Mal
comenzó la LXIII Legislatura este martes primero de septiembre.
Y
es que los protagonistas de la nueva mayoría PRI-PVEM tienen prisa por demostrar
que los tiempos de la cortesía parlamentaria y de tolerar a las minorías
quedaron atrás.
Pragmáticos,
los integrantes de la bancada del partido en el poder parten de una realidad:
las futuras reformas que el gobierno del presidente Enrique Peña necesita
pueden salir adelante con los votos de los priistas, verdes y de Nueva Alianza.
Y con los ocho diputados del Partido Encuentro Social (PES), se susurra en los
pasillos parlamentarios.
Se
trata de leyes secundarias vinculadas a los temas de corrupción, transparencia,
seguridad y justicia. Y por lo tanto, basta con una mayoría simple --la mitad
más uno de los asistentes al pleno el día de la votación-- para darles el visto
bueno.
De
manera que, a diferencia de la primera parte del sexenio, cuando las reformas
constitucionales sólo eran posibles con el respaldo de las dos terceras partes
del Congreso, ahora el gobierno federal no necesita de la oposición.
Tan
claros están los legisladores de la mayoría PRI-PVEM del nuevo escenario, que
desde la sesión de apertura dejaron en claro el mensaje de que harán sentir y
harán valer su hegemonía, sobre todo para defender la gestión presidencial.
Pero…
Pero… Pero… Como bien lo decían en la pasada legislatura los operadores
políticos del entonces jefe de los diputados tricolores, Manlio Fabio
Beltrones, ahora al frente del PRI, la mayoría numérica no otorga de manera
automática la razón.
Porque
antes de tirar línea y de levantar la mano, hay que construir legitimidad, un
valor indispensable para la democracia y el ejercicio del poder en tiempos
donde todas las minorías cuentan y, sumadas, implican al 70 % de la ciudadanía.
Así
que tan importantes los diputados de la mayoría gobernante como aquellos que
desde la oposición harán valer el pedazo de país que representan.
De
esos actores ya tuvimos una muestra en la inauguración de la LXII legislatura.
Y esto es lo que vimos…
YULMA, LA MENSAJERA
Presumida
por el jefe de la fracción del PRI, César Camacho Quiroz, como una de las
mejores representantes de los nuevos tiempos de su partido, capaz de haber
ganado tres elecciones al hilo en Guanajuato
–“territorio comanche”, comentó el ex dirigente nacional priista--, la
diputada federal Yulma Rocha Aguilar asumió la nada agradable tarea de mostrar
la cara ruda que la mayoría trae ahora consigo.
Y
es que al discurso de que todo va muy bien que la legisladora ya traía listo
para fijar la postura tricolor, tuvo que agregar el reclamo al presidente de la
mesa directiva, Jesús Zambrano, por haber osado decir que, como lo señalan las
encuestas, la gente piensa que México no va por el camino correcto.
Perteneciente
al triste célebre grupo de Las Juanitas que, en la legislatura de 2009,
conformaron las diputadas que muy pronto dejaron su curul para cederla a algún
varón, la priista Rocha Aguilar regresó a la Cámara con enjundia y no escatimó
esfuerzos para darle al perredista una paliza verbal.
Ex
diputada local y ex regidora de Irapuato, la también ex secretaria general del
Consejo Directivo Estatal del PRI mostró los guantes con los que la mayoría
está dispuesta a encarar a la oposición.
“Antes
de comenzar quisiera hacer un paréntesis para hacer un extrañamiento al
Presidente de esta Mesa Directiva, por sus expresiones vertidas al recibir el
informe de gobierno, las cuales fueron personales y partidistas.
“Quien
ve en la presidencia de la mesa la oportunidad de una tribuna privilegiada para
expresar su voluntad personal o partidaria, traiciona la confianza que le dimos
todos, y también viola la ley”, expuso la diputada.
CAMACHO, AL ESTILO MEXIQUENSE
Obviamente,
la aguerrida guanajuatense no se manda sola. Si se dirigió con esos modos y ese
tono al presidente de la Cámara es porque así se lo pidió el líder de su
bancada.
No
sabemos si la instrucción de César Camacho fue de motu propio o recibió alguna
sugerencia de la administración federal para advertirle a Zambrano que se
anduviera con cuidado.
La
duda resulta pertinente porque el ex gobernador mexiquense no ocultó el martes
primero de septiembre el gusto por la oratoria virulenta de la diputada e
incluso se dio la licencia de levantarse de su lugar mientras hablaba la
coordinadora del grupo parlamentario de Morena, Rocío Nahle.
Pero,
al día siguiente, después del mensaje presidencial en Palacio Nacional, Camacho
Quiroz suavizó su actitud cuando desde su rol de presidente de la Junta de
Coordinación Política (Jucopo) ofreció que todos los grupos parlamentarios
contarían y serían escuchados.
"Hemos encontrado un clima positivo, una
actitud edificante, la disposición para entendernos (…) Creemos que este clima basado en el
respeto y en la disposición para colaborar con otros, se puede convertir en una constante a lo largo del desarrollo de la
LXIII Legislatura al Congreso de la Unión", expuso el priista.
¿Alguien
le pidió corregir la actitud rijosa del primer día? ¿O es que tendremos una
mayoría parlamentaria bipolar?
ZAMBRANO Y MARTINEZ NERI
Disminuidos
a un grupo parlamentario de 60 diputados --en la pasada legislatura fueron
101--, los perredistas sin embargo se hicieron notar y, de golpe, recuperaron
su sentimiento de unidad, gracias al trato del PRI a Zambrano.
Solidarios,
los integrantes de la bancada secundaron a su coordinador Francisco Martínez
Neri, en la idea de abandonar el recinto en solidaridad a su correligionario,
quien en ese momento presidía y conducía la sesión.
El
enojo de los diputados del PRD fue secundado por sus compañeros senadores,
quienes se levantaron de sus lugares mientras la priista exaltaba la situación
económica de México como la mejor en los últimos años, gracias a la gestión
peñista.
De
manera que si una semana atrás Zambrano sufrió el revés de no conseguir el
respaldo de las corrientes de su partido para convertirse en el coordinador de
la diputación, en la apertura de sesiones todos sus correligionarios cerraron
filas para manifestarle su apoyo.
El
aval de los legisladores fue más allá al presentar este jueves 3 de septiembre,
en voz del coordinador Martínez Neri, una iniciativa que formaliza la petición
de que el jefe del Ejecutivo Federal acuda
San Lázaro a informar personalmente de su gobierno y escuche a los parlamentarios.
Pero
ni Zambrano, actor clave de la corriente Nueva Izquierda, ni los diputados de
las demás expresiones perredistas --ADN, IDN, Foro Nuevo Sol, Vanguardia
Progresista-- pueden cantar victoria.
Porque
esa unidad perredista es precaria. Y no dejan de circular las versiones de que
pronto podría concretarse la estampida de una decena de diputados afines a
Andrés Manuel López Obrador y dispuestos a acrecentar la bancada de Morena.
UNA MORENA DE BUENOS MODOS
En
tanto la jefa de la bancada de los legisladores de AMLO, Rocío Nahle,
sorprendió a propios y extraños por sus buenos modos. Firme y crítica en el
discurso, pero sin rayar en la estridencia a la que nos habían acostrumbrado
los fieles del tabasqueño, dados a la ofensa disfrazada de alegato y
ocurrencias chistosas.
"Desde
hoy, la fracción parlamentaria que me honro coordinar trabajará en iniciativas
que rescaten las instituciones para ponerlas al servicio del pueblo. Iremos
creando y despertando conciencias para ser una oposición seria y con principios
éticos. Con ello preparamos el preámbulo de la construcción de un gobierno
honesto, austero y democrático que dé inicio en el 2018.
"Este
es el clamor del pueblo, de los necesitados que gritan en las calles, frente al
cual han mostrado oídos sordos los gobiernos soberbios y arrogantes. Nosotros
sí los escuchamos, sí los sentimos y sí los atenderemos", expuso la
morenista.
Obvio
que es fan de AMLO. Pero al menos ya no nos recetó la trillada "¡es un
honor...estar con..."
LO CORTES NO QUITA LO PANISTA
Y
aunque los reflectores se focalizaron en las desaveniencias entre priistas y
perredistas, la bancada blanquiazul adelantó que viene con la espada lista para
defender su agenda.
Sabedores
de que la mayoría PRI-PVEM-Panal-PES no van a soltar prenda, los diputados del
PAN se preparan para la difícil tarea de la denuncia y el pataleo.
Para
comenzar a ganar terreno en un escenario en el que originalmente estaría de
líder parlamentario el ex presidente panista, Gustavo Madero, el coordinador
Marko Cortés fue el representante de fijar postura en torno a la gestión
gubernamental: reivindicó el hecho de que gracias a su partido pudieron
concretarse las reformas que antes el PRI le negó a los gobiernos blanquiazules
y cuestionó su puesta en marcha.
Perteneciente
al maderismo y de todas las confianzas de Ricardo Anaya, dirigente del PAN, el
michoacano fue insistente en la necesidad de que la oposición sea tomada en
cuenta.
"Acción
Nacional inicia esta Legislatura con la mejor voluntad, para construir amplias
mayorías que estén dispuestas a generar los cambios que a México le urgen (...)
Desde aquí, frente a todo México, de cara a las fuerzas políticas, exigimos
apertura al diálogo para encontrar coincidencias", alegó Marko Cortés.
Y
es que los panistas saben que la nueva mayoría le apuesta al avasallamiento.
CITAS IMPERDIBLES
Gobernar
no es mandar, por mucha mayoría que se tenga”.
Juan
Luis Cebrián. Escritor, periodista y director fundador de El País
@ivonnemelgar
(EXCELSIOR/COLUMNA
“RETROVISOR LEGISLATIVO” IVONNE MELGAR/ Sep 3, 2015)