Tras la captura de Abel Nahúm Quintero
Manjarrez o Cruz Alonso Lozoya Uriarte, operativos de inteligencia buscan a
Melissa Margarita Calderón Ojeda y Raúl Castillo de la Rosa “El Cochi”, de las
Fuerzas Especiales de “Los Dámaso”
Después de la detención del
jefe de sicarios Abel Nahúm Quintero Manjarrez o Cruz Alonso Lozoya Uriarte “El
Grande” o “El Chucky”, ocurrida la tarde del jueves 28 de mayo en la colonia
Villas del Encanto en La Paz, las fuerzas de seguridad estatal, federal y
militar, pusieron en marcha un operativo de inteligencia para ubicar y capturar
a los cabecillas de las Fuerzas Especiales de “Los Dámaso”.
El principal objetivo -según
un integrante del llamado Grupo de Coordinación de Seguridad Pública del
Estado- “es cazar vivos o muertos a los jefes de sicarios considerados los
responsables materiales de la ola de levantones, desapariciones, torturas,
ejecuciones, decapitaciones y balaceras en la capital sudcaliforniana”.
Según expedientes de la
Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada
(SEIDO), los cabecillas se encuentran plenamente identificados por nombres,
apodos, edades, complexión física y señas particulares:
1.- Melissa Margarita Calderón Ojeda “La China” o “La
Mely”.
2.- Raúl Castillo de la Rosa “El Cochi”.
Expedientes oficiales indican
que la última participación que estos jefes de sicarios tuvieron físicamente en
algunos ataques armados y homicidios fue durante las últimas semanas violentas,
particularmente del 5 de abril al 20 de mayo, antes de la captura de “El
Grande”, se dio de la siguiente manera:
* De acuerdo a testimonios, el 5 de abril, “La China”
fue vista en la ejecución de Audencio Yobany López Beltrán “El H” o “El
Héctor”, perpetrada en el malecón costero de La Paz.
* Testigos refirieron que el 20 de mayo, Raúl Castillo
de la Rosa fue visto en el ataque armado en contra del taller mecánico Sixto en
la colonia Los Olivos y la purificadora Bio Water de la colonia Indeco de La
Paz.
De acuerdo a expedientes en
manos de la SEIDO, los jefes de sicarios están relacionados de manera directa
en cuando menos 20 homicidios cada uno, quienes tienen a su cargo entre cuatro
y seis sicarios, armamento, vehículos y casas de seguridad, lo que hasta el
momento ha dificultado su captura, independientemente de sus vínculos
criminales con policías y comandantes de la Policía Municipal de La Paz.
El 2 de junio, Melissa
Margarita Calderón Ojeda estuvo a punto de ser capturada en un operativo del
Centro de Operaciones Estratégicas integrado por la Procuraduría General de la
República (PGR) y la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), con el
respaldo de las Fuerzas Armadas.
Los agentes de investigación
ubicaron un vehículo sospechoso de Volkswagen Beetle color blanco, polarizado,
placas de circulación CZM-3273, y a bordo a cuatro personas, una mujer y tres
hombres, mientras circulaba sobre la calle Mango con dirección hacia Castañas,
en la colonia Indeco.
Los oficiales de inmediato
marcaron el alto a la unidad, por lo que el vehículo manejado por la mujer,
aceleró y trató de darse a la fuga, inclusive hizo el intento de meterse a una
vivienda, pero por la prisa no alcanzó y su paso fue cerrado por agentes
estatales y federales.
Los oficiales encañonaron a
los tripulantes y solicitaron que bajaran del carro, por lo que primero
descendió la conductora y enseguida el copiloto, y al final, los dos
acompañantes que viajaban en la parte trasera.
Según uno de los policías que
participó en el operativo, los sujetos
se identificaron con credenciales con los siguientes nombres:
* Fernanda Judith Bravo Castro, de 23 años y
originaria de La Paz, Baja California Sur.
* Héctor Gregorio García García, 33 años, oriundo de
Mazatlán, Sinaloa.
* Erick Uriel Zacarías López, 34 años, nativo de
Culiacán, Sinaloa.
* Jesús Antonio Quiñonez García, 20 años, nacido en
Mazatlán, Sinaloa.
La conductora del vehículo
bajó con una bolsa de color negro, la cual colocó en el cofre de la unidad, y,
tras ser revisada, traía en su interior una pistola tipo escuadra Glock calibre
9 milímetros, modelo 17 y número de serie YE954, abastecida con un cargador y
17 cartuchos útiles, así como dos cargadores más con 17 tiros cada uno.
Durante la revisión de la
unidad automotriz, los agentes de investigación encontraron en medio de los
asientos delanteros una granada de fragmentación color verde olivo y con número
de micro impacto RFX. Enseguida, y tras proceder con la revisión, encontraron
debajo de los asientos del piloto y copiloto el siguiente armamento:
* Fusil de asalto AK-47, calibre 7.62 x 39 milímetros,
abastecido con un cargador de disco con 30 cartuchos útiles, marca
Norinco, modelo Sporter.
* Fusil de asalto AK-47, calibre 7.62 x 39 milímetros,
abastecido con un cargador con 30 cartuchos útiles, marca Romar/Cugir, modelo WASR-10/63.
Por otro lado, en medio de
los asientos traseros fueron encontrados seis cargadores calibre 7.62 x 39
milímetros, cada uno abastecido con 30 tiros, y en la guantera del vehículo,
dos bolsas de plástico con 2 mil 300 dosis de cristal, las cuales alcanzaron un
peso de 115 gramos.
Una vez detenidas e
identificadas, las cuatro personas reconocieron ser parte de la célula criminal
de “La China”, la cual los había mandado
a esconder esa droga y armas a una casa de seguridad.
Aunque oficialmente no se
informó nada, una llamada anónima alertó de la presencia de “La China” a bordo
de ese automóvil por la mañana del 2 de junio, pero cuando finalmente fue
ubicado y localizado, ya era tripulado por otra mujer, quien se identificó como
su “amiga”.
Durante el interrogatorio,
uno de los detenidos expresó que Melissa “andaba a salto de mata, de una casa
de seguridad a otra, escondiéndose y evitando ser capturada”, porque tiene
información de que andan tras ella después de la detención de “El Grande”;
inclusive relevó que quería “pelarse a Estados Unidos, por eso anda escondiendo
las drogas y las armas en unas casas de seguridad que acaba de rentar”.
Los capturados -quienes reconocieron ser sicarios al mando
de “La China”- terminaron por aceptar que habían participado en las siguientes
ejecuciones:
* Manuel Salvador Cota Olachea y Jesús Pablo Peña
Lara, asesinados el 29 de abril en las calles Michoacán y Josefa Ortiz de
Domínguez, Colonia Pueblo Nuevo de La Paz.
* Víctor Manuel Alvarado, ejecutado el 21 de mayo en
el estacionamiento del Casino Fortune, en Avenida Forjadores esquina El
Triunfo, Fraccionamiento Bellavista.
Afirmaron que a estas
personas “las mataron por órdenes de ‘Los 28’, porque ya no querían jalar con
ellos y estaban sufriendo muchas traiciones de toda la que consideraban su
gente”, y que los crímenes eran por desconfianza de que fueran a hablar y tenían
que silenciarlos, ya que sabían muchas cosas que podrían perjudicarlos, “ahora
que ya habían sido develadas sus identidades”.
Según el dictamen de la PGJE,
el estudio de balística sobre los fusiles de asalto asegurados, salió positivo
en las ejecuciones de Cota Olachea y de Alvarado.
LA CAÍDA DE “EL GRANDE”
Al momento de ser capturado,
Abel Nahúm Quintero Manjarrez o Cruz Alonso Lozoya Uriarte “El Grande”, estaba
escondido dentro del almacén del negocio denominado Mariscos El Vado del
fraccionamiento Villas del Encanto.
El jefe de matones fue el
único que había corrido hacia el establecimiento comercial al momento de la
confusión, tras desatarse una balacera entre sicarios y policías, trató de
ocultarse y pasar desapercibido, como uno más de los trabajadores del negocio.
De hecho le quitó el mandil a
uno de los meseros y se lo colocó, como si fuera suyo.
Posteriormente pidió a los
alrededor de veinte comensales que se encontraban consumiendo mariscos en ese
momento, salir del lugar, y aprovechando la confusión, se metió al almacén y
guardó entre las cajas un rifle de asalto con lanzagranadas y acomodó algunas
cosas, como fingiendo ser empleado de la marisquería.
Los policías llegaron y
pidieron identificarse a todo el personal del comercio, y cuando fueron hacia
él, dijo ser empleado de la marisquería, pero uno de los agentes no creyó
porque observó manchas de sangre en el mandil, y cuando lo cuestionó, cayó en
una serie de contradicciones hasta que finalmente fue detenido.
Así, saliendo del área de
combate y dejando solos a sus sicarios, “El Grande” fue capturado por fuerzas
estatales, federales y militares, y de inmediato trasladado al Hospital General
“Juan María de Salvatierra” en La Paz.
De acuerdo al dictamen
médico, el homicida solo tenía una herida de bala calibre .223 milímetros que
entró por el pecho y salió por la espalda, no destrozando ningún órgano vital.
“El Grande” manejaba una
camioneta Suburban de color blanco, cuando se desató el tiroteo. La Policía
Estatal Preventiva ubicó al jefe de sicarios circulando en el estacionamiento
de Plaza Liverpool alrededor de las 5:30 pm del jueves 28 de mayo.
Según el reporte, personas
armadas viajaban a bordo de la camioneta con plazas de circulación CZN2016 del
Estado de Baja California Sur, por lo
que la patrulla SSP0775 le dio alcance y cuando salía del estacionamiento de la
plaza comercial, para tomar la Avenida Pino Payas, al marcar el alto, aceleró
el auto y, pretendiendo inhibir a sus perseguidores, uno de los tripulantes
sacó por una de las ventanas un arma larga y les apuntó.
Los tres oficiales que
viajaban en la unidad, de inmediato solicitaron refuerzos y avisaron que la
camioneta con hombres armados iba sobre Avenida Pino Payas en dirección al
supermercado Chedraui.
La primera en llegar al
auxilio fue la unidad SSP4458 que vigilaba la colonia Villas del Encanto, la
cual fue y cerró el paso en cuatro altos de la Avenida Pino Payas y Francisco
J. Mujica, casi en la esquina de Mariscos El Vado.
El comandante y dos oficiales
se bajaron de la patrulla desalojaron a toda la gente que estaba alrededor,
cargaron sus armas y esperaron la llegada de la Suburban y los demás refuerzos.
Primero pasaron alrededor de
diez vehículos, y casi enseguida, apareció la camioneta, por lo que comenzó a
bajar la velocidad y se paró entre 35 y 40 metros de la patrulla que bloqueaba
el paso.
De frente estaba una patrulla
-SSP4458- y atrás la otra -SSP0775-, la cual venía en persecución.
Uno de los agentes detrás de
la patrulla que había bloqueado el acceso, gritó: “Policía Estatal Preventiva:
bajen de la unidad con las manos en alto y tírense al piso, porque vamos a
hacer una revisión”.
Los cuatro ocupantes no
descendieron, por lo que fue necesario volver a pedir que bajaran con las manos
en alto y se tiraran al piso, e hicieron caso omiso.
Según el parte, los
tripulantes descendieron, dos del lado derecho y dos del izquierdo, y gritaron:
“Somos de Los Dámaso, ¡ábranse a la verga! ¡Vamos a pasar, pinches putos, si no
quieren morir, quítense a la verga!”.
Tras las advertencias, los
seis agentes que los rodeaban por ambos lados cargaron sus armas, por lo que
“El Grande” abrió fuego contra los ocupantes de la patrulla que obstruía el
paso, quienes se cubrieron en los rines de las llantas de la unidad, ya que
después de la agresión, “el primer agresor voltea y apunta hacia la patrulla de
atrás, y lanza una granada con su arma, explotando y alcanzando en el brazo
izquierdo y el rostro a uno de los agentes policiacos”, refiere el parte
policiaco.
Por tal motivo, los agentes
repelieron la agresión, pegando en ese momento un tiro a “El Grande”, por lo
que al sentirse herido, salió corriendo y disparando, en forma diagonal.
El jefe de sicarios corrió
hacia Mariscos El Vado y sus tres acompañantes hacia el monte. A uno de ellos,
en la corretiza, se le cayó una granada a escasos 25 metros de la cinta
asfáltica, por lo que intentó regresar, pero con los disparos, optó por irse y
escapar por el monte.
De inmediato, los agentes
dieron apoyo a su compañero herido y solicitaron la presencia de una
ambulancia, pero como tardó demasiado, lo mandaron en la patrulla SSP3763 hacia
el Hospital Militar.
En esas estaban cuando
unidades de la Policía Municipal de La Paz, Policía Ministerial, Policía
Estatal Preventiva, Gendarmería, Ejército Mexicano y Secretaría de Marina
hicieron su arribo. Tras ser enterados de la situación, los efectivos de las
Fuerzas Armadas se internaron en el monte, y en un combate que duró
aproximadamente 45 minutos, abatieron a los sicarios Gabriel Antonio Leal
Gutiérrez “El 28”, de 22 años y originario de Culiacán, Sinaloa; además de Luis
Enrique Amézquita Escudero “El Kike”, de
23, también de Culiacán.
El tercer pistolero, quien
responde al nombre de Luis Diego García Villarreal “El Luigi”, de 18 años y
originario de Culiacán, salió repentinamente de entre la maleza con las manos
en alto, en virtud de que se le acabaron las balas de su fusil de asalto AK-47,
el cual estaba escondido detrás de una tienda Oxxo.
Después del enfrentamiento,
el titular de la PGJE, Adonaí Carreón Estrada, anunció el decomiso del
siguiente armamento:
* 2 fusiles de asalto AK-47.
* 2 fusiles de asalto con lanzagranadas.
* 4 pistolas calibre 9 y 40 milímetros.
* 12 cargadores de armas largas.
* 2 cuchillos tácticos con la leyenda “El Grande”.
* 2 radios de comunicación con frecuencia de la
Policía Municipal de La Paz y Policía Estatal Preventiva.
* Uniformes y máscaras tácticas de camuflaje.
Dentro de la camioneta, y en
la escena del crimen, peritos de la PGJE, encontraron siete granadas de
fragmentación y 120 mil pesos en efectivo.
Los dos sicarios
sobrevivientes de esta balacera, “El Grande” y “El Luigi”, fueron enviados al
Centro de Arraigo de la SEIDO, donde hablarían de sus jefes, pero también de
las redes criminales y sus vínculos con la Policía.
De acuerdo al procurador, el
jefe de sicarios está relacionado con dos crímenes de mujeres en Sinaloa, por
lo cual tiene libradas dos órdenes de aprehensión en su contra, así como en
alrededor de 20 homicidios en La Paz.
LAS DELACIONES
Una vez detenidos, el primero
en hablar fue “El Luigi”, quien de entrada expuso que ese día habían salido a
sacar unas reducciones de una impresión tamaño carta y a enmicarlas, porque
habían transcrito unas claves con la frecuencia de la Policía Municipal de La
Paz y de la Policía Estatal Preventiva, “respecto de radios de comunicación”.
Agregó que “El Grande” estaba
reorganizando la estructura de “Los Dámaso” en La Paz, y quería dar una copia
de esas claves a cada una de las cinco células criminales que estaban operando
en levantones y crímenes para que supieran cómo y de qué manera debían
movilizarse, cuando mataran a alguien de los grupos contrarios.
El pistolero comentó que “El
Grande” o “El Chucky” había regresado de Culiacán, Sinaloa, desde el 5 de
abril, por órdenes de “Los 28”, porque “era un desmadre y estaba todo
desorganizado, tras la caída de sicarios y la persecución de ‘La China’ y ‘El
Cochi’”, quienes se la pasaban “escondidos y estaban saliendo muy poco a
matar”.
Durante el interrogatorio,
“El Luigi” reconoció haber participaron en cuando menos unas 20 ejecuciones en
la ola de violencia de los últimos días, contratado a razón de un pago de 7 mil
500 pesos quincenales.
Los crímenes fueron enumerados
uno a uno, y aparecen en un recuadro de esta edición.
Por su parte, Abel Nahúm
Quintero Manjarrez o Cruz Alonso Lozoya Uriarte “El Grande” desnudó a las
Fuerzas Especiales de “Los Dámaso” y declaró que “actualmente están operando
con cinco células criminales comandadas por mí, la de ‘El Cochi’, ‘La China’,
‘El Oso’ y la de ‘El Navigator’”, quienes “estábamos trabajando en equipo para
pelear el control de la plaza del narcomenudeo contra ‘Los Pepillos’ en la Zona
Sur y ‘Los Mayitos’ en la Zona Norte de La Paz”.
En sus primeras declaraciones
reconoció que “la estructura delictiva de ‘Los Dámaso’ se encuentra debilitada”
y con un alto riesgo incluso de “dejar de operar en el Estado”, porque “la
mayoría de los sicarios que conocían la ciudad, el territorio y las rutas de
escape fueron detenidos y ya no tienen gente que pueda proveerlos de la
operación logística”.
El jefe criminal explicó que
de hecho “yo ya me había abierto a Sinaloa, después de que supe que andaban
tras de mí, pero me volvieron a enviar, porque los sicarios que mandaron no
conocen a los malandros y el movimiento de la ciudad, y por lo tanto, estaban
batallando mucho en las operaciones”.
El sicario aceptó que las
capturas de células como la de Víctor Vidal Barraza “El Vidal” o “El Víctor” y
la de José Antonio Martínez Rosas “El Furby”, comenzaron a menguar la
operatividad de la organización que “pelea el control de la plaza del
narcomenudeo”, y desde entonces “no nos hemos podido reponer y cumplir el
objetivo de sacar a ‘Los Mayitos’ de la Zona Norte y a ‘Los Pepillos’ de la
Zona Sur”.
Cuando sus captores le
preguntaron para quién estaba trabajando, “El Grande” no dudó en aceptar que
para “Los 28”, y explicó: “Después de la fractura entre ‘Los Pepillos’ y ‘Los
28’, tomé la decisión de jalar con ‘Los 28’, porque me ofrecieron más y me
dieron más voz de mando sobre la gente que andaba matando”.
El sicario relató que cuando
empezó la narcoguerra “yo trabajaba con ‘Los Pepillos’ en la Zona Sur, porque
‘Los Mayitos’ de la Zona Norte, me habían corrido a mí y a `Los Arnulfos’ porque se dieron cuenta que
estábamos dándoles baje con droga, y nos sacaron, entonces nos refugiamos con
‘Los Pepillos’ y, cuando estalló la guerra, después de que mataron a ‘El
Pantera’, ‘Los Dámaso’ enviaron a ‘Los 28’, un grupo subversivo que pelea en
Sonora, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas en alianza con el Cártel del Golfo,
el cual se agarró de ‘Los Pepillos’, quienes me mandaron a mí, entre otros,
porque en cierta manera conocemos el terreno, y empezaron a pelear la plaza;
pero con el tiempo hubo desacuerdos porque ‘Los 28’ empezaron a vender droga y
agarraron a los vendedores de ‘Los Pepillos’, y eso ya no gustó y viene la
ruptura”.
Durante el interrogatorio,
“El Grande” sacó de dudas a la Policía y dijo que “El 28”, abatido en el
tiroteo, “no es ninguno de los hermanos Jorge Alberto, Felipe Eduardo y Carlos
Alberto Guajardo García, identificados como ‘Los 28’”.
El matón dijo que más que
nada es el apodo que se les ha designado a algunos de los sicarios, porque
“trabajamos con ‘Los 28’ y hemos asignado algunas claves a personas muy
especiales como ‘El 20’, ‘El 27’ y ‘El 28’,
las cuales se van reasignando cuando matan o capturan a algunos de
nuestros compañeros que llevaban esos motes”.
En el caso de la clave de “El
27”, primero fue asignada a José Ángel González Portillo, asesinado por rivales
en un tiroteo de la calle Ramírez y Manuel Márquez de León en la colonia
Centro, y después a José Manuel Aguilar López, abatido por policías y militares
en un tiroteo sobre la Avenida Santiago Oceguera.
En el caso de la clave de “El
28” primero fue asignada a Víctor Vidal Barraza, detenido en un operativo en
una casa de seguridad en la calle de Gilberto Mendoza de la colonia
Civilizadores, y luego a Gabriel Antonio Leal Gutiérrez, muerto en la balacera de
la captura de “El Grande”.
Finalmente, “El Grande”
aceptó haber participado en la privación de la libertad de una madrina de la
PGR, Rafael Bañales Osuna “El Capi”, quien fue sacado de su casa de la calle
Educación Gratuita entre Símbolos Patrios y Escudo Nacional en la colonia Diana
Laura al sur de La Paz.
La madrugada del 24 de mayo,
el informante fue levantado por el grupo armado, cuando -según su esposa- un
sujeto muy alto y vestido con uniforme de camuflaje de la Secretaría de Marina,
toca la puerta de manera muy agresiva, y cuando pregunta qué se le ofrece,
responde traer una orden de cateo, por lo que pide abrir la puerta.
La señora va a su habitación
y despierta a su esposo, quien al asomarse por la ventana, vuelve a preguntar y
el sujeto le responde que viene de la Secretaría de Marina y traen una orden de
cateo, por lo que abre la puerta e ingresan entre siete y ocho sujetos, todos
con armas largas y vestidos con uniformes camuflados azul marino y pecheras,
por lo que ingresan a las recámaras y empiezan a revisar puertas y cajones,
despertando a dos niñas que asustadas, preguntan qué pasa.
Posteriormente, el sujeto
alto pide al hombre acompañarlos a la banqueta, y cuando la mujer se asoma, ve
que afuera hay dos vehículos –uno gris y una camioneta Suburban blanca-, y se
lo llevan.
Un día después regresó, y no
dijo nada a su esposa. Según “El Grande”, mandaron un recado al delegado de la
PGR, porque -según el-“su gente no estaba cumpliendo con algunos tratos”.
(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ BCS/
INVESTIGACIONES ZETA / 09 DE JUNIO DEL
2015 A LAS 12:00:34)