Ciudad de México, 30 de mayo
(SinEmbargo).– Familiares y vecinos de 11 de los 43 muertos el pasado 22 de
mayo en un enfrentamiento entre fuerzas federales y presuntos integrantes del
crimen organizado en el Rancho del Sol, ocurrido entre los municipios de
Tanhuato y Ecuandurero, en el estado de Michoacán, denunciaron al diario The
Washington Post que los cuerpos de sus parientes tenían señales de tortura.
De acuerdo con el reportaje
publicado por el periodista Joshua Partlow, Graciela Pineda, madre de Martín
Felipe García Pineda, uno de los asesinados, aseguró que ella junto con amigos
han estudiado las fotografías que han circulado en Internet sobre los
enfrentamientos, dijo que descubrieron quemaduras visibles y extremidades rotas
en los cuerpos de los fallecidos.
“Otros vecinos les dijeron que
los cuerpos de sus hijos regresaron castrados o con picaduras en los dedos y
les faltaban dientes y ojos. Ellos toman estas señales en el sentido de sus
hijos fueron torturados y ejecutados, en lugar de morir en un tiroteo como dice
la policía”, detalla el texto.
“Se hacen llamar el
Gobierno”, indicó en entrevista para el diario estadounidense Luis Gerardo
García, hermano de Martín. “Para mí, son asesinos con una licencia”.
De acuerdo con la
publicación, Martin Felipe García Pineda se crió en Ocotlán, Jalisco, y comenzó
a trabajar a los 15 años, tenía trabajos con baja remuneración como cuando
laboró de guardia de seguridad y en una gasolinera.
“Su pasión era la lucha
libre, su nombre en el ring fue El Drako. El deporte lo llevó a las ciudades
regionales, pero se ganó poco practicándolo. A principios de esta primavera le
dijo a su familia que había tomado un trabajo junto con varios amigos del
barrio en el Rancho del Sol, ubicado en el kilómetro 370 de la autopista México
Guadalajara, en Tanhuato Michoacán”, describe el reportaje.
The Washington Post señala
que 11 de los 42 presuntos delincuentes asesinados en el enfrentamiento
provenían de un barrio pobre ubicado del estado de Jalisco.
“Los hombres asesinados por
la policía a principios de este mes en uno de los más mortíferos
enfrentamientos de la guerra del narcotráfico en México provino de los bloques
de Infonavit 5, un barrio pobre de Ocotlán, en el estado de Jalisco. Los
familiares y vecinos no discuten que al menos algunos de ellos pueden haber trabajado
para el Cártel de Jalisco Nueva Generación, pero eso no importaba para los
habitantes de la comunidad”, expone el reportaje.
La publicación revela que los
vecinos no los veían como pandilleros, sino como amigos de la infancia que
vigilaban las casas, los coches estacionados que no pertenecían al lugar y
mantenían alejados a los borrachos que les faltaban al respeto a las mujeres.
La policía, dijeron al
diario, era quien tomaba las cosas de las tiendas de la esquina sin pagar y le
faltaba al respeto a las mujeres de la zona.
“La gente no sale a la calle
porque tienen miedo del gobierno”, dijo Graciela Pineda, quien reveló al periódico
que Martín es el segundo de sus hijos que es asesinado por las autoridades en
los últimos tres años. “Estos chicos no le faltaban el respeto a nadie. Se
ocupaban de nosotros”, dijo.
Más de la mitad de los que
murieron provenían de Ocotlán, una ciudad de cerca de 100 mil personas que
figuran en medio de campos de fresas y alfalfa.
En el funeral de otro de los
asesinados que era originario de Infonavit 5, la multitud coreaba maldiciones
contra el Gobierno, narra el diario.
“El Gobierno captura y asesinado
a todos”, dijo un hombre cuando salía del servicio funerario, “fue una
masacre”.
“Antes de la batalla en el
Rancho del Sol, las tensiones entre los residentes y la policía en Ocotlán se
habían levantado. En marzo, hombres armados emboscaron a una patrulla de la
Policía Federal en la ciudad, matando a cinco policías y al menos otras seis
personas. Fue uno de varios ataques recientes atribuidos al Cártel Jalisco
Nueva Generación, que ha crecido hasta convertirse en una de las más poderosas
bandas de narcotraficantes del país”, refiere el reportaje.
De acuerdo con The Washington
Post, después de la emboscada Ocotlán, los residentes en Infonavit 5 dijeron
que la policía comenzó a patrullar el barrio, acusó a los vecinos de robar
relojes y teléfonos celulares. Muchos consideran a los jóvenes que murieron y
al cártel de Nueva Generación como defensores de las agresiones de los
federales.
Fue el cártel, dijo Luis
Gerardo al diario, quien entregó colchones y mantas cuando las viviendas se
inundaron y enviaron camiones cargados de juguetes y bicicletas para niños en
Navidad.
Las preguntas de quiénes eran
estos hombres y cómo murieron están en el centro de una creciente controversia
sobre lo que ocurrió el 22 de mayo en el Rancho del Sol, en el estado de Michoacán.
La versión del Gobierno dice
que la policía se enfrentó a presuntos pistoleros del Cártel Jalisco Nueva
Generación. De acuerdo con el Comisionado de Seguridad Nacional Monte Alejandro
Rubido García, el saldo fue de 43 muertos, entre ellos un policía y tres
detenidos.
“Las autoridades elogiaron la
operación como una victoria. Negaron que ninguno de los hombres fueron
ejecutados y dijeron que todos dieron positivo a residuos de balas. Pero los
funcionarios de derechos humanos han comenzado a investigar el caso después de
preguntas que surgieron sobre el número de muertos y si los cuerpos presentaban
señales de tortura”, indica el texto.
Finalmente, el diario
recuerda las declaraciones de ayer hechas por el director para las Américas de
Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, donde aseguró que “la cifra de muertos
en el enfrentamiento plantea serias preocupaciones acerca de la
proporcionalidad del uso de la fuerza”.
“Este resultado es
especialmente preocupante en un país donde las fuerzas de seguridad en varias
ocasiones han participado en ejecuciones extrajudiciales, desapariciones y
casos de tortura; y donde la impunidad de estos crímenes graves de los derechos
humanos es la norma”, dijo Vivanco.
(SIN EMBARGO/ Redacción / mayo 30, 2015
- 14:31h)