sábado, 1 de agosto de 2015

DETIENEN A CUATRO IMPLICADOS EN DESVÍO DE CASI 2 MDP ASIGNADOS AL IMSS



La Procuraduría General de la República dio a conocer la detención de cuatro presuntos implicados en el desvío de un millón 958 mil 490 pesos de recursos federales asignados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Informó Proceso que los detenidos son Esperanza Martínez Cairo Cabello, Salvador Martínez Cairo Cueto, César Salgado Legorreta y Juan Carlos Lee Troncoso. Todos ellos enfrentarán cargos por el delito de peculado.

En un comunicado, la dependencia federal informó que elementos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), en cumplimiento de una orden de aprehensión girada por un juez, capturaron a dos de los inculpados en la colonia Polanco, a uno más en la colonia Algarín y al último en la ciudad de Cuernavaca, Morelos.

Esperanza Martínez Cairo Cabello fue internada en el Centro Femenil de Readaptación Social Santa Martha Acatitla, y los tres varones el Reclusorio Sur en la ciudad de México.

(RIODOCE/ REDACCION/ 1 agosto, 2015

DETIENEN EN REYNOSA A 13 PRESUNTOS INTEGRANTES DEL CÁRTEL DEL GOLFO


Policías estatales detuvieron en Reynosa, Tamaulipas a 13 presuntos integrantes del Cártel del Golfo quienes iban a bordo de tres vehículos y tenían en su poder armas largas, aparatos de radiocomunicación y drogas, publicó Proceso  en su portal web.

En un comunicado, el Grupo de Coordinación Tamaulipas informó que los detenidos son Arturo Macías Solís, José Carlos Quintero Rentería, Ulises Esaut Betancourt Azúa, David Alejandro López Montoya, José Máximo Salgado Ruiz, José Francisco Gómez Treviño, José Manuel Caldera Ríos, Luis Pablo Reyes Gómez, Daniel Wing Carmano, Brayan Juan Raymundo Ignacio, Eduardo Gómez Martínez, Martín Gómez González y Janeth Araceli Ruiz Reyes.

Al momento de su detención en el fraccionamiento San Valentín, los delincuentes manifestaron dedicarse a actividades de halconeo para el grupo delincuencial que opera en ese municipio de la frontera de Tamaulipas con Texas.

En sus declaraciones ante un agente del Ministerio Público, José Manuel Caldera Ríos señaló que ya había estado recluido en un penal.

Los policías estatales les aseguraron seis armas largas, cinco kilos con 995 gramos de mariguana, tres aparatos de radiocomunicación, mil 233 cartuchos de diferentes calibres, 45 ponchallantas metálicos y 56 cargadores.

Además aseguraron tres camionetas: Una Ford Expedition color negro con placas del estado de Texas, una Grand Caravan color verde con placas de Texas y una Toyota Runner SR5 color negro.

Los detenidos, entre ellos dos de nacionalidad guatemalteca, así como las evidencias, fueron puestos a disposición del Ministerio Público del Fuero Federal.


(RIODOCE/ REDACCION/1 agosto, 2015)

HALLAN CADÁVER MANIATADO EN EJIDO FRANCISCO VILLA


Había sido “levantado” un par de días antes

En avanzado estado de descomposición y con evidentes signos de violencia fue localizado la mañana de ayer el cadáver de un hombre en un predio baldío al norte de la entrada del Ejido Francisco Villa, al oriente del Municipio, perteneciente a la Comisaría de Marte R. Gómez.

El hombre ultimado fue identificado en el lugar por familiares con el nombre de José Samuel Estrella Anaya, de 50 años, con domicilio en el Ejido Tesopobampo, quien fue encontrado alrededor de las 07:00 horas con pies y manos atados a la espalda, aproximadamente a 300 metros al norte de las vías del ferrocarril que corren paralelas a la carretera Federal número 15, a la altura del kilómetro 207.

Una persona que iba pasando por el sitio realizó el macabro hallazgo del cuerpo putrefacto que presentaba alrededor de 24 horas sin vida y a simple vista se apreciaban diversos golpes, dando aviso inmediato a las autoridades.

Por el posicionamiento de los señalamientos colocados por personal de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE), se presume que el cuerpo fue arrastrado alrededor de 300 metros desde las vías hasta quedar depositado entre unos arbustos, debido a que se encontraron diversos indicios en el trayecto, como restos de ropa y calzado.

Extraoficialmente se mencionó que desde hacía un par de días Estrella Anaya había sido privado de la libertad, quien se desempeñaba como velador en un invernadero cercano al sitio donde fueron abandonados sus restos mortales.

Peritos de la Procuraduría se encargaron del levantamiento y traslado del cuerpo para realizar la autopsia de ley con el objetivo de establecer las causas del deceso, aunque se rumoró que podría tratarse de asfixia por estrangulamiento.


(DIARIO DEL YAQUI/ Francisco Romero/01 DE AGOSTO 2015)

EXPEDIENTE #LAURABOZZO: ENJUICIADA EN PERÚ POR PECULADO Y ASOCIACIÓN ILÍCITA A FAVOR DE FUJIMORI


México.- Aristegui Noticias tuvo acceso, en octubre de 2013, a documentos de la justicia peruana, sobre el proceso de 2006 contra la conductora de TV Laura Bozzo. En los mismos se determina la responsabilidad de la animadora en la comisión de los delitos de peculado y asociación delictuosa, al utilizar su programa de televisión para impulsar la reelección de Alberto Fujimori, en 1999. Por considerarlo de interés, en este momento, AN reproduce nuevamente esta información y documentos.

La conductora de televisión Laura Bozzo, fue procesada por la justicia de Perú en 2006, y encontrada “culpable” de los cargos de peculado y asociación ilícita para delinquir, por coludirse con el ex asesor presidencial, Vladimiro Montesinos -condenado a ocho años de prisión efectiva- en una estrategia para lograr la reelección de Alberto Fujimori en 1999.

Aristegui Noticias tuvo acceso a fragmentos del documento de la sentencia contra Laura Bozzo Rotondo, dictada el 07 de julio de 2006 por la Tercera Sala Penal Especial Anticorrupción de Lima, que encontró a la ahora conductora estelar de Televisa responsable -en calidad de cómplice- de asociación ilícita para delinquir y peculado, “en agravio del Estado y la sociedad”.

En la página 109 del citado documento se lee lo siguiente:

“XII. CONDENANDO: a LAURA CECILIA BOZZO ROTONDO como cómplice del delito contra Ia Administración Publica -Peculado, en agravio del Estado y Ia Sociedad, y POR MAYORIA, como autora del delito contra Ia Tranquilidad Publica -Asociación ilícita para delinquir, en agravio del Estado y Ia Sociedad, IMPONIÉNDOSELE POR MAYORIA, CUATRO años de pena privativa de libertad, cuya ejecución se suspende condicionalmente por el plazo de tres años, bajo el cumplimiento de las reglas siguientes: a) No ausentarse del Iugar de su residencia sin previa autorización del Juez, b) Reparar el daño ocasionado par el delito y, c) Comparecer personal y obligatoriamente al Juzgado, cada tres meses, para informar y justificar sus actividades, bajo apercibimiento de aplicarse el artículo 59 del Código Penal, e INHABILITACION por el plazo de dos años, conforme al inciso b del artículo 36 del Código Penal; y, FIJARON: En TREINTA MIL nuevos soles el manto que por concepto de reparación civil deberá abonar a favor de los agraviados, y le IMPUSIERON Ia obligación de restituir a favor del erario público Ia suma de ocho mil quinientos dólares y cinco mil nuevos soles”.

Asimismo la sentencia, cuya lectura duró cerca de cuatro horas por sus más de 200 páginas -según reportes periodísticos de aquel entonces- determinó que no existían pruebas suficientes que compruebe la entrega de dinero o un collar de perlas por parte de Montesinos a Bozzo.

Sin embargo, quedó determinado que la animadora utilizó su programa de televisión para impulsar la reelección inconstitucional de Fujimori en el año 1999.

Sobre este tema en la página 78 del mismo documento se lee el siguiente testimonio de un colaborador de Bozzo:

“AI respecto, Ia utilización de los programas televisivos conducidos por Bozzo Rotondo para fines reeleccionistas, es referido por el Colaborador de Código Nro. 3058-BCE (fojas 137) al señalar “Ia doctora Laura Bozzo Rotondo durante los años mil novecientos noventinueve y dos mil, se reunió con el doctor Montesinos unas diez veces aproximadamente, para que le facilitara información respecto a los temas que Ia doctora Bozzo debía tratar en su programa televisivo, tales como el Plan Colombia o sobre el terrorismo … “.

DELITO CONTRA LA TRANQUILIDAD PÚBLICA

En otro documento al que Aristegui Noticias tuvo acceso -con fecha del 05 de diciembre de 2007- proveniente de la Primera Sala Penal Transitoria de Lima se absuelve a Bozzo de la “acusación fiscal por delito contra la Tranquilidad Publica – asociación ilícita para delinquir, en agravio del Estado y la Sociedad”, pero fueron ratificados los demás delitos.

En la página 50 del documento se lee:

“ABSOLVIERON a Ia citada encausada de Ia acusación fiscal por delito contra Ia Tranquilidad Pública -

asociación ilícita para delinquir, en agravio del Estado y Ia Sociedad; ORDENARON se proceda a Ia anulación de sus antecedentes judiciales y policiales generados como consecuencia del proceso”


(DOSSIER POLITICO/ ARISTEGUI NOTICIAS/2015-08-01)

"AGÁCHATE, CHUPAMELA Y DI QUE TRABAJAS PARA 'LOS ZETAS' O TE VA PEOR PERRA"


Los relatos de 4 mujeres que fueron acusadas de pertenecer al Cartel de Los Zetas.

De un momento a otro no se imaginaron como cambiaría su vida y relatan cómo fueron cruelmente torturadas por la Marina y el Ejercito para aceptar diversos delitos que aseguran no cometieron, este es uno los testimonios que hemos recopilado entre gente metida contra el Narco.

Que forman parte de Los Narco Relatos un proyecto que recopila las historias que se cuentan a diario en México son las huellas que a dejado la guerra contra el narcotráfico y que damos testimonio aquí.

En esta ocasión lo acompañamos de nombres reales, los lugares en los que sucedieron los hechos son específicos y lo he acompañado de mi definición de estos lamentables hechos.

NARCOVIOLENCIA

Cuatro mujeres están a punto de ser torturadas. Una está cogiendo frenéticamente en un motel. La otra baila en la pista de un bar. La tercera duerme en bikini sobre la cama de un completo desconocido, y la última se está colocando una toalla sanitaria en el baño de su casa. A juzgar por su estado de ánimo no tienen ni put@ idea de que sus vidas están a punto de convertirse en una furiosa y asustada alarma antiaérea. En los próximos cinco minutos las van a condenar por pertenecer al cártel de la última letra: Los Zetas.

KRISZTINA KIRÁLY

Cuando estaba sentada en el sillón de mi casa y miraba en la televisión de mi recámara violencia en Latinoamérica, siempre era Colombia el escenario donde corrían las balas y la sangre, pero no México, adonde vine desde Hungría, buscando superar la crisis económica. Pero las cosas salieron de la chingada, terminé recluida en el Cereso Femenil de Mexicali acusada de pertenecer al cártel de Los Zetas.

Más que los muertos que he visto colgados en los puentes vehiculares a lo largo y ancho del país me sorprendió lo paradisiaco de las playas oaxaqueñas y sobre todo, la disposición que tienen los mexicanos para convertir en festejo cualquier trivialidad. De las drogas sé poco, por mera recreación he probado mariguana y cocaína. Las tachas y el éxtasis nunca, porque diez años atrás, cuando salí de Europa Oriental, apenas comenzaban a ser las invitadas indispensables de las fiestas.

Mis compañeras me dicen que me parezco a las gitanas que caminan en los centros comerciales de Mexicali, buscando a quién leerle la mano por 30 pesos. Me cuesta trabajo ubicar acentos en las palabras. Mi “mama” era enfermera de hospital y mi “papa” policía, allá en mi aldea natal de no más de 2,100 habitantes, Taktaszada, junto a la frontera con Eslovaquia.

El motivo de mi detención es por delincuencia organizada, según me dicen es por droga. Tengo aquí en Mexicali casi dos años y medio.

Llegué a trabajar al Distrito Federal hace casi nueve años. Fui edecán, dama de compañía y bailarina exótica en fiestas. En Hungría trabajaba en la empresa Nestlé, pero no me alcanzaba el dinero y después me quedé sin trabajo. El esposo de una amiga de allá en Hungría, me dijo que me podía conseguir trabajo en México en un centro nocturno. Acepté, viajé y comencé a trabajar en Solid Gold; no es un table dance cualquiera, es un elegante restaurante, es más, teníamos que usar vestido de noche y muchas veces sólo platicábamos, no fichábamos. Ahí está lleno de mujeres checas y húngaras. Los clientes pueden cenarse un filete en un privado mientras alguna chica le baila desnuda.

Estaba en Puerto Escondido, después de estar en el Distrito Federal me había ido a vivir allá. El día que me detuvieron me habían contratado para dar un show a una persona que cumplía años. Me contrataron de 12 de la noche a 12 del día, pero como a las cuatro me dio sueño, me fui a dormir un rato y les dije que si me ocupaban para algo que me levantaran. Como a las nueve de la mañana entró el Ejército rompiendo puertas y nos detuvieron a todos. Nunca me preguntaron nada, ni cómo me llamaba, ni de dónde era, ni qué estaba haciendo ahí, sólo me esposaron y me subieron a un camión.

Fui torturada. Me pegaron con los puños en la nuca. Me pegaron en todo el cuerpo hasta que se aburrieron. Y me descargaron 200 voltios de electricidad en todo el cuerpo. Después de horas de golpes e interrogatorio pedí agua. En respuesta me acostaron, me metieron un embudo de plástico en la boca, me vaciaron varios litros de agua de la llave y me pegaron con los puños en el estómago. Pensé que estallaría. No supe si me torturaron militares o policías, porque siempre tuve tapados los ojos.

Tengo una niña de dos años que se quedó en Puerto Escondido con su papá, un arquitecto con el que viví dos años. No tengo familia en México y nadie me visita; a veces mi familia me manda dinero o mis amigos, pero no siempre. Es difícil. Algunas chicas de mi pasillo me ayudan con cosas personales como papel de baño, jabón o quince pesos de tarjeta de teléfono para llamar y preguntar cómo está mi hija, eso porque las ayudo con la talacha o lavo su ropa. Es difícil estar en la cárcel cuando eres extranjero.

Aparte de la libertad, lo que más extraño es comer bien, cocinar. A mí me encanta la gastronomía, me gusta mucho la comida mexicana, el mole poblano, la sopa azteca, el picante. Aquí en la cárcel mi comida favorita son los chilaquiles. Nunca pensé extrañar tanto a mi familia y a mi hija, nunca pensé separarme de ella.

También extraño la música. Me gusta mucho la música clásica, el sonido del piano y del violín. La única música que escucho aquí en la celda es la de la televisión. Cuando le estamos cambiando de canal y en alguno hay música, ahí le dejamos y todas las compañeras bailamos y cantamos. Me gusta la música de mariachi. En Hungría nunca la había escuchado. La banda sinaloense se parece en algunos sonidos a la música de las bandas de Alemania y del bosque donde vivía, me gusta.

Mi embajada supo que me detuvieron después de muchos días. Cuando me detuvieron lo primero que tenían que hacer los militares era comunicarse con mi embajada. Hasta que estaba arraigada en la PGR, en el Distrito Federal, me dejaron comunicarme con la embajada de mi país; ellos me llevaron ropa interior y cosas personales que necesitaba. Mi caso se está llevando en Tamaulipas, aunque me detuvieron en Oaxaca y yo estoy aquí en Mexicali. Mi abogado, que está en Matamoros, piensa que este año salgo. No tienen de qué acusarme, yo nomás estaba haciendo mi show, no conocía a las personas que dicen que eran de Los Zetas. Nunca miré drogas, ni armas en la casa donde me contrataron. La casa tenía alberca, pero no era muy lujosa.

Aquí en la cárcel hay muchas que son inocentes, como en mi caso. Casi siempre el novio o el esposo las metió en problemas y ellas ni sabían. Muchas se declararon culpables de delitos que desconocían, pero porque las torturaron. Me acuerdo que cuando llegué a México y estaba el presidente Vicente Fox no había tanta violencia. Cuando entró Felipe Calderón todo se puso muy violento. Una vez estaba en La Costera de Acapulco y se soltó una balacera tan fea que era como la guerra; mis amigas empezaron a temblar y yo las tiré al suelo y nos arrastramos por la banqueta, inmediatamente nos regresamos al DF.

Un día en la cárcel comienza con las arrastradas (ollas) para comer, llegan a las 6:30 am, a esa hora desayunamos y limpiamos las celdas. Después, yo por ejemplo, y todas las que somos trasladadas de otros estados sólo podemos salir al patio los lunes una hora, todos los demás días estamos encerradas las 24 horas. En mi celda éramos 18 sólo que hace dos meses se llevaron a seis a Nayarit. Todas las que estamos por delitos federales podemos ser trasladadas a otras cárceles de México; las que son de Mexicali son las que pueden ir a clases, a la iglesia y salir al patio dos horas a la semana.

En el penal está prohibido el uso de maquillaje, pero hemos aprendido a maquillarnos con la tinta de las páginas de revistas que remojamos en agua, usando colores de madera, plumones y grenetina, eso es lo que podemos usar. Por ejemplo, los labios los pintamos con grenetina de fresa. No es agradable estar aquí́. Quisiera que mi papá leyera esto, pero no me acuerdo de su correo. Ojalá hubiera más deporte aquí́, nunca nos movemos y ya me duelen los huesos.

JACQUELINE CERVANTES

Estoy acusada y asustada, pero ya no lloro, no le veo el caso. Estoy presa por delincuencia organizada y violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, en las modalidades de portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea. No me han sentenciado, mi proceso sigue abierto. Me acusan de pertenecer a una célula de Los Zetas.

Me apodan Güera. Soy de Tula, Hidalgo. Nunca pensé que acabaría tan lejos de casa. Allá me dedicaba al comercio. Vendía pollo asado, dulces, zapatos y lo que se me atravesara. Tengo 29 años. Llegué a Mexicali el 18 de julio de 2011.

Cuando me sacaron del Centro Nacional de Arraigos de la PGR y me subieron al avión de la Policía Federal para traerme a la frontera, pensé que me iba a desmayar, nunca me había subido a uno, pero no pasó nada, siempre estuve despierta. Pero antes te voy a contar no de cuando me fui si no de cuando llegué ahí. Me acuerdo que los marinos nos dijeron: “Bienvenidos al VIP arraigo”, y se rieron.

La vigilancia era las 24 horas del día. Es como estar en un hotel, pero con rejas en las puertas. Dependiendo del delito es el color de la camiseta. A mí, que iba por delincuencia organizada, me tocó el color amarillo. A los que están por lavado de dinero les toca el verde. Color rojo es por secuestro. Naranja por terrorismo. A los de trata de personas y venta de órganos les tocacamiseta blanca. Y morado es por fraude bancario por internet y extorsión.

Hasta el cuarto día de arraigo pude comunicarme con mi hermana y avisarle dónde estaba. El teléfono para comunicarme me lo prestaron desde el primer día, pero con tanto golpe y el estrés de la detención, se me borró la memoria y no recordaba ningún número de mi familia. El único que recordaba era el de la casa de mi mamá donde yo estaba viviendo, pero ella había muerto hacía dos meses y pues no había quién lo contestara.

Mi piso era el cuarto y la habitación la 414. Aprendí a realizar papiroflexia; muchos de los internos saben hacerlo porque Zhenli Ye Gon, un empresario chino que ahí estuvo arraigado, les enseñó y dejó la tradición. Me dijeron que en el piso donde pasé 80 días también estuvo detenido el cantante Ramón Ayala y en la de la habitación de al lado, el conjunto de música norteña Los Cadetes de Linares. Y alguna vez Daniel Arizmendi, El Mocharoejas.

¿Que cómo fue mi aprehensión? Ahí te va. Una semana después de que la policía del estado de Hidalgo capturó a una célula zeta, tres comandantes de plaza se pusieron de acuerdo para darles un escarmiento a los policías y cocieron a balazos una agencia del ministerio público de Tula. Mataron a un agente, a una secretaria y a un señor que iba pasando. Una semana después agarraron a un grupo como de treinta zetas que eran sicarios, estacas y halcones. Les decomisaron una bazuca, varios AK-47 y R-15, granadas y como dos mil balas.

La tarde en que me detuvieron había dejado encargados a mis hijos con mi hermana porque me tenía que ir a trabajar al tianguis donde vendía ropa, pero como se me habían olvidado mis toallas sanitarias y mis cigarros me regresé a mi casa. Cuando llegué miré que en un auto color plomo estaba un hombre de lentes y bigote espeso, muy serio. Como ya me andaba por entrar al baño lo hice y no había pasado ni un minuto cuando escuché que están tocaban la puerta como si quisieran derribarla.

No me apresuré a terminar lo que estaba haciendo, pensé: Que me esperen si tanto les urge. Salí del baño, me dirigía a la sala para abrir la puerta cuando de repente la madera voló en pedazos, imaginé que la habían estallado con explosivos. Apenas y entendía lo que estaba sucediendo cuando entraron dos hombres encapuchados apuntándome al rostro con unas metralletas. Les pregunté “¿Qué se les ofrece?” y me agarraron de las greñas y me sacaron a la calle. Ahí empecé a entender que eran policías porque había como otras 30 personas armadas y uno de ellos me dijo con voz fuerte, como de militar: “Agáchate, hija de tu puta madre”.

Me cubrieron el rostro con una camiseta y me volvieron a meter a la casa. Me aventaron a una silla y encima de mí se sentó en mis piernas un policía federal apuntándome con su arma y en la nuca me apuntaba otro, no podía ver pero escuchaba que cortaban cartucho y me pegaban con el cañón en la cabeza. Pensé en la muerte y en mis tres hijos, todo junto en una imagen, todo revuelto. Recordé sus uniformes de la escuela, los anuncios de cereales de la televisión y el día en que uno de ellos se rompió un brazo al caerse de un columpio. Pensé en mi madre que acababa de morir y en el día que me alivié del más pequeño.

Comenzaron a interrogarme, me decían que si cooperaba no me pasaría nada. Les dije mi nombre, mi dirección, mi oficio. Sólo pensaba en que me iban a matar. Uno de ellos me dijo: “Mira, pinche güerita, no creas que por ser mujer te vamos a tener consideraciones”. Cómo cambian las cosas. Veinte minutos atrás yo estaba fumándome un cigarro, pensando en lo hermoso que era ser mamá y ahora estaba golpeada, con los nervios a punto de estallar y encadenada con unos grilletes de pies y manos.

Siguieron haciéndome preguntas, pero ya no sabía qué contestar. Escuché que dijeron: “Ahorita te vamos a ayudar a que recuerdes”. Me empezaron a golpear con el puño en la nuca y en la espalda, muchas veces, aparte, me agarraban las nalgas. Me sacaron de la casa y me subieron a una camioneta. Me preguntaban si portaba algún tipo de arma. Se me hizo ridícula la pregunta, no llevaba ni bolsa, pero todo era para tocarme los senos con el pretexto de que buscaban una navaja.

La camioneta se detuvo de repente, se escuchaba un eco e imaginé que habíamos llegado a un almacén. Me arrastraron a una especie de celda en donde lo único que podía ver eran zapatos y pies descalzos. A unos metros de donde estaba se podía escuchar que golpeaban a una persona que gritaba mucho. Me asusté y sólo se me ocurrió sentarme en el suelo y hacerme bolita, apenas lo había hecho comenzaron a patearme la cabeza diciéndome: “Párate bien, pendeja, aquí no es un hotel”.

Cada media hora me metían a un cuarto y me pedían que cooperara. Siempre estuve tapada de la cara y con cadenas en el cuerpo. Nunca tuve a un abogado, nunca leí la declaración que me hicieron firmar. Nada podía ser más humillante hasta que comenzó a bajarme el periodo. Cinco días sin poder cambiarme de ropa, sin saber por qué estaba en los separos de la Policía Federal. El sexto día, junto con otras personas, me sacaron de la celda y nos subieron a un rino, como le dicen a unos vehículos de policía que parecen tanques de guerra. Parecíamos sardinas, todos apretados. Nos dijeron que nos llevarían a Veracruz, pero nos llevaron a la Ciudad de México, lo supe porque cuando se me movió la venda de los ojos pude ver pasar una mancha naranja, como un tren, era el Metro.

Dos meses después de estar arraigada me dieron auto de formal prisión. Cuando llegué aquí al Cereso de Mexicali pesaba 87 kilos, ahora peso 52. Me siento peor de lo que debe sentirse un pájaro enjaulado. Estoy encerrada en una celda con 20 compañeras todo el día. A veces peleamos por el maquillaje porque casi no hay, o los ánimos se calientan, aunque a veces todas estamos tan deprimidas que solamente lloramos.

Aquí algunas de las custodias son lesbianas. El día que llegué lo primero que me pidieron fue que me desnudara y que hiciera 50 sentadillas, nunca entendí el motivo. He aprendido a valorar todo en la vida, desde el pedazo de piso donde duermo hasta un plato de frijoles o dos tortillas. Espero salir libre algún día, soy inocente, mi delito es haber tenido un amigo que sí trabajaba como halcón, pero yo no.

BERTHA TERESA

Sé que no estoy muerta porque engordé siete kilos ahora que estoy recluida. Salí a bailar y beber whisky acompañada de mi novio y mi hermano, y terminé a tres horas en avión de mi casa; de estar en Poza Rica, Veracruz, acabé en Mexicali.

Apenas iba comenzando una canción de cumbia colombiana cuando, en menos de lo que canta un gallo, abrieron la puerta del bar y entraron como veinte marinos armados con metralletas y encapuchados. Luego luego nos amenazaron con disparar si nos movíamos: “Marina Armada de México, tírense al piso, hijos de su puta madre”, nos dijeron; después nos gritaron que nos pusiéramos de rodillas y que cerráramos los ojos. Ahí comenzó la noche más larga de mi vida, una noche que todavía no termina. Lo último que vi antes de que me subieran al camión, me vendaran los ojos y me amarraran, es que éramos como 15 personas las detenidas Nadie me visita, mi familia sólo me habla por teléfono o me manda dinero.

A mi niña la dejé de ver cuando ella tenía tres meses, por última vez la vi la primera navidad que pasé aquí. Casi me la tuvieron que arrancar de los brazos cuando la visita se terminó. Esta es mi historia narrada desde los patios del Cereso Femenil de Mexicali, el M15, como le decimos a esta área. Constantemente pienso en un plato de mariscos y una cerveza bien helada. ¿Qué pensarían mis antepasados, los totonacos, al verme tan lejos de casa?

Supongo que después de que nos sacaron del bar nos llevaron a las instalaciones de la Marina; nunca vi nada porque siempre estuve vendada de los ojos. Los marinos me robaron mis joyas, intentaron violarme, me dieron descargas eléctricas en todo el cuerpo y me metieron en una celda del tamaño de una casa para perro en donde me dieron de comer en el piso. Toda la noche escuché golpes y gritos que me llenaban de terror. A cada rato me preguntaban mi nombre, mi dirección y a qué me dedicaba.

Pasaron las primeras ocho horas, comenzaba a amanecer cuando me sacaron de mi pequeña celda y me desvistieron; alcancé a escuchar a mi hermano que gritaba que no me hicieran nada. Me vistieron y me regresaron a la casa de perro. Sentí el calor del sol y supe que estaba amaneciendo, entonces escuché que sobrevolaban unos helicópteros y muchas voces de personas que bajaban de ellos.

Me llevaron de comer, pero como me negué me aventaron la comida al piso. Dos días después me sacaron arrastrando de mi jaula y a empujones me subieron a un helicóptero que estaba lleno de gente, no veía nada, pero sé que eran personas porque caí encima de varios cuerpos humanos. Nos bajaron del helicóptero y llegamos a otro lugar que siempre he pensado que era como un almacén. Todo lo que cuento lo digo desde la oscuridad. Nunca miré nada. Pensé que ya me soltarían, pero me llevaron a las oficinas de la PGR y me leyeron un parte informativo totalmente falso. Me acusaron de portar droga con fines de distribución, de pertenecer a una organización delictiva y haber robado mi propio vehículo.

Tres días después me permitieron hacer una llamada telefónica a mi casa. Me enteré que aprovechando los datos que di de mi domicilio a los de la Marina, ellos entraron a mi casa, golpearon a mis padres, se robaron dos televisiones, celulares, computadoras, la comida del refrigerador y hasta mataron a mis pericos que eran mis mascotas. Afortunadamente a mi hija de tres meses de nacida no le hicieron nada.

De un día a otro perdí a mi hija, a mi madre, mi trabajo. Estoy aquí sin justicia, presa, sin respuesta de nadie. Mi caso es como el de muchas compañeras, estamos recluidas por amor, aunque suene ridículo. Por un hombre terminamos presas. No sé si lo que se diga de mi novio sea verdad, pero poco me interesa a estas alturas. La única certeza que tengo es que a mi hermano y a mí nos arrebataron la vida. Es como si nos hubieran matado y siguiéramos vivos para vernos muertos. Somos inocentes.

Me llamo Bertha Teresa. Tengo 25 años. Estoy muy lejos de mi familia, cada que lo pienso me dan ganas de vomitar por la ansiedad. Ahora sé que fui detenida en un operativo donde arrestaron a 80 miembros de Los Zetas, entre ellos mi novio. Los acusan de secuestro, homicidio, clonación de tarjetas bancarias y robo de autos. Mi abogado, que antes era mi jefe en el despacho donde trabajaba, dice que puedo quedar en libertad de un momento a otro ya que los cargos que se me imputan se han desvaneciendo, y de tener delincuencia organizada sólo me queda posesión de droga. Soy inocente, simplemente estaba en el lugar equivocado. Han pasado casi cuatro años desde el 27 de agosto de 2011.

LAURA ISABEL

Estoy segura de que me sentenciarán a 70 años de prisión por delincuencia organizada, secuestro y venta de drogas. Apenas tengo 25 años. A mí y a mis compañeras se nos vincula con el cártel de la última letra, pero conmigo es diferente: Yo sí admito haber pertenecido a ese grupo. Lo único que no admito son los delitos que me achacan. Si bien es cierto que era jefa de un grupo de halcones, es decir, un grupo encargado de espiar a los militares para después comunicarle cada uno de sus movimientos a mis superiores, mi chamba hasta ahí llegaba, nunca secuestré ni maté a nadie, aunque sí vi algunos muertos en la cajuela de varios autos. Tengo dos años en esta prisión de Mexicali, y soy procedente del puerto de Veracruz.

Recuerdo la última mañana con mi esposo y mis dos hijas. Abro los ojos y sobre el buró, junto a mi cama, veo un recado que dice: “Mi amor, hoy es un día muy especial, gracias por compartir tu vida al lado de la mía. Te tengo una sorpresa. Besitos”. ¿Cómo pude ser tan distraída? Había olvidado nuestro aniversario.

Por ser un día especial mi esposo y yo habíamos decidido romper la rutina y pasar un momento a solas en algún motel. Así lo hicimos, para no tener que preocuparnos de que en cualquier momento alguna de nuestras pequeñas pudiera abrir la puerta y vernos. Tal vez fue la peor decisión que tomé en la vida. ¿Quién iba a pensar que estaba a punto de perder a mi familia, mi libertad?

Después de dos horas de estar en la habitación del motel escuché que abrieron la puerta eléctrica de la cochera del cuarto. Le pregunté a mi esposo si había pedido servicio a la habitación y me respondió que no, moviendo la cabeza. Nos quedamos en silencio y atentos, sabíamos que lo más probable era que tocaran la puerta.

De pronto vimos una luz blanca que se hacía más intensa, luego tocaron más fuerte y dijeron: “Somos las fuerzas especiales de la Armada”. Nos miramos el uno al otro sorprendidos, pensando: ¿De verdad dijeron eso?, ¿escuché mal? De nuevo tocaron con la misma rudeza, pero ahora dijeron: “¡Si no abren la puerta la tiramos”. Me vestí como pude, llena de miedo y corrí hasta la puerta para abrirla. Eran muchos soldados de la Marina con metralletas, lámparas y el rostro cubierto con pasamontañas, era como un sueño. “¿Pasa algo?”, les pregunté. “No, sólo es una revisión de rutina, identifíquense, nada más vamos a revisar la habitación”.

Sólo alcancé a decir que estaba bien, que pasaran. Cuando volteé a la derecha y vi que a mi esposo lo estaban golpeando, me asusté mucho y grité. Todo fue en vano, me vendaron los ojos y me ataron de las manos. Pensaba que probablemente no eran marinos por la forma en que me estaban tratando. A mí también comenzaron a golpearme sin parar. De repente me sacaron de la habitación y me subieron a un vehículo, pero a mi esposo no lo subieron conmigo. Mientras circulábamos en el vehículo, los marinos me preguntaban si mi esposo y yo trabajábamos para el crimen organizado. Ese trayecto fue el más incierto de mi vida. Llegamos a un lugar donde yo pensaba ingenuamente que me dejarían ir a mi casa, pero no, las cosas se pusieron más intensas; me golpearon cada vez más fuerte, me insultaron, pero sobre todo me torturaron psicológicamente. Me llené de pánico.

Trataron de asfixiarme con una bolsa de plástico, me desmayé varias veces. Después me azotaron en las nalgas con un barrote de una forma muy cobarde, de igual manera mi hombro izquierdo, el dolor se hacía cada vez más intenso. Dejaron de golpearme, pero me pidieron que me despojara de toda mi ropa. Estando desnuda me ordenaron que entrara a la regadera y cuando estaba toda mojada sentí la primera descarga eléctrica.

Se reían de mi dolor, me pidieron que me vistiera después de haberme dado toques eléctricos hasta que se hartaron. Y todo porque no decía lo que ellos querían escuchar. A las horas llegó una persona que decía: “Habla, marrana, o voy a ir por tus hijas y les cortaré dedo por dedo hasta que me digas todo lo que sabes”. Ahí sentí que el mundo se derrumbaba sobre mi espalda. Ya me habían hecho tanto daño que obviamente creí que sí eran capaces de hacer tal atrocidad, aun así respondí: “Vaya a mi casa ahí están mi papás, revise todo lo que quiera y se va a dar cuenta que yo no soy lo que usted piensa”. Pero hicieron caso omiso, fueron constantes sus amenazas y groserías. A decir verdad, lo que ya me habían hecho no era nada comparado con lo que estaba por venir. Nuevamente me pidieron que me despojara del pantalón, dentro de mí me decía: Ahora sí seré ultrajada.

Nunca imaginé la crueldad que tienen las autoridades y lo sádicas que pueden ser. No les bastó con todo lo que me hicieron, cuando me había quitado el pantalón me sujetaron con fuerza y me dieron toques en el área del recto; fueron tantas veces las que lo hicieron que perdí el conocimiento. Con toques eléctricos me desmayaban y con toques eléctricos me revivían.

Para cerrar con broche de oro los marinos me pasaban por la cara y la boca sus genitales, aparte de que me pegaban para que abriera la boca y se las chupara. Me tocaban el cuerpo de una forma tan horrible que me cuesta trabajo explicar lo que sentí. Así estuve en ese lugar tres días, sin comer, desangrada, adolorida, con la incertidumbre de no saber si estarían bien mis hijas; sin saber qué le habían hecho a mi esposo y con miedo de pensar que mi pobre madre estaría devastada por no saber de nosotros.

Presa del miedo y las circunstancias terminé aceptando todo. Hoy ya son sólo recuerdos que día a día se ensombrecen. Han pasado casi 3 años y medio desde que perdí a mi familia, no he vuelto a ver la carita de mis pequeñas desde aquel trágico día. Estoy pasando por un proceso interminable, acusada de delincuencia organizada y secuestro. De mi príncipe amor sólo sé que está más cerca de casa, encerrado en una cárcel de Coatzacoalcos, Veracruz. Mis pequeñas esperan ansiosas que sus papás regresen pronto. Soy de Veracruz y me trasladaron hasta Mexicali. Las posibilidades de recuperar mi libertad son pocas, pero tengo mucha esperanza. Aquí estoy viendo pasar el tiempo y anhelando tener sólo una vez más a mis pequeñas entre mis brazos.

Desde junio de 2011, el gobierno mexicano empezó a transferir mujeres acusadas de vínculos con el crimen organizado desde diversas regiones del país a la prisión femenil en Mexicali, Baja California. El programa se inició bajo la justificación de mejoramiento de infrastructura de las cárceles a nivel nacional, y ocurrió durante el punto más álgido de violencia de la llamada guerra contra el narco.

Estas mujeres fueron alejadas de sus familias y sus abogados, dificultando su acceso a un juicio equitativo. Tres años después, muchas siguen presas en Mexicali, y varias siguen declarando que son inocentes. Cada una de las mujeres de este reportaje relata una serie de abusos y actos de tortura por parte de supuestos elementos armados de la Marina o el Ejército.

Estos relatos son inéditos y no pertenecen a ninguna recomendación ni queja presentada ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Desde 2006, cuando se declaró la guerra al crimen organizado en México, las quejas levantadas ante la CNDH contra la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) o la Secretaría de la Marina han aumentado cada año. Tan solo entre 2007 y 2008, las denuncias registradas contra la Sedena pasaron de 362 a 1,224. En total, entre 2011 y 2013, la CNDH juntó 5,308 quejas contra elementos de estas dos ramas de las fuerzas armadas de México. De éstas, sólo 37 han logrado ser consignadas como denuncias contra autoridades civiles.


(DOSSIER POLITICO/ Narcoblog/ 2015-07-31)

LA PGR DECOMISA ARSENAL EN CIUDAD OBREGÓN, SONORA


La delegación de la SCRPPA en el estado realizó una diligencia en un domicilio de la colonia Beltrones, no hubo detenidos

HERMOSILLO, SONORA (31/JUL/2015).- La Procuraduría General de la República (PGR), aseguró en Ciudad Obregón, armas de fuego, cartuchos, cargadores, cañones para armas, una granada y uniformes de diferentes corporaciones policíacas.

La dependencia informó que se cumplimentó una diligencia de la Subprocuraduría de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparo (SCRPPA), a través de su Delegación en Sonora, en coordinación con elementos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), en un domicilio de la colonia Beltrones, de Ciudad Obregón.

Lo anterior, derivó de una orden de cateo, librada por el Juez Segundo Federal Penal Especializado en Cateos, Arraigos e Intervención de Comunicaciones, con competencia en toda la República y con sede en el Distrito Federal.

Lo asegurado incluyó: ocho armas de fuego de distintos calibres, 792 cartuchos útiles y 23 cargadores de distintos calibres, una granada, 10 cañones para arma de fuego y un cinturón porta cartuchos.

Además, dos piezas de tela con velcro con las leyendas “PGJE” y “Sinaloa”, respectivamente; dos casacas con la leyenda “Policía Municipal”, dos casacas con la leyenda “Policía de Seguridad Pública de Cajeme”, una placa con la leyenda “Policía y Tránsito”, un overol negro con la leyenda “Policía Municipal” y una casaca con la leyenda “Policía Proximidad Social”.

También una maleta negra, una mochila azul y un vehículo tipo sedán marca Toyota. No hubo personas detenidas.

(DOSSIER POLITICO/ El Informador/2015-08-01)

CONTRALORA DE PADRÉS HACE BERRINCHE, EXIGE ENTREVISTA EN PARQUE


SONORA, Hermosillo (La Silla Rota).-La contralora del Estado, Guadalupe Ruíz Durazo protagonizó una discusión con el director Editorial del Sol de Hermosillo, porque quería que la entrevistará en un parque y no en las oficinas del diario.

El hecho ocurrió el lunes pasado, ella llegó a las 11 de la mañana al parque "El Mundito" ubicado frente al periódico, ahí estaban reporteros y delante de ellos dijo que esperaba en es lugar al director editorial, Sebastián Moreno Díaz, para que fuera en "terreno neutral" la cita.

Para evidenciar la situación y la posible entrevista, un asistente de la también vocera del equipo de transición de Guillermo Padrés Elías, transmitió lo ocurrido en su cuenta de Preiscope @mgpe_rd, video que ahora es difundido en redes sociales.

Mientras contestaba brevemente algunas preguntas de la prensa, Ruíz Durazo pidió a un reportero que le llamara a Moreno Díaz porque ya pasaban cinco minutos de las 11, hora de la cita.

Se observa en el video la llegada del director editorial, quien le pide pase a la oficina para iniciar la entrevista y ella se niega, al referirle que el encuentro lo sostengan en el parque, ante esto, Moreno Díaz le insiste pero no la convence.

"Así que estamos aquí, nosotros lo esperamos para conversar. Conoceremos a Sebastián, que empezó hace un año con este periódico a dirigirlo...

"Señor si se acerca, acá en terreno neutral... Dijimos que aquí afuera de las oficinas del Sol.

- No va a pasar?, Si no pues aquí esta la reportera

- No, quedamos que usted. Estoy lista para platicar de entrega recepción. Aquí estoy. Cuál es el problema?, queremos transparencia estoy dispuesta", parte de la discusión.

Durante la discusión, Ruíz Durazo le reclama que se haya publicado el domingo pasado en una sección de ese diario, una frase entre comillada como si ella la hubiese declarado.

Se trata de la frase: "aunque lo duden, tenemos todo en orden, ha sido una administración ejemplar, ni un alfiler se ha desaparecido de las oficinas de Gobierno, eso gracias a los severos controles de honestidad que implementamos", impresa en una apartado de críticas.

Finalmente el director editorial regresa a su oficina y Ruíz Durazo reiteró que estuvo ahí para la entrevista.


(DOSSIER POLITICO/ Leticia Cuesta / La Silla Rota/ 2015-07-31)

MANLIO RESPONDE


Vaya usted a saber si la respuesta de Manlio Fabio Beltrones fue directa para Enrique Peña Nieto, o si es para los militantes priistas, o para quienes dimos por hecho que el Presidente de la República apuntó hacia alguien joven para encabezar la próxima dirigencia del PRI.

(La interpretación provino particularmente de una frase del discurso de Peña este fin de semana en la sede tricolor, en la que apuntó: “Es el momento en que el PRI actualice su organización y estructura”.)

Sean quienes sean los destinatarios, y haya tenido o no la intención Peña de perfilar a una nueva generación al frente del partido ante el “cambio de paradigma” en la relación entre los ciudadanos y las instituciones, el sonorense respondió abiertamente a tal consideración así: “No es un asunto de generaciones”

En su comentario ayer en el noticiero matutino de Oscar Mario Beteta en Radio Fórmula, Beltrones reconoció, sí, la importancia de asimilar los cambios y poner al día la agenda política de los partidos y de los gobiernos; pero Manlio subrayó:

“No es un asunto de generaciones, sino de una auténtica voluntad de que el quehacer público y las actitudes políticas y cotidianas sean congruentes con los cambios que proponemos”.

En cuanto a la otra frase tan traída y llevada del Presidente para descartar a Manlio en la sucesión de César Camacho –es momento de que el PRI regrese a las universidades y despierte el ánimo de los jóvenes– el ex gobernador de Sonora no hizo mayor comentario.

Sin embargo, no faltaron algunos priistas que recordaran lo ocurrido al joven Peña Nieto durante su campaña presidencial cuando fue a la Universidad Iberoamericana y tuvo que salir prácticamente huyendo.

¿Problema generacional?, interrogan a su vez.

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BELTRONES SIGUE EN LA JUGADA.- ¿Qué nos deja ver el hecho de que Manlio Fabio Beltrones hubiera respondido públicamente al señalamiento de que no es un asunto de generaciones la renovación del partido?

Para quienes lo conocen, la respuesta es clara: “Todavía está en la jugada…”

O sea, aún no hay definición clara en Los Pinos… “La moneda está en el aire”, aseguran.

Incluso, a estas alturas ya hay quienes desecharon por completo a los jóvenes como Aurelio Nuño o Enrique Ochoa (nomás hay que leer los estatutos del partido sobre los requisitos para ser presidente o secretario general del partido, para notar que no cumplen con algunos de éstos).

Así que retornan los viejos nombres (Jesús Murillo Karam, César Duarte, Enrique Martínez…) y vuelve a enredarse la decisión.

Ah, y en cuanto a si Beltrones aceptaría alguna posición en el gabinete en caso de no alcanzar la presidencia del PRI, la respuesta de integrantes de su equipo va en este tenor: “No le veo interés en ir al gabinete…”

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SE PUSO BUENO EL DEBATE DEL PAN.-  ¡Pues sí que hubo debate! Javier Corral y Ricardo Anaya se dieron sin tregua durante la hora entera que se enfrentaron por la dirigencia de Acción Nacional.

Y para mi gusto, el debate lo ganó Corral en el segundo tramo, cuando Anaya enfocó mal su crítica: acusó a su contrincante de admirar a un dictador, a Fidel Castro, y de haber aceptado –a petición del comandante de la Revolución cubana–, reunirse con Carlos Salinas de Gortari.

El chihuahuense le devolvió el golpe (sin necesidad de fotos ni nada por el estilo) señalándole a Anaya que entonces debería decir lo mismo de Carlos Castillo Peraza, de Felipe Calderón, de Gabriel Jiménez Remus, y le dijo al joven diputado que no confundiera, que todos estábamos “por recuperar conciencias”.

A partir de ahí, desde nuestro punto de vista, Corral tomó ventaja; aunque hay quienes sostienen que la posición que asumió Anaya, de ubicarse bien a la derecha, gusta adentro del PAN.

El caso es que Corral, el “candidato rebelde”, terminó solazándose y mofándose de la actitud de confrontación de Anaya: “El miedo ha cambiado de bando…; el joven ha terminado en un beligerante…
¡Bienvenido a la rebelión de las ideas!”


(DOSSIER POLITICO/ Martha Anaya 24 Horas/ 2015-07-31)

LOS CABOS, FOCO ROJO EN LA TRATA DE PERSONAS


La parte austral es uno de los 15 puntos donde se presenta el fenómeno, revela estudio de la ONU

Cabo San Lucas, Baja California Sur.- Los Cabos, en Baja California Sur, es uno de los 15 puntos con alta incidencia de trata de personas según revela la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito en su “Diagnóstico nacional sobre la situación de la trata de personas en México”.

Los focos rojos, según el estudio se localizan, además de Los Cabos, en Tijuana, Mexicali, Nogales, Ciudad Juárez, Acapulco, Cancún, Nuevo Laredo, Matamoros, Tapachula, Puerto Vallarta, así como el Distrito Federal, Tlaxcala, Veracruz y Oaxaca.

El reporte indica que “hay entre 15 y 20 lugares en México que han sido identificados como clave para entender el fenómeno a nivel nacional… Y aunque muchos se han catalogado principalmente como de origen, destino o tránsito, lo cierto es que forman parte de un conjunto más amplio de espacios socioterritoriales donde estas tres categorías se conjuntan”, señala.

La información “es obtenida del cruce de datos e información documental contenida en estudios, carpetas informativas oficiales y averiguaciones previas” explica la Oficina de las Naciones Unidas.

Ante ese panorama, en las conclusiones del “Diagnóstico nacional sobre la situación de la trata de personas en México”, se plantea la necesidad de mejorar las políticas y la investigación en la materia.

“De este análisis se concluyen dos cosas: primero, se necesitan políticas públicas en materia de prevención que sean más ambiciosas y que ataquen las causas de raíz de la trata de personas y segundo, los esfuerzos de investigación deben mejorarse para conseguir averiguaciones previas y consignados en las etapas previas a la explotación”, añade el estudio presentado en Gobernación.


(PENINSULAR DIGITAL/Redacción/ 31/07/2015)