera —mi mamá muestra una imagen borrosa en que se distingue un número amarillo. — ¿Ya vio qué número es? ¡Ha de ser cosa de Dios! Fíjese: ¡Es un número 43!

NOTA | El libro “La Travesía de las Tortugas” se presentará hoy, a partir de las cinco de la tarde, en la sede del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, ubicado en la calle Serapio Rendón 57-B, Cuauhtémoc, colonia San Rafael. Participarán los padres de los estudiantes de Ayotzinapa y presentarán los periodistas Carmen Aristegui y Héctor de Mauleón. Los autores del trabajo donarán la totalidad de sus ganancias a papás y mamás de los chavos desaparecidos.



(SIN EMBARGO.MX/ Humberto Padgett/  septiembre 23, 2015 - 00:00h)

VIVIR EN IGUALA: NI ORO NI BRILLO, SÓLO MIEDO Y CRISIS ECONÓMICA


Iguala, Guerrero, la ciudad que fue escenario de la persecución, asesinato y desaparición de 43 normalistas de la Escuela Rural Raúl Isidro Burgos la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, vive la resaca del escándalo más grande de su historia, para la que no hay fecha de caducidad.

La vida cotidiana de la ciudad  se transformó en medio de la crisis de inseguridad que trajo una severa caída en la economía local luego de que la policía municipal y el entonces Alcalde José Luis Abarca Velázquez resultaran cómplices del crimen organizado que opera en la región.

Hoy, las calles de Iguala guardan el recuerdo de lo que fue aquella persecución. Cada uno de los puntos en donde los estudiantes fueron agredidos, son testigos de un crimen que catapultó al municipio a nivel mundial… pero en forma negativa.

El estigma, dicen sus pobladores, los persigue. Ayotzinapa no se olvida en los comercios, locales, restaurantes y conversaciones. La sangre derramada de los caídos sigue fresca y las fosas repletas de cadáveres de hombres, mujeres y niños, son un grito descarnado que recuerda a los habitantes la muerte rutinaria del lugar.


Ayotzinapa Iguala Guerrero
Silviano Mendiola Pérez, actual Presidente Municipal de Iguala, Guerrero. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Iguala, Guerrero, 24 de septiembre (SinEmbargo).– Es sábado en Iguala, justo a una semana del primer aniversario de la persecución policiaca a estudiantes de la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos (Ayotzinapa) que se desató en sus calles y que dejó como saldo tres normalistas muertos y 43 desaparecidos.

A lo largo y ancho de sus calles, su zócalo y sus alrededores, escasa gente va y viene a pesar de que es fin de semana. No hay turistas comprando oro, ni comiendo en los restaurantes de la localidad.

Tampoco hay compradores en las zapaterías, misceláneas y tiendas de ropa del centro, de perfumes y abarrotes. Algunos comensales locales desayunan en los puestos de comida del mercado y en El Arroyo, uno de los restaurantes más conocidos de la ciudad. El atrio de la iglesia está solo.

En el auditorio de la Alcaldía, ubicada a un costado del zócalo, el Presidente Municipal interino Silviano Mendiola Pérez –Magistrado con licencia del Tribunal de lo Contencioso Administrativo de Guerrero– ensaya la presentación de su único informe de gobierno, antes de entregar la administración al Alcalde del Partido Revolucionario Institucional (PRI) electo el 7 de junio.

Silviano, sentado al centro de la mesa del presíidium, observa fijamente mientras esboza una sonrisa discreta, el video que se transmite a través de dos pantallas colocadas a los costados del recinto.

“No es un informe de cifras cumplidas, ni espectaculares”, concluye la voz en off de una mujer y luego el Alcalde y los presentes aplauden.

La esposa de Silviano está a su derecha y al enfrente, como público, están sus colaboradores y los realizadores del video. A ellos también les aplauden. El Alcalde interino camina hacia el podium y se prueba el micrófono. Bromea y sonríe a los asistentes del pequeño auditorio. Por la tarde será su informe y después, el 29 de septiembre, será su último día al frente de Iguala, el municipio que heredó de José Luis Abarca Velázquez, el ex Alcalde perredista preso por narcotráfico junto con la ex primera dama María de los Ángeles Pineda Villa.

Ambos nombres no fueran tan conocidos y representativos, de no ser por la desaparición de 43 jóvenes, un desollado y dos más acribillados en esas calles de Iguala.

El zócalo, por donde pasaron la noche del 26 de septiembre de 2014 los autobuses repletos de estudiantes de Ayotzinapa, fue testigo de los balazos al aire que lazaron los policías municipales en su persecución, mientras que la calle Juan N. Álvarez, el último destino de varios de los desaparecidos y muertos, aún desemboca al periférico, la puerta de salida de Iguala que esa noche los llevaría a Tixtla.




A Tixtla, en donde está ubicada Ayotzinapa, la escuela. El camino que regresaría a los estudiantes al comedor que los esperaba con sus raciones de alimento para la cena. La puerta de escape que fracasó.

En la entrada de Iguala no hay retén militar, pero sí a la salida de Chilpancingo, justo antes de internarse a la carretera serpenteante de doble carril que lleva hasta la ciudad.

Un camino por donde transitan los militares apuntando con sus armas largas durante el trayecto. Y aunque a la entrada de la ciudad no hay retenes, en las calles principales  están presentes los elementos de la Gendarmería Nacional. Ellos escoltaron a Silviano hasta la Alcaldía para ensayar su informe.

En el auditorio acomodan las sillas a los costados de la mesa del presidum y los organizadores acuerdan quién se sentará en cada una.

–¿Ya nos vamos?–, pregunta la primera dama a su marido.

–Vamos a esperar al Secretario–, le contesta.

–¿Esperar? Todavía tenemos que esperar–, revira ella.

–Ya, esto ya casi se termina, ya falta poco–, dice él. Y le pide paciencia.

La primera dama se encoge de hombros y se sienta en una de las butacas del auditorio para observar transcurrir el ensayo de Silviano.



La tragedia de los 43 impactó negativamente la economía del municipio. Foto: Francisco Cañedo, Sinembargo


Iguala, dicen sus pobladores, ya no es la misma que fue antes de la noche del 26 de septiembre de 2014. Su oro ya no brilla, ni  sus comercios facturan lo de hace un año. Las ventas de acuerdo con la Cámara Nacional del Comercio (Canaco) y de los comerciantes de la ciudad, bajaron alrededor de 30 por ciento y 20 por ciento de los locatarios traspasaron sus negocios y se fueron de la ciudad.

Si el carnicero mataba un cerdo diario, ahora mata uno cada tres días. Si don Ignacio Rodríguez, de 75 años, ganaba 300 pesos diarios tocando la guitarra y cantando por las calles del centro de la ciudad los fines de semana, ahora sólo se lleva 100.

No hay dinero en la cartera, dice don Ignacio. Luego del cierre de una embotelladora de Coca-Cola Femsa y una distribuidora automotriz de Volkswagen, muchos habitantes se quedaron sin empleo.

Cerró “La Cantera”, una empresa que exportaba 90 por ciento de su producción a territorio estadounidense y por la pérdida de puestos laborales, el comercio local está deprimido.

Y qué decir del turismo. Es inexistente. Nadie quiere ir a Iguala a comprar oro en el Centro Joyero como antes, aseguran los pobladores. El horror del hallazgo de decenas de fosas comunes no solo espantó a la población, sino que repelió a los visitantes.

Hay miedo para ingresar a Iguala. La idea de despertar un día con la noticia de que están rodeados de un cementerio clandestino, asusta a cualquier cristiano, dice Mary, una mujer de 38 años que trabaja en una zapatería del centro.

Lo que más la asustó fue que en las fosas clandestinas encontraron enterradas a familias enteras: mujeres y niños, dice.

“Queremos la paz para Iguala, que se recupere por lo que está pasando”, expone.

Mary reconoce que aún no sale del asombro ocasionado por el impacto de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y lo que sucedió después: casi todo el cuerpo de la Policía Municipal investigado e involucrado en la desaparición de los jóvenes, el arribo de la Gendarmería, la fuga del entonces Alcalde y su esposa. El estigma.

“Es muy triste que Iguala es reconocido a nivel mundial no por ser la cuna de la Bandera de México, sino por la desaparición de los normalistas”, dice Mireya Salgado.

Mireya acostumbraba ir en procesión a uno de los parajes de la zona de Iguala – donde se encontraron fosas– cada 25 de julio para celebrar el día del  “Señor Santiago”. Este año nadie fue por el terror que causó en la población el descubrimiento de los entierros.

El pueblo sabía, dice, que el ex Alcalde José Luis Abarca estaba coludido con el narco. Era un secreto a voces. Pero nunca imaginaron que los desaparecidos de Iguala y comunidades aledañas, terminaban sepultados en la clandestinidad en los alrededores.

La población escuchaba que desaparecía uno, otro y otro, pero nadie los encontraba. Nunca se volvía a saber de ellos.

Muy cerca a uno de esos panteones clandestinos vive un compadre suyo. Mireya y su familia acostumbraban ir a visitarlo los fines de semana para comer carne de venado asada.

Sin embargo hoy, la mujer ya no frecuenta la casa de su compadre. Hace unos meses, después de los sucesos del 26 de septiembre, un sicario secuestró a su nieta y asesinó a su hijo y a su nieto de 14 años.

“Se llevó a la nieta y el hijo de mi compadre la rescató y se la llevó de regreso a su casa. Hasta allá fue el sicario y mató a su hijo y al nietecito de 14 años”, cuenta.

Del Iguala que fue no queda nada, lamenta.

“La gente venía de México [DF], Chilpancingo, Acapulco a comprar oro. Con tanta violencia y delincuencia ya no viene nadie. No podemos usar oro, nomás joyas corrientes”, indica y se lleva la mano a una de sus arracadas y la sacude.
Margarita Quezada de 65 años y con 25 trabajando una zapatería de su propiedad, coincide con Mireya.

Las ventas en su negocio cayeron alrededor de 30 por ciento o más, mientras la inseguridad para los pobladores se incrementó.

“No hay policías. Si alguien es asaltado grita y pide auxilio y los de gendarmería dicen que no se pueden meter”, relata.

Así le pasó a María, una mujer de 74 años que también tiene una zapatería. Fue asaltada a plena luz del día en su tienda, sin que nadie la ayudara.

María aún recuerda aquella Iguala que desbordaba tranquilidad. La ciudad de su juventud, donde podía dormir en su casa con las puertas abiertas.

“Ahora estamos mal, mal. Este puesto ya lo voy a cerrar, estamos muy mal. Hay mucha inseguridad, no te puedes descuidar tantito porque te roban”, dice.


Iguala, se quejan sus habitantes, vive en en constante inseguridad. Foto: Francisco Cañedo, Sinembargo


Pero la realidad de Iguala, de acuerdo con el Alcalde interino, es muy distinta a la que cuentan sus habitantes. Incluso la salida de Coca- Cola FEMSA de la localidad, se debió a factores externos y que nada tuvieron que ver con la inseguridad, afirma.

A la compañía no le pareció rentable contar con una embotelladora en Iguala y sostener los empleos. Por eso se fue, argumenta.

Para Silviano Iguala ya no es lo que fue: la ciudad se ha recuperado y nadie repara en lo bueno que tiene: su población es “gente de paz, tranquila, honesta y trabajadora”.

En entrevista con SinEmbargo, luego de ensayar su informe de gobierno, el Alcalde asegura que el reto para la nueva administración será consolidar lo que su equipo de trabajo empezó, a través de una estrategia de medios masivos de comunicación, que permita dar a conocer al Iguala que ahora es.

“Lo que consideramos fundamental es recuperar la institucionalidad del municipio, la gobernabilidad y lo hemos logrado. En relación al aspecto económico entregamos una administración funcional y con finanzas sanas”, puntualiza.

Luego de la desaparición de los normalistas, cayó sobre Iguala el descrédito y el estigma, indica: “la publicidad que se le dio respecto a los hechos, fue bastante negativa”.

“Porque hoy hay gente en algunas partes de la República, que piensan que Iguala es un estado de sitio, un lugar donde la gente no puede andar tranquila en la calle, desarrollando sus actividades, eso es falso. Hoy Iguala ha recobrado esa confianza, esa certidumbre, nuestras gentes tienen una vida normal”, dice.

Pero el Alcalde interino se desplaza por el municipio escoltado por elementos de la gendarmería con las manos puestas en armas largas.

–¿Lo de las fosas alrededor de Iguala?–, se le pregunta.

“Sí impactó, como impacta en todos los estados donde se han descubierto fosas. Sin embargo, la nueva administración viene con renovados bríos para implementar programas en los cuales, ya en los medios de comunicación, se hable del Iguala que hoy tenemos. Que es totalmente diferente. Los acontecimientos que se dieron, son parte de algo que sucedió, pero no se puede vivir con el estigma”, contestó.
Sobre el narcotráfico y los negocios del ex Alcalde José Luis Abarca, Silviano dice que desconoce cuáles son sus propiedades.

Acepta que la Plaza “Galerías Tamarindos” sigue funcionando, pues muchos locatarios tienen puestas sus inversiones ahí. También el Centro Joyero de Iguala.

–¿Los negocios de Abarca siguen abiertos?

–Algunos establecimientos que no sé si sean de él, porque se han dimensional mucho las cosas, se han hablado de demasiadas propiedades, pero yo no tengo certeza de ello. Pero la Plaza Galerías Tamarindos está trabajando normalmente, porque hay particulares que invirtieron.

–¿El Centro Joyero?

–Ese es una inversión de muchos particulares.

En octubre de 2014, la entonces Unidad de Investigaciones de MVS, liderada por Carmen Aristegui, reveló que Abarca cuenta con 17 propiedades a su nombre, una casa y una joyería al de María de los Ángeles Pineda Villa.

El equipo de Aristegui Noticias publicó que a la colocación de la primera piedra de la Plaza “Galerías Tamarindos” acudió el entonces Gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo.

La pareja cuenta también con seis locales en el Centro Joyero de Iguala, en donde venden alhajas de oro y plata.

Abarca y su esposa poseen un rancho en Cocula y 11 predios entre viviendas y terrenos, de acuerdo con la información que dio a conocer MVS.

A casi un año de distancia de la persecución, asesinato y desaparición de estudiantes en Iguala, y de conocerse que Abarca y su esposa estaban ligados al narcotráfico, Silviano asegura que se puede transitar con seguridad por la carretera Iguala-Chilpancingo. Incluso se puede ir y venir a Cocula sin ningún problema. Hasta asomarse por el basurero, en donde supuestamente según la “verdad histórica” de la Procuraduría General de la República (PGR), fueron incinerados los 43 normalistas desaparecidos.

Mireya Salgado, una habitante de la ciudad, no opina lo mismo. Tiene un hijo joven y cada que sale a la calle, se siente nerviosa. Teme que la inseguridad la alcance a ella o a su familia, como le ocurrió a su compadre con su hijo y su nieto ejecutados por un sicario.




(SIN EMBARGO.MX/ Shaila Rosagel / septiembre 24, 2015 - 00:00h)

GIEI TIENE MÁS DATOS PARA CREER QUE POLICÍAS ATACARON A LOS 43 POR CUIDAR UN CARGAMENTO


Ciudad de México, 24 de septiembre (SinEmbargo).– El verdadero motivo del ataque perpetrado la noche del 26 de septiembre de 2014 por policías de Iguala coludidos con narcotraficantes no fueron los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, sino un autobús en el que viajaban el cual, al parecer, contenía un cargamento de droga, publica The Guardian con base a la evidencia reunida por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (GIEI-CIDH).

“La especulación se ha centrado en la teoría de que los estudiantes se apoderaron sin querer de un vehículo que transportaba un cargamento oculto de heroína o dinero, el cual fue cazado por los policías corruptos que fueron enviados para recuperarlo”, dice el diario británico. En el mismo sentido, la agencia alemana dpa publica que “aquel día la acción de los normalistas de Ayotzinapa podría haber interferido con el transporte de un cargamento de estupefacientes en uno de los vehículos desde el municipio de Iguala, donde fueron atacados por policías aliados con una organización criminal”.

Carlos Beristain, del Grupo de Expertos de la CIDH dijo a The Guardian que “la hipótesis de que los estudiantes fueron confundidos con una banda rival ha sido completamente descartada”, por el contrario refirió que “la hipótesis sobre el [quinto] autobús es fuerte. Hay elementos que apuntan a la misma, y esto ​​podría explicar el modus operandi de esa noche “.

Los expertos, dice el reconocido medio británico, también dicen que no hay nada que indique que nadie, ni siquiera Guerreros Unidos, estaba particularmente preocupado acerca de la presencia de los estudiantes en Iguala hasta que trataron de salir de la ciudad. “Para entonces tenían tres autobuses más en su cargo”, dice.

“El informe ha centrado su atención en uno de estos vehículos adicionales, el llamado ‘quinto autobús’. Al reconstruir la evidencia fragmentada en las primeras etapas de la investigación oficial referente al autobús, los expertos concluyeron que el ‘quinto autobús” es el único que fue detenido por la policía federal, en lugar de ser baleado por la policía municipal”, escribe el periodista Jo Tuckman en The Guardian.

Y precisa: “fue también, dicen [los expertos], el único de los autobuses, donde a los estudiantes se les ordenó salir a punta de pistola, pero en realidad no fue atacado, y el único que fue conducido fuera de la escena. Después de eso el ‘quinto autobus’ simplemente desaparece del expediente del caso, sin una explicación”.


“No estamos haciendo juicios y no estamos especulando. Estamos lidiando sólo con la evidencia que ha producido una verdad incómoda”, dijo Beristain. En tanto The Guardian insiste en la hipótesis de que el autobús pudo haber tenido oculto un valioso cargamento la cual se basa en el hecho de que las montañas más allá Iguala son una de las principales áreas de producción de amapola en México.

La agencia dpa destaca este día en un amplio reportaje la nueva hipótesis que arroja el quinto autobús sobre lo ocurrido la noche de Iguala. “Un autobús nunca antes mencionado y un supuesto cargamento de droga son las claves con las que un grupo de expertos independientes formularon una nueva hipótesis sobre el móvil de la desaparición de 43 estudiantes en el sur de México, después de seis meses de investigar el caso”, refiere la agencia alemana.

Refiere que el informe final presentado por el GIEI-CIDH “no sólo tumbó la versión oficial al decir que los jóvenes no fueron incinerados en un basurero, sino que también reveló la existencia de un quinto bus del que la Fiscalía [PGR] no dio cuenta en su expediente y que, para ellos, podría ser una pieza clave en la investigación”.

“Pero, ¿qué tienen que ver los buses en el tema? El 26 de septiembre del año pasado, los estudiantes de la escuela normal ‘Raúl Isidro Burgos’ de Ayotzinapa, un poblado en el estado sureño de Guerrero, interceptaron unos autobuses a fin de acudir a una manifestación en la Ciudad de México. La toma de autobuses, de acuerdo con los estudiantes y el grupo de expertos, es una práctica extendida entre los normalistas. Para los expertos de la CIDH, aquel día la acción de los normalistas de Ayotzinapa podría haber interferido con el transporte de un cargamento de estupefacientes”, detalla dpa.

Recuerda que el Grupo de Expertos dio cuenta de que el quinto autobús “fue el único que no fue atacado violentamente” aquella noche, además de los testimonios contradictorios del chofer y que éstos no concordaban con los de los normalistas que iban en ese vehículo.

Las declaraciones del chofer también difieren con la hoja de ruta del bus. Otra irregularidad que fue denunciada por los expertos es que luego de pedir información sobre el vehículo, se les mostró un autobús que no concordaba con las especificaciones de los estudiantes.

“Todas esas inconsistencias y contradicciones evidentes muestran la sospecha de que bajo esas circunstancias se esconden aspectos importantes a considerar. Y que estos pueden tener que ver con el modus operandi y la motivación de la agresión”, señala dpa al citar el informe del GIEI.

“Según las informaciones recogidas, Iguala es un lugar de tráfico de heroína muy importante y, según la información pública, una parte de ese tráfico se haría mediante el uso de algunos autobuses que esconden dicha droga de forma camuflada”, sostuvieron los expertos, por lo que consideraron que la toma de vehículos “podría haberse cruzado con dicha existencia de drogas ilícitas (o dinero) en uno de los autobuses, específicamente en ese autobús”.

De acuerdo con un informe publicado por DEA en 2014, el cártel Guerreros Unidos, que opera en Iguala, es el responsable de operar una red para el tráfico de heroína y cocaína, drogas que se envían a Estados Unidos.

Para los peritos, dice dpa, quedó claro que la noche del 26 de septiembre el “patrón de actuación” por parte de los policías durante la persecución a los normalistas tenía la intención de “no dejar salir los buses de Iguala” y “acabar con cualquier posibilidad de huida”.


(SIN EMBARGO.MX/ Redacción / septiembre 24, 2015 - 11:02h)

COMANDO SECUESTRA A FUNCIONARIO GUERRERENSE Y SU FAMILIA


CHILPANCINGO, Gro. (apro).- Un grupo armado secuestró al secretario general del ayuntamiento de Ajuchitlán del Progreso, Gregorio Aguirre Nicanor, junto con siete integrantes de su familia, entre ellos un recién nacido.

Informes oficiales refieren que el hecho violento se registró la madrugada del lunes 21 en la cabecera de ese municipio de Tierra Caliente, donde el gobierno federal ha implementado un operativo de seguridad dirigido por el Ejército para revertir la inseguridad que se vive en esta franja colindante con Michocán.

La información se dio a conocer dos días después y hasta el momento se desconoce el paradero de Aguirre Nicanor y su familia.

De acuerdo con el reporte de las autoridades, un grupo armado irrumpió la madrugada del lunes 21 en el domicilio del funcionario municipal, ubicado en la cabecera municipal de Ajuchitlán del Progreso, y lo sacó por la fuerza junto con otras personas, entre ellos su hermano Víctor Aguirre, su cuñada y sobrinos.

En días recientes el profesor jubilado fue nombrado secretario del ayuntamiento, en sustitución de Sebastián Bernabé Salgado, quien renunció para incorporarse al comité municipal del PRD.

Hasta el momento ninguna autoridad ha emitido una postura ante ese hecho que exhibe el nivel de violencia que persiste en Tierra Caliente, donde el narcotráfico ha tomado el control y provocado la autocensura de medios de comunicación y ciudadanos que viven permanentemente amenazados.


(PROCESO / EZEQUIEL FLORES CONTRERAS/ 23 DE SEPTIEMBRE DE 2015)

ASESINAN A EXDIRIGENTE DE LA CNTE EN OAXACA


OAXACA, Oax. (apro).- El exdirigente de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE-CNTE), Alejandro Leal Diaz, fue ejecutado esta noche en la región mixteca junto con otro profesor, confirmó la Fiscalía General de Oaxaca.

El atentado ocurrió este miércoles alrededor de las 19:30 horas en el paraje “partideño” camino a la localidad de San José Chepetlán perteneciente al municipio de Silacayoapan, en la región mixteca.

La Fiscalía del Estado se apresuró a declarar que los primeros datos arrojan como presunto móvil un asalto, aunque dijo que no se descarta ninguna línea de investigación.

Por instrucción directa del Jefe del ejecutivo, Gabino Cue Monteagudo, la Fiscalía General de Justicia del Estado de Oaxaca, inició las primeras diligencias en torno al homicidio de los dos profesores. Quien acompañaba a Leal Díaz fue identificado como Ubaldo Eleuterio Cortes Garzón.

Los maestros asesinados trabajaban en la escuela primaria de San José Chepetla. Leal Díaz fungía como director de la institución.

Los docentes viajaban en una camioneta Nissan tipo estaquitas color blanca, placasRW-61015 del estado de Oaxaca cuando sobrevino la agresión.


(PROCESO/ PEDRO MATÍAS/ 24 DE SEPTIEMBRE DE 2015)

CONTINÚA DESPLOME DEL PESO; EL DÓLAR A 17.70


MÉXICO, D.F. (apro).—El peso continua desplomándose ante el dólar, luego de que el billete verde ya alcanza los 17.70 unidades a la venta en ventanillas bancarias, 30 centavos más que el cierre de la sesión anterior.

Las presiones sobre un menor crecimiento mundial, derivado de la desaceleración económica en China obligó a los inversionistas refugiarse en la moneda estadunidense.

De esta forma, la depreciación del peso está alcanzando niveles históricos, obligando al banco central a activar su mecanismo de subastar 200 millones de dólares, más otros 200 millones que inyecta al mercado cambiario diariamente.

De acuerdo con Banco Base, el peso mexicano inicia la sesión con una depreciación en un ambiente de aversión al riesgo caracterizado por pérdidas en las divisas de economías emergentes y ganancias en los activos considerados refugio, como bonos de tesoro, oro, el franco suizo y el yen japonés.


(PROCESO/ SEGUIR A @JUANCARLOSCV10JUAN CARLOS CRUZ VARGAS/ 24 DE SEPTIEMBRE DE 2015)

‘NACÍ PARA DEFENDERME, LO LLEVO EN LA SANGRE’


Saltillo, Coah.- Agradece el legado guerrero de la sangre kikapú. Dice que eso la ayudó a enfrentar las adversidades que ha sorteado a lo largo de sus 56 años. Su fe en Cristo es inquebrantable aunque, por defender lo suyo, no dudaría en accionar una pistola para herir a quien la agreda.

Benita Mendoza García es bisnieta de la tribu kikapú, asentada en Múzquiz, Coahuila. Creció en una comunidad de esta tribu en Ramos Arizpe, en el ejido San Miguel. A los 11 años llegó la primera prueba que tuvo que sortear, su madre murió y ella tuvo que criar a sus hermanas, la más pequeña de 7 meses.

“Somos huérfanas y tuve que aprender a defenderme porque muchos se quisieron aprovechar de verme sola y sin papás. Todo mundo quiere abusar de uno; entonces siempre me defendía, y me sigo defendiendo, no tengo miedo a morir”.

Benita es una mujer de apenas 1.60 de estatura, su pelo ya muestra algunas canas, la tez morena y rojiza de su piel revela su ascendencia india. Ella se define como una guerrera, como alguien que siempre saldrá adelante a pesar de los problemas de la vida.

El segundo golpe que le dio la vida fue cuando un hombre abusó sexualmente de su hermana de 13 años. Una noche salió con la Policía en búsqueda de la pequeña que no llegaba a casa.

La encontró en un terreno desolado de San Miguel. Ahí estaba el verdugo que le había robado la inocencia a su hermana. La Policía detuvo al violador y su hermana fue atendida por el trauma que sufrió.

“Lo quería matar yo a él, si he podido lo mato. Qué bueno que ya se murió porque toda la vida lo aborrecí”.

‘¡MÁTAME A MÍ, A MI HIJO NO!’

Pasaron los años y Benita encontró al hombre con quien decidió pasar el resto de sus días. Del matrimonio nacieron dos hijos: uno ahora tiene 34 años y el otro 36, ambos casados.

Una vez más, Benita tuvo que demostrar su fortaleza cuando su matrimonio se convirtió en un infierno y terminó divorciándose. Fue así como llegó hasta la colonia Vistahermosa. Ahí rentó una casa y abrió una tienda de abarrotes, fue la manera que encontró para sobrevivir. Sus dos hijos la ayudan.

“Me vine acá para cambiar de vida, salí huyendo de la casa porque me divorcié y aquí vivo con mi nieta y con mis hijos que son mi adoración”.

Cuando la delincuencia repuntaba en Saltillo intentaron secuestrar a su hijo menor. Un par de delincuentes ingresaron al negocio de Benita y lo amagaron. Lo habían confundido con un miembro de una banda contraria.

“Decían ‘¡Súbanlo, súbanlo, súbanlo!’. Mi hijo acababa de llegar y por su trabajo traía una camioneta de la empresa y lo confundieron”.

De nuevo, Benita tuvo que demostrar la fortaleza de una madre que ve a su hijo en una situación de peligro y sin importarle salir agredida hizo frente a los delincuentes.

“Los enfrenté, al que tenía a mi hijo lo agarré del pescuezo y lo aventé para atrás. Me puse entre mi hijo y él, sacó la pistola y la puso en mi estómago. Le dije ‘¡Mátame a mí, a mí sí mátame’, pero a mi hijo no le hagas nada!’”.

El otro delincuente gritó y salieron de la tienda, dijo Benita. Después de esa experiencia decidió siempre tener a la mano algo con que defenderse, así que adquirió los gases que utilizaría hasta después de varios años.

‘NO ME IMPORTA MATAR PARA DEFENDERME’

La tarde del lunes 21 de septiembre, Benita se encontraba contando unos chocolates cuando dos hombres ingresaron soltando amenazas. En el local sólo estaban ella y su nieta.

“Entraron gritando ‘¡El dinero, el pinche dinero, el billete dámelo!’. Uno se me vino encima, se agachó al dinero de la caja y yo tomé un gas que tenía cerca de la caja registradora y lo gaseé”.

Mientras el asaltante se limpiaba los ojos por el ardor que le provocaba el gas, Benita Mendoza aprovechó para usarlo como escudo y rociar al segundo hombre que había golpeado a su nieta con el puño cerrado.

Como pudieron, los rateros salieron de la tienda, abordaron un taxi en el que se trasladaban y huyeron del sitio. Minutos más tarde la Policía los capturó en la entrada de la colonia, sobre el bulevar Fundadores y la avenida Central.

A pesar de profesar una fe cristiana, la manera en que golpearon a su nieta despertó en ella su instinto guerrero. Dijo que no le importaría usar una pistola para defender a los suyos y a lo que tanto trabajo le ha costado tener.

“Debo protegerme, aquí sólo estamos mi nieta y yo, ella tiene capacidades diferentes. Si siguen las cosas como están, si nuestro Alcalde no hace nada, pues hay que tramitar un permiso para comprar una pistola. Si los rateros traen pistola ¿por qué yo no puedo traer una para cuidarme, si yo soy una mujer sola?”.

El martes Benita acudió a la Procuraduría General de Justicia del Estado. Ahí se enteró de que los ladrones tenían ya varias denuncias en su contra por robo a distintos negocios de la zona. Ahí los vio y dijo sentir lástima por ellos.

“Me dan lástima, esa gente a mí me da lástima. Los vi ahí cuando los sacaron para ficharlos y me quería arrepentir de la demanda, pienso que todo mundo merece una segunda oportunidad, pero me contuve por lo que me hicieron a mí y a mi nieta, a ella la golpeó muy fuerte con el puño, nada más por eso decidí no perdonarlos”.

Benita hace referencia a sus antepasados para definirse. “Creo en mi ascendencia india, yo soy india, creo que por eso soy así. Mi abuela era de los kikapú, entonces tengo la sangre muy fría”.


(ZOCALO / Luis Durón/ 24/09/2015 - 04:00 AM)

CLAUSURAN CIBERCAFÉ QUE OPERABA COMO ‘MOTEL DE PASO’


UnoTv / Mérida, Yucatán.- A raíz de una denuncia anónima, la Policía Municipal realizó un dispositivo de revisión en varios establecimientos de ese giro que trabajan en el primer cuadro de la ciudad. Al llegar al sitio, los agentes encontraron a un par de personas en actos sexuales.

Durante el operativo, el encargado del establecimiento mostró un permiso de uso de suelo vencido desde el 31 de agosto pasado, lo mismo que la licencia de funcionamiento, lo que motivó el cierre del establecimiento, el cual se realizó en calma.

Los operativos continuarán en los próximos días, pues se presume que hay al menos unos cinco establecimientos disfrazados de Cibercafé que operan como "moteles" de paso o sitios de cita, pues en las cabinas, donde se encuentran las computadoras, los clientes pueden mantener relaciones sexuales y ver películas pornográficas.


(ZOCALO / Agencias/ 24/09/2015 - 07:52 AM)

VIDEO: EL HISTÓRICO DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO EN EL CONGRESO DE EU


Washington, EU.- El papa Francisco se convirtió hoy en el primer sumo pontífice de la historia en hablar ante el pleno del Congreso de Estados Unidos, en uno de los más esperados mensajes de su gira.

En un extenso discurso, varias fueron las oportunidades en que los legisladores norteamericanos colmaron de aplausos al Papa, quien condenó el fundamentalismo, la pena de muerte, y el tráfico de armas, se refirió a la inmigración y destacó el rol de los jóvenes en la sociedad actual.


LAS FRASES MÁS IMPORTANTES

FUNDAMENTALISMO

"Combatir la violencia perpetrada bajo el nombre de una religión, una ideología, o un sistema económico y, al mismo tiempo, proteger la libertad de las religiones, de las ideas, de las personas requiere un delicado equilibrio en el que tenemos que trabajar"

"Ninguna religión es inmune a formas de engaño individual o extremismo ideológico. Esto significa que debemos estar particularmente atentos a toda forma de fundamentalismo, tanto religioso como de otro tipo"

"Imitar el odio y la violencia de los tiranos y asesinos es el mejor modo de tomar su puesto. Esto es algo que ustedes, como pueblo, rechazan. La nuestra debe ser una respuesta de esperanza y de sanación, de paz y de justicia"

INMIGRACIÓN

"Les hablo como hijo de inmigrantes. La gente de este continente no le tememos a los extranjeros porque nosotros alguna vez fuimos extranjeros"

"La marcha que Luther King encabezó como parte de su campaña de cumplir su sueño de plenos derechos de civiles y políticos afroestadounidenses continúa inspirándonos. Estoy feliz de que Estados Unidos continúe siendo para muchos una tierra de sueños"

"Nuestro mundo está enfrentando una crisis de refugiados de proporciones tales que no se veía desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. No debemos dejarnos asustar de su número, más bien verlos como personas, mirando sus rostros y escuchando sus historias, intentando responder lo mejor que podemos a sus situaciones. Recordemos la regla de oro: haz a los otros lo que quisieras que los otros te hicieran a ti"

PENA DE MUERTE

"Hay que defender la vida humana en cada etapa de su desarrollo. Esta convicción me ha llevado desde el inicio de mi ministerio a apoyar la abolición global de la pena de muerte, porque cada vida es sagrada"

GUERRA Y TRÁFICO DE ARMAS

"¿Por qué se venden armas letales aquellos que planean generar sentimientos indescriptibles a personas? Tristemente la respuesta la sabemos: es por el dinero. Es dinero que está empapado en sangre. Ante este silencio vergonzoso es nuestro deber enfrentar el problema y detener el tráfico de armas".

JÓVENES Y FAMILIA

"En especial quiero llamar la atención a los miembros de las familias que son los más vulnerables: los jóvenes. Muchos parecen desorientados y no tienen un blanco, atrapados en un laberinto de violencia, abuso y desesperación. Sus problemas son nuestros problemas. No podemos evitarlos. Tenemos que enfrentarlos juntos, hablar con ellos".

"Vivimos en una cultura que presiona a los jóvenes a no armar a una familia, se los convence de que no la inicien. No puedo ocultar mi preocupación por la familia, que está siendo amenazada como nunca antes".


A continuación el histórico discurso que pronunció ante los representantes de los estadounidenses:

Señor Vicepresidente,

Señor Presidente,

Distinguidos Miembros del Congreso,

Queridos amigos:

Les agradezco la invitación que me han hecho a que les dirija la palabra en esta sesión conjunta del Congreso en «la tierra de los libres y en la patria de los valientes». Me gustaría pensar que lo han hecho porque también yo soy un hijo de este gran continente, del que todos nosotros hemos recibido tanto y con el que tenemos una responsabilidad común.

Cada hijo o hija de un país tiene una misión, una responsabilidad personal y social.

La de ustedes como Miembros del Congreso, por medio de la actividad legislativa, consiste en hacer que este País crezca como Nación. Ustedes son el rostro de su pueblo, sus representantes. Y están llamados a defender y custodiar la dignidad de sus conciudadanos en la búsqueda constante y exigente del bien común, pues éste es el principal desvelo de la política.

La sociedad política perdura si se plantea, como vocación, satisfacer las necesidades comunes favoreciendo el crecimiento de todos sus miembros, especialmente de los que están en situación de mayor vulnerabilidad o riesgo. La actividad legislativa siempre está basada en la atención al pueblo. A eso han sido invitados, llamados, convocados por las urnas.

Se trata de una tarea que me recuerda la figura de Moisés en una doble perspectiva. Por un lado, el Patriarca y legislador del Pueblo de Israel simboliza la necesidad que tienen los pueblos de mantener la conciencia de unidad por medio de una legislación justa. Por otra parte, la figura de Moisés nos remite directamente a Dios y por lo tanto a la dignidad trascendente del ser humano. Moisés nos ofrece una buena síntesis de su labor: ustedes están invitados a proteger, por medio de la ley, la imagen y semejanza plasmada por Dios en cada vida humana.

En esta perspectiva quisiera hoy no sólo dirigirme a ustedes, sino con ustedes y en ustedes a todo el pueblo de los Estados Unidos. Aquí junto con sus Representantes, quisiera tener la oportunidad de dialogar con miles de hombres y mujeres que luchan cada día para trabajar honradamente, para llevar el pan a su casa, para ahorrar y –poco a poco– conseguir una vida mejor para los suyos. Que no se resignan solamente a pagar sus impuestos, sino que –con su servicio silencioso– sostienen la convivencia. Que crean lazos de solidaridad por medio de iniciativas espontáneas pero también a través de organizaciones que buscan paliar el dolor de los más necesitados.

Me gustaría dialogar con tantos abuelos que atesoran la sabiduría forjada por los años e intentan de muchas maneras, especialmente a través del voluntariado, compartir sus experiencias y conocimientos. Sé que son muchos los que se jubilan pero no se retiran; siguen activos construyendo esta tierra. Me gustaría dialogar con todos esos jóvenes que luchan por sus deseos nobles y altos, que no se dejan atomizar por las ofertas fáciles, que saben enfrentar situaciones difíciles, fruto muchas veces de la inmadurez de los adultos. Con todos ustedes quisiera dialogar y me gustaría hacerlo a partir de la memoria de su pueblo.

Mi visita tiene lugar en un momento en que los hombres y mujeres de buena voluntad conmemoran el aniversario de algunos ilustres norteamericanos. Salvando los vaivenes de la historia y las ambigüedades propias de los seres humanos, con sus muchas diferencias y límites, estos hombres y mujeres apostaron, con trabajo, abnegación y hasta con su propia sangre, por forjar un futuro mejor. Con su vida plasmaron valores fundantes que viven para siempre en el alma de todo el pueblo. Un pueblo con alma puede pasar por muchas encrucijadas, tensiones y conflictos, pero logra siempre encontrar los recursos para salir adelante y hacerlo con dignidad. Estos hombres y mujeres nos aportan una hermenéutica, una manera de ver y analizar la realidad. Honrar su memoria, en medio de los conflictos, nos ayuda a recuperar, en el hoy de cada día, nuestras reservas culturales.

Me limito a mencionar cuatro de estos ciudadanos: Abraham Lincoln, Martin Luther King, Dorothy Day y Thomas Merton.

Estamos en el ciento cincuenta aniversario del asesinato del Presidente Abraham Lincoln, el defensor de la libertad, que ha trabajado incansablemente para que «esta Nación, por la gracia de Dios, tenga una nueva aurora de libertad». Construir un futuro de libertad exige amor al bien común y colaboración con un espíritu de subsidiaridad y solidaridad.

Todos conocemos y estamos sumamente preocupados por la inquietante situación social y política de nuestro tiempo. El mundo es cada vez más un lugar de conflictos violentos, de odio nocivo, de sangrienta atrocidad, cometida incluso en el nombre de Dios y de la religión. Somos conscientes de que ninguna religión es inmune a diversas formas de aberración individual o de extremismo ideológico.

Esto nos urge a estar atentos frente a cualquier tipo de fundamentalismo de índole religiosa o del tipo que fuere. Combatir la violencia perpetrada bajo el nombre de una religión, una ideología, o un sistema económico y, al mismo tiempo, proteger la libertad de las religiones, de las ideas, de las personas requiere un delicado equilibrio en el que tenemos que trabajar. Y, por otra parte, puede generarse una tentación a la que hemos de prestar especial atención: el reduccionismo simplista que divide la realidad en buenos y malos; permítanme usar la expresión: en justos y pecadores.

El mundo contemporáneo con sus heridas, que sangran en tantos hermanos nuestros, nos convoca a afrontar todas las polarizaciones que pretenden dividirlo en dos bandos. Sabemos que en el afán de querer liberarnos del enemigo exterior podemos caer en la tentación de ir alimentando el enemigo interior. Copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor manera de ocupar su lugar. A eso este pueblo dice: No.

Nuestra respuesta, en cambio, es de esperanza y de reconciliación, de paz y de justicia. Se nos pide tener el coraje y usar nuestra inteligencia para resolver las crisis geopolíticas y económicas que abundan hoy. También en el mundo desarrollado las consecuencias de estructuras y acciones injustas aparecen con mucha evidencia. Nuestro trabajo se centra en devolver la esperanza, corregir las injusticias, mantener la fe en los compromisos, promoviendo así la recuperación de las personas y de los pueblos. Ir hacia delante juntos, en un renovado espíritu de fraternidad y solidaridad, cooperando con entusiasmo al bien común.

El reto que tenemos que afrontar hoy nos pide una renovación del espíritu de colaboración que ha producido tanto bien a lo largo de la historia de los Estados Unidos. La complejidad, la gravedad y la urgencia de tal desafío exige poner en común los recursos y los talentos que poseemos y empeñarnos en sostenernos mutuamente, respetando las diferencias y las convicciones de conciencia.

En estas tierras, las diversas comunidades religiosas han ofrecido una gran ayuda para construir y reforzar la sociedad. Es importante, hoy como en el pasado, que la voz de la fe, que es una voz de fraternidad y de amor, que busca sacar lo mejor de cada persona y de cada sociedad, pueda seguir siendo escuchada. Tal cooperación es un potente instrumento en la lucha por erradicar las nuevas formas mundiales de esclavitud, que son fruto de grandes injusticias que pueden ser superadas sólo con nuevas políticas y consensos sociales.

Apelo aquí a la historia política de los Estados Unidos, donde la democracia está radicada en la mente del Pueblo. Toda actividad política debe servir y promover el bien de la persona humana y estar fundada en el respeto de su dignidad. «Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que han sido dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos está la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad» (Declaración de Independencia, 4 julio 1776).

Si es verdad que la política debe servir a la persona humana, se sigue que no puede ser esclava de la economía y de las finanzas. La política responde a la necesidad imperiosa de convivir para construir juntos el bien común posible, el de una comunidad que resigna intereses particulares para poder compartir, con justicia y paz, sus bienes, sus intereses, su vida social. No subestimo la dificultad que esto conlleva, pero los aliento en este esfuerzo.

En esta sede quiero recordar también la marcha que, cincuenta años atrás, Martin Luther King encabezó desde Selma a Montgomery, en la campaña por realizar el «sueño» de plenos derechos civiles y políticos para los afro-americanos. Su sueño sigue resonando en nuestros corazones. Me alegro de que Estados Unidos siga siendo para muchos la tierra de los «sueños». Sueños que movilizan a la acción, a la participación, al compromiso. Sueños que despiertan lo que de más profundo y auténtico hay en los pueblos.

En los últimos siglos, millones de personas han alcanzado esta tierra persiguiendo el sueño de poder construir su propio futuro en libertad. Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes, como muchos de ustedes que son descendientes de inmigrantes. Trágicamente, los derechos de cuantos vivieron aquí mucho antes que nosotros no siempre fueron respetados. A estos pueblos y a sus naciones, desde el corazón de la democracia norteamericana, deseo reafirmarles mi más alta estima y reconocimiento. Aquellos primeros contactos fueron bastantes convulsos y sangrientos, pero es difícil enjuiciar el pasado con los criterios del presente. Sin embargo, cuando el extranjero nos interpela, no podemos cometer los pecados y los errores del pasado. Debemos elegir la posibilidad de vivir ahora en el mundo más noble y justo posible, mientras formamos las nuevas generaciones, con una educación que no puede dar nunca la espalda a los «vecinos», a todo lo que nos rodea. Construir una nación nos lleva a pensarnos siempre en relación con otros, saliendo de la lógica de enemigo para pasar a la lógica de la recíproca subsidiaridad, dando lo mejor de nosotros. Confío que lo haremos.

Nuestro mundo está afrontando una crisis de refugiados sin precedentes desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Lo que representa grandes desafíos y decisiones difíciles de tomar. A lo que se suma, en este continente, las miles de personas que se ven obligadas a viajar hacia el norte en búsqueda de una vida mejor para sí y para sus seres queridos, en un anhelo de vida con mayores oportunidades. ¿Acaso no es lo que nosotros queremos para nuestros hijos? No debemos dejarnos intimidar por los números, más bien mirar a las personas, sus rostros, escuchar sus historias mientras luchamos por asegurarles nuestra mejor respuesta a su situación. Una respuesta que siempre será humana, justa y fraterna. Cuidémonos de una tentación contemporánea: descartar todo lo que moleste. Recordemos la regla de oro: «Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes» (Mt 7,12).

Esta regla nos da un parámetro de acción bien preciso: tratemos a los demás con la misma pasión y compasión con la que queremos ser tratados. Busquemos para los demás las mismas posibilidades que deseamos para nosotros. Acompañemos el crecimiento de los otros como queremos ser acompañados. En definitiva: queremos seguridad, demos seguridad; queremos vida, demos vida; queremos oportunidades, brindemos oportunidades. El parámetro que usemos para los demás será el parámetro que el tiempo usará con nosotros. La regla de oro nos recuerda la responsabilidad que tenemos de custodiar y defender la vida humana en todas las etapas de su desarrollo.

Esta certeza es la que me ha llevado, desde el principio de mi ministerio, a trabajar en diferentes niveles para solicitar la abolición mundial de la pena de muerte. Estoy convencido que este es el mejor camino, porque cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse en la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito. Recientemente, mis hermanos Obispos aquí, en los Estados Unidos, han renovado el llamamiento para la abolición de la pena capital. No sólo me uno con mi apoyo, sino que animo y aliento a cuantos están convencidos de que una pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación.

En estos tiempos en que las cuestiones sociales son tan importantes, no puedo dejar de nombrar a la Sierva de Dios Dorothy Day, fundadora del Movimiento del trabajador católico. Su activismo social, su pasión por la justicia y la causa de los oprimidos estaban inspirados en el Evangelio, en su fe y en el ejemplo de los santos.

¡Cuánto se ha progresado, en este sentido, en tantas partes del mundo! ¡Cuánto se viene trabajando en estos primeros años del tercer milenio para sacar a las personas de la extrema pobreza! Sé que comparten mi convicción de que todavía se debe hacer mucho más y que, en momentos de crisis y de dificultad económica, no se puede perder el espíritu de solidaridad internacional. Al mismo tiempo, quiero alentarlos a recordar cuán cercanos a nosotros son hoy los prisioneros de la trampa de la pobreza. También a estas personas debemos ofrecerles esperanza. La lucha contra la pobreza y el hambre ha de ser combatida constantemente, en sus muchos frentes, especialmente en las causas que las provocan. Sé que gran parte del pueblo norteamericano hoy, como ha sucedido en el pasado, está haciéndole frente a este problema.

No es necesario repetir que parte de este gran trabajo está constituido por la creación y distribución de la riqueza. El justo uso de los recursos naturales, la aplicación de soluciones tecnológicas y la guía del espíritu emprendedor son parte indispensable de una economía que busca ser moderna pero especialmente solidaria y sustentable. «La actividad empresarial, que es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos, puede ser una manera muy fecunda de promover la región donde instala sus emprendimientos, sobre todo si entiende que la creación de puestos de trabajo es parte ineludible de su servicio al bien común» (Laudato si’, 129). Y este bien común incluye también la tierra, tema central de la Encíclica que he escrito recientemente para «entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común» (ibíd., 3). «Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos» (ibíd., 14).

En Laudato si’, aliento el esfuerzo valiente y responsable para «reorientar el rumbo» (N. 61) y para evitar las más grandes consecuencias que surgen del degrado ambiental provocado por la actividad humana. Estoy convencido de que podemos marcar la diferencia y no tengo alguna duda de que los Estados Unidos –y este Congreso– están llamados a tener un papel importante. Ahora es el tiempo de acciones valientes y de estrategias para implementar una «cultura del cuidado» (ibíd., 231) y una «aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza» (ibíd., 139).

La libertad humana es capaz de limitar la técnica (cf. ibíd., 112); de interpelar «nuestra inteligencia para reconocer cómo deberíamos orientar, cultivar y limitar nuestro poder» (ibíd., 78); de poner la técnica al «servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral» (ibíd., 112). Sé y confío que sus excelentes instituciones académicas y de investigación pueden hacer una contribución vital en los próximos años.

Un siglo atrás, al inicio de la Gran Guerra, «masacre inútil», en palabras del Papa Benedicto XV, nace otro gran norteamericano, el monje cisterciense Thomas Merton. Él sigue siendo fuente de inspiración espiritual y guía para muchos. En su autobiografía escribió: «Aunque libre por naturaleza y a imagen de Dios, con todo, y a imagen del mundo al cual había venido, también fui prisionero de mi propia violencia y egoísmo. El mundo era trasunto del infierno, abarrotado de hombres como yo, que le amaban y también le aborrecían. Habían nacido para amarle y, sin embargo, vivían con temor y ansias desesperadas y enfrentadas». Merton fue sobre todo un hombre de oración, un pensador que desafió las certezas de su tiempo y abrió horizontes nuevos para las almas y para la Iglesia; fue también un hombre de diálogo, un promotor de la paz entre pueblos y religiones.

En tal perspectiva de diálogo, deseo reconocer los esfuerzos que se han realizado en los últimos meses y que ayudan a superar las históricas diferencias ligadas a dolorosos episodios del pasado. Es mi deber construir puentes y ayudar lo más posible a que todos los hombres y mujeres puedan hacerlo. Cuando países que han estado en conflicto retoman el camino del diálogo, que podría haber estado interrumpido por motivos legítimos, se abren nuevos horizontes para todos. Esto ha requerido y requiere coraje, audacia, lo cual no significa falta de responsabilidad. Un buen político es aquel que, teniendo en mente los intereses de todos, toma el momento con un espíritu abierto y pragmático. Un buen político opta siempre por generar procesos más que por ocupar espacios (cf. Evangelii gaudium, 222-223).

Igualmente, ser un agente de diálogo y de paz significa estar verdaderamente determinado a atenuar y, en último término, a acabar con los muchos conflictos armados que afligen nuestro mundo. Y sobre esto hemos de ponernos un interrogante: ¿por qué las armas letales son vendidas a aquellos que pretenden infligir un sufrimiento indecible sobre los individuos y la sociedad? Tristemente, la respuesta, que todos conocemos, es simplemente por dinero; un dinero impregnado de sangre, y muchas veces de sangre inocente. Frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber afrontar el problema y acabar con el tráfico de armas.

Tres hijos y una hija de esta tierra, cuatro personas, cuatro sueños: Abraham Lincoln, la libertad; Martin Luther King, una libertad que se vive en la pluralidad y la no exclusión; Dorothy Day, la justicia social y los derechos de las personas; y Thomas Merton, la capacidad de diálogo y la apertura a Dios.

Cuatro representantes del pueblo norteamericano.

Terminaré mi visita a su País en Filadelfia, donde participaré en el Encuentro Mundial de las Familias. He querido que en todo este Viaje Apostólico la familia fuese un tema recurrente. Cuán fundamental ha sido la familia en la construcción de este País. Y cuán digna sigue siendo de nuestro apoyo y aliento. No puedo esconder mi preocupación por la familia, que está amenazada, quizás como nunca, desde el interior y desde el exterior. Las relaciones fundamentales son puestas en duda, como el mismo fundamento del matrimonio y de la familia. No puedo más que confirmar no sólo la importancia, sino por sobre todo, la riqueza y la belleza de vivir en familia.

De modo particular quisiera llamar su atención sobre aquellos componentes de la familia que parecen ser los más vulnerables, es decir, los jóvenes. Muchos tienen delante un futuro lleno de innumerables posibilidades, muchos otros parecen desorientados y sin sentido, prisioneros en un laberinto de violencia, de abuso y desesperación. Sus problemas son nuestros problemas. No nos es posible eludirlos. Hay que afrontarlos juntos, hablar y buscar soluciones más allá del simple tratamiento nominal de las cuestiones. Aun a riesgo de simplificar, podríamos decir que existe una cultura tal que empuja a muchos jóvenes a no poder formar una familia porque están privados de oportunidades de futuro. Sin embargo, esa misma cultura concede a muchos otros, por el contrario, tantas oportunidades, que también ellos se ven disuadidos de formar una familia.

Una Nación es considerada grande cuando defiende la libertad, como hizo Abraham Lincoln; cuando genera una cultura que permita a sus hombres «soñar» con plenitud de derechos para sus hermanos y hermanas, como intentó hacer Martin Luther King; cuando lucha por la justicia y la causa de los oprimidos, como hizo Dorothy Day en su incesante trabajo; siendo fruto de una fe que se hace diálogo y siembra paz, al estilo contemplativo de Merton.

Me he animado a esbozar algunas de las riquezas de su patrimonio cultural, del alma de su pueblo. Me gustaría que esta alma siga tomando forma y crezca, para que los jóvenes puedan heredar y vivir en una tierra que ha permitido a muchos soñar. Que Dios bendiga a América.


(ZOCALO / Agencias/ 24/09/2015 - 11:01 AM)