A nueve días
del asesinato del policía Alberto Jáuregui, ejecutado en medio de una jornada
sangrienta entre bandas de narcotraficantes, el motivo e identidad del homicida
continúan sin aclararse. Y el trabajo de sus compañeros para buscar al
culpable, obstaculizó el camino de la investigación, en lugar de allanarlo
La actuación de la
Policía Municipal en los minutos siguientes al asesinato del agente Juan
Alberto Jáuregui Ruvalcaba a las 5:30 am del miércoles 20 de mayo en Tijuana,
se puso en entredicho cuando el presunto homicida fue liberado. En la
investigación posterior, ZETA encontró tres versiones de los hechos, y muchas
inconsistencias:
* Una escena del crimen manipulada.
* Un casco de motocicleta fuera de lugar.
* Manchas de sangre incongruentes con la escena.
* Una víctima -el policía- que parece haber sido
hincada y ejecutada.
* Un presunto responsable que resultó negativo a la
prueba de Rodizonato de Sodio.
* Un presunto responsable que primero confiesa y
después denuncia tortura.
* Testigos que dan una versión a la Policía Municipal
y otra al Ministerio Público.
Como resultado de
este entorno de manipulación en la escena y en el caso, el asesino del oficial
de la Municipal, goza de libertad.
Jáuregui fue abatido
a balazos frente a su casa en el fraccionamiento Mariano Matamoros. Minutos
después trascendió que había un testigo que vio al atacante huir.
La misma mañana, en
un acto público, el secretario de Seguridad Pública Municipal, Alejandro Lares,
confirmó el deceso y agregó: “Acciones realizadas en combate a los criminales
le trajeron esta lamentable consecuencia. Como en todos los casos, (Jáuregui)
será honrado y su familia recibirá todo el apoyo. Ya tenemos una pista que
estamos explorando en este hecho”.
Al día siguiente, la
misma Secretaría envió un boletín: “Casi 12
horas después de haber sido victimado el oficial de policía Juan
Gualberto Jáuregui Rubalcaba fue detenido el presunto responsable de este
crimen” y refieren la captura de Hugo Alfonso Hernández Flores, de 21 años.
Incluso informaron
cómo fue la aprehensión:
“Circulando por las
calles Ignacio Allende lateral con Tlatelolco en el Fraccionamiento Mariano
Matamoros distrito La Presa se localizó
a Hernández Flores quien arrojó al suelo basura y fue interceptado, en la
revisión precautoria le fue localizado un frasco de plástico color blanco con
15 envoltorios de cristal”.
Y aseguraron en el
comunicado:
“En la entrevista
preventiva con el involucrado él reconoció de viva voz que ese mismo día
alrededor de las 5 de la mañana había asesinado a una persona y llevó a los
oficiales al sitio donde cometió el crimen y los llevó también al lugar donde
había ocultado el arma homicida”.
LA VERSIÓN EN EL MINISTERIO PÚBLICO
Sin embargo, la
presentación de Hugo Alfonso Hernández Flores ante el Ministerio Público fue
por narcomenudeo, no por homicidio.
Junto a él entraron
en la agencias del Ministerio Público varios jóvenes con características
físicas similares a las del presunto responsable; también detenidos en el
Mariano Matamoros.
Mientras Hernández
esperaba ser procesado por narcomenudeo, los agentes de Homicidios se acercaron
él. Era la tarde noche del día del asesinato y lucía intoxicado. Les dijo a los
agentes que la noche previa al homicidio había consumido cuatro globitos de
cristal, un Rivotril y un cigarrillo de marihuana. También que él había matado al
policía.
Y les explicó cómo:
Que le llegó por la
espalda al oficial cuando sacaba una moto y le disparó en la nuca, que una
mujer “güerita, llenita” lo había contratado por 10 mil dólares, que la noche
previa al asesinato se vio con ella y con un hombre güero calvo y comieron en
una taquería de la zona. Ahí le dieron la pistola.
Los agentes
ministeriales percibieron dos cosas: que el detenido estaba intoxicado y que el
relato no tenía consistencia con la escena del crimen. No había ninguna moto y,
si al oficial le hubieran disparado por la espalda, el cuerpo habría caído de
frente y fue encontrado de cara al cielo, como si lo hubieran hincado y luego
disparado. Además, el peritaje determinaba que recibió el balazo de arriba
hacia abajo, de frente hacía atrás. No por la nuca.
Aparte, el presunto
asesino había salido negativo a la prueba de Rodizonato de Sodio, que mide la
presencia de pólvora en sus manos. Otra: sus huellas no fueron localizadas en
el arma utilizada en el crimen.
Los ministeriales
fueron a interrogar a la taquería donde Hernández dijo reunirse con la mujer y
el hombre que le dieron el arma, mientras policías municipales confirmaron la
presencia de “El Pelé” -apodo del presunto- la noche previa. Pero ni el dueño
ni el ayudante del taquero recordaron haber visto a Alfonso Hernández, a quien
conocen por ser “un adicto que se la lleva en el parque”.
Al final y después
de interrogatorios donde cayó en contradicciones, Hernández rompió en llanto y
dijo que no lo hizo. Que no mató al policía. Que lo torturaron los municipales
y le indicaron qué decir.
El 25 de mayo, dos
días después de haber liberado a Hernández, en la Procuraduría informaron:
“El Ministerio
Público agotó el término de las 48 horas, y en este lapso, después de realizar
diversas diligencias, no encontró suficientes elementos de prueba para
ejercitar acción penal por el homicidio del agente policíaco”. La averiguación
previa por la muerte sigue abierta.
Las líneas de
investigación son personal y laboral.
En las
investigaciones iniciales, tanto en la Municipal como en la Ministerial,
concluyeron que el agente asesinado era un hombre violento, dentro y fuera del
trabajo.
El Ministerio
Público de Narcomenudeo sí consignó a Hernández Flores “por el delito de
posesión de metanfetaminas con fines de venta ante el Juzgado Séptimo de lo
Penal, y éste otorgó la libertad al acusado, “al considerar que fue ilegal la
detención”. Se trató del juez Rodolfo Lira Pedrín.
Pare entonces,
además de asegurar que lo habían detenido en casa de su novia, a las ocho de la
mañana y no en la calle a la hora que pusieron los Policías Municipales en el
parte, el aprehendido aseguró que en la etapa intermedia del “paseo que le
dieron por la ciudad los policías”, lo llevaron las oficinas de la Secretaría
de Seguridad Pública Municipal en Zona Río para tomarle fotografía,
huellas; ahí también le habían mostrado
y “puesto” las 15 dosis de cristal.
Su abogado, Gabriel
Celestino Hernández, recordó que lo estaba esperando, y detrás de él salieron
otros 15 muchachos parecidos, que los habían detenido en la misma colonia en el
mismo operativo.
LA VERSIÓN DE HERNÁNDEZ
Hugo Alfonso
Hernández Flores quedó en libertad la noche del 23 de mayo, y minutos después,
su abogado, quien lo acompañó en la última parte del proceso, lo presentó en
rueda de prensa. Denunciaron la tortura e informaron que pondrían una denuncia
ante el Ministerio Público, otra en la Procuraduría de los Derechos Humanos y
una más en Sindicatura.
El domingo 24 de
mayo, Hernández y su abogado se presentaron en la Procuraduría General de
Justicia del Estado (PGJE) para denunciar a los torturadores. Su versión de los
hechos:
Estaba dormido a las
ocho de la mañana cuando entraron los agentes Pablo Quiroz Hernández, Julio
César Oliva Rangel y otros ocho de la Policía Municipal. Que fue Quiroz quien
lo esposó, lo cacheteó y le dijo: “Ya chingaste a tu madre porque tú eres el
culpable de haber matado al policía”. Insiste el liberado que lo negó, pero
igual lo sacaron y lo arrojaron del segundo piso; el agente que estaba abajo lo
dejó caer.
Que mientras lo
avientan e insultan, en la caja de un pick-up lo llevan a la calle Zempoala y
le muestran su foto e insisten en que mató a Jáuregui. Después lo llevaron a la
casa del agente muerto y le dicen que ahí lo habían matado.
En su vista en ZETA
amplió: “Había mucha gente y nadie me señaló”, y su novia aseguró que fue testigo
de la forma y la hora en que lo sacaron, adicionó que antes de llevárselo,
otros agentes habían estado en la casa, “buscando a tres muchachos que vieron
huir” atravesando su casa.
En la denuncia,
Hernández afirma que después lo llevaron a la delegación La Presa, pero no lo
presentaron con el juez Martín Armenta, y por una hora, todo policía municipal
que pasaba, le daba un puñetazo en el estómago.
Luego lo trasladaron
a las oficinas de la Municipal en Zona Río, donde estuvieron media hora, lo
ficharon, le pusieron la droga. De ahí, dijo, llegaron a Homicidios Dolosos en
la Central Camionera y escuchó por radio que ordenaron a los oficiales lo
llevaran a la calle Teotihuacanos porque habían encontrado el arma. Al llegar
le ordenaron que se quitara el zapato deportivo para compararlo con una huella
“y dicen que no coincide”, afirmó el inculpado.
Es en ese punto de
la denuncia, refiere que Quiroz le pone una bolsa de plástico en la cabeza,
Oliva lo aprieta del cuello y los otros ocho le empiezan a golpear en el
estómago y después de un rato de
negarlo, terminó por aceptar: “Voy a decir lo que ustedes digan”.
Cuando ZETA le
preguntó si alguien había visto que lo estaban torturando en vía pública en la
calle Teotihuacanos, añadió algo que no mencionó en la denuncia, que lo
metieron en la parte de atrás del pick-up con doble cabina, con vidrio
polarizados y de afuera no se veía. Ahí lo golpearon.
La versión que
manifiesta le impusieron los policías, fue que la esposa de Jáuregui lo mandó
matar, “te contrató para matarlo, tú traías el arma, la escondiste atrás de un
tambo después de usarla”.
Enseguida lo
regresaron a la delegación la Presa, donde Quiroz y Olivas sacaron una
chicharra y le dieron toques eléctricos y más puñetazos.
La versión de
Hernández fue respaldada por su familia. Su hermana expuso que alrededor de las
seis de la mañana, un grupo de policías arribó a la casa materna y pidieron
permiso para entrar porque les habían denunciado que un hombre vestido de negro
había huido brincando a la vivienda. Entraron, revisaron y le preguntaron a la
señora si tenía un hijo, cómo se llamaba, cómo era y si tenía una foto. Cuando
la mujer se las mostró, “se la arrebataron y se fueron”.
LAS LESIONES
Tras presentar la
denuncia por tortura, abuso de autoridad, entre otros delitos, en el expediente
se integraron dos constancias médicas.
De exploración
indica: “Costra hemática seca en el dorso de la mano derecha en la muñeca,
herida contuso cortante superficial en región del primer metacarpo cara dorsal
de la mano derecha, contusiones en parrilla costal a ambos lados de la línea
medida, una lesión dérmica tipo (ilegible) de menos de un centímetro de costra
hemática seca en abdomen región flanco derecho, rodilla izquierda con edema
moderado y limitación de los arcos de movilidad, así como dolor a la palpación,
restos de exploración”, se refiere sin huellas de lesiones.
La radiografía
agrega: “Edema de tejidos blando en región paravertebral a ambos lados de la
líneas media columna lumbar, tórax, óseos sin lesiones, una fractura completa
no desplazada en epífisis proximal del peroné izquierdo, como edema de tejido
blando”.
Y finaliza indicando
que son heridas que no ponen en peligro la vida, no ameritan hospitalización y
sanan en menos de 15 días.
LA VERSIÓN DE LA MUNICIPAL
La novia del
liberado declaró que en la última y tercera búsqueda en su casa, los policías
municipales llegaron preguntando por “Pelé”- ella lo conoce como “El Moreno”-,
apodo que según la hermana de Hernández, solo ella le dice. También dejaron en
ZETA un video donde se ve cómo entraron a su casa sin orden de cateo, y cómo
cerraron calles.
La versión de la
Policía Municipal expone que hubo un testigo, un vecino de la zona. Alejandro
Lares Valladares, secretario de Seguridad, respondió a esta reportera.
— ¿Cómo llega la
Policía a determinar que el presunto responsable es este hombre?
“Mediante la versión
de un testigo que menciona que vio que salió corriendo el sujeto”. No dice que
lo mató.
— ¿Específicamente
ese sujeto?
“Coincidió con el
apodo, porque era una persona que conocían de la colonia”.
— ¿A qué horas?
Hernández dice que lo detuvieron a una hora diferente a la del parte policiaco.
“No se marca en el
parte las horas, no se consta de un cronograma, en el parte se plasma la hora
en que fue remitido ante el Ministerio Público de Narcomenudeo por constar que
en su persona contaba con ciertas dosis de cristal. Obviamente existen algunos
detalles en los cuales a veces sí se nos ha prolongado la presentación de los
presuntos responsables por cuestiones técnicas de la elaboración del parte, de
la certificación médica”.
— Él refiere que lo
golpearon…
“Consta en la
turnación, todo presunto responsable es evaluado, la propia Procuraduría lo
certificó haciendo mención que no existe ninguna lesión de su cuerpo. Me baso
en los documentos, y el certificado dice al momento de la certificación, ‘sin
lesiones médico legales que clasifiquen’. En el parte se envió un video y se
puede observar que deambula sin problemas”.
— ¿Cómo llegan a él?
Mencionan que se detuvo a varios parecidos…
“Obviamente en un
operativo de esta magnitud, se interviene a las personas que coinciden con las
características, se entrevistan en campo y se remiten para que determine la
presunta responsabilidad del sujeto. Este muchacho coincidía con las
características, una de las pautas que nos da coincidencia, es una huella que
se encontró aledaña a la zona donde se encontró el arma de fuego y que coincide
con el tipo de zapato que traía el presunto responsable”.
Lares mostró fotos a
ZETA, a simple vista, con una regla para establecer medidas había coincidencia
aparente, pero el área de Periciales de la PGJE no hizo pruebas.
— ¿Cómo encontraron
el arma?
“Se informó por
radio que un testigo la localizó y se acordonó el área para Periciales. La PGJE
informó que el arma sí había resultado positiva en los hechos después”.
— ¿Estos testigos
declararon ante la PGJE?
“Eso sí desconozco,
el parte menciona que ve al presunto responsable correr de la escena, y lo
describe como una persona de tez morena la cual se quitaba una prenda y la
arrojaba a la calle, apelando a la fuga pie tierra”.
— ¿En qué momento
empezó hablar del homicidio, lo hace porque sí?
“Son entrevistas que
se hacen en campo, los oficiales preguntan información, se le preguntó, ya que
coincidía con las características, y es cuando arroja esa información. Tengo
entendido que hace un recorrido con los elementos, y les explica dónde se
escondió, cómo se levantó y qué hizo después de cometer el asesinato, por dónde
corre y dónde se trata de esconder”.
De las
inconsistencias, ZETA pregunta con relación a la primera versión, que indica
que el oficial salía de su casa en moto, que no estaba en la escena, y del
presunto disparo por la espalda. Lares justifica: “No hay moto, pero sí
aparecía un casco de motocicleta color negro a un metro del oficial, y sí llama
la atención que esté un casco en el exterior y no su moto. No te puedo dar una
trayectoria del disparo, pero la Unidad Especializada en Investigación Criminal
(UEIC), y los primeros indicios, indican que el impacto es de atrás hacia
enfrente, aunque la postura del cuerpo no es acorde.
“Además, nos llama
una cosa la atención, que él iba saliendo con su chamarra cerrada, pero lo
encontramos con la chamarra abierta, y en la parte de la placa se nota una
mancha de tierra seca, desconozco qué pericial podría arrojar. También hay una
gotas de sangre que no coinciden con la caída del oficial”.
Oficiales
municipales que estuvieron en la escena del crimen, dijeron a este Semanario
que fue evidente que antes de que llegaran, la escena del crimen había sido
manipulada.
— Hay tres denuncias
en Sindicatura, Procuraduría de los Derechos Humanos y en la Procuraduría del
Estado, ¿ya habló con sus agentes de este tema?
“Hasta el momento
no; he tenido un acercamiento con el jefe de distrito, en donde se les ha
comentado, y reitero, en la Policía Municipal y tu servidor no vamos a tolerar
actos de tortura, debemos velar por la garantías de los individuos, incluidos
los presuntos responsables.
“Invito, y qué bueno
que acudieron a las instancias correspondientes a interponer su denuncia, sí
voy a ser muy respetuoso del procedimiento de esta instancia vayan a realizar,
y en el momento cuando se nos requiera la participación de estos elementos,
claro que estaremos a favor y en competitividad de resolver y aclarar esta
situación.
“Y debo ser franco,
si son responsables los elementos, que se les juzgue como debe ser, obviamente
no vamos a tolerar este tipo de actos, pero también ser claros que el policía
tiene derecho de réplica, porque también son importantes las versiones que
ellos puedan describir de los hechos en que participaron”.
LOS TEMORES DEL ABOGADO
En representación de
Hernández, el abogado Gabriel Celestino señaló que están preocupados porque a
pesar de que su cliente obtuvo la libertad porque el Ministerio Público
determinó ausencia de elementos y detención ilegal, la SSPM sigue “terca” en
que es el responsable.
Se les preguntó qué
querían, y Celestino respondió:
“No es qué es lo que
queremos, es que los policías, principalmente los de Seguridad Pública,
cometieron una arbitrariedad al haberlo incriminado ante los medios de
comunicación, y el haberlo desprestigiado como el homicida que le dio muerte al
policía Humberto Jáuregui.
“Por eso, en este
caso vamos a dar hasta las últimas consecuencias, cuáles son, darle seguimiento
a las denuncias, que los policías sean suspendidos de inmediato, por parte de
la Sindicatura, por parte de la Procuraduría. Estamos solicitando que sean
arraigados, y de PDH que se tomen medidas cautelares, porque la vida del joven
está en peligro de muerte, así como el abogado que ha hecho todo público”.
— ¿Los han
amenazado?
“No, pero en mi
domicilio han estado patrullando, pasan carros con placas que dice ‘Policía’”
.
— ¿Y a ustedes?, se
pregunta a la familia.
“No, pero si ya se
hizo público eso de que mi hermano es el asesino, no queremos estar con tanto
miedo”.
MATAN A INTEGRANTE DEL CAF
Según sus parientes,
poco antes de las seis de la tarde del sábado 23 de mayo, Benjamín Gutiérrez
Quiroz “El Quecho”, hermano de Melvin Gutiérrez Quiroz, líder del Cártel
Arellano Félix, llegó a la casa familiar en los edificios del Infonavit Zona
del Río Tijuana y les dijo que se tenía que ir.
Empacó ropa, un arma
larga y salió. Estaba parado a un lado de su auto, dispuesto a subir la maleta
cuando dos hombres llegaron en un vehículo compacto blanco y lo balearon. Nueve
casquillos calibre 9 milímetros quedaron en la escena. Huyeron.
Nadie pudo reportar
el rumbo de los agresores, a pesar de que un motociclista de la Policía
Municipal estaba en la zona.
Al llegar los
oficiales encontraron entre las ropas del fallecido una credencial federal para
votar y una licencia de conducir, ambas otorgadas en Baja California, a nombre de Ramiro Castañeda Aguilar.
Primero una mujer
intentó engañar a los agentes con la falsa identidad, pero después llegó otra
familiar del occiso, quien lo identificó con su nombre verdadero; también reconoció que “andaba mal”, que tenía ligas
con criminales y pidieron el cuerpo para incinerarlo.
(SEMANARIO
ZETA/ REPORTAJEZ/Rosario Mosso Castro /
02 de Junio del 2015 a las 12:30:12)