*Meten a las aguas a mujeres y niños para crear un escenario, que los damnificados consideran como una burla
* Acuden Humberto Salgado, Rossana Mora y el alcalde Gustavo Alcaraz para negociar y liberan después de seis horas a seis sol-
dados y a civiles
* Vecinos del barrio del Santuario, el más afectado por el desborde
de la laguna, exigen la entrega de los materiales grabados, una disculpa
pública y que las autoridades se comprometan a resolver el problema de
las inundaciones
* Reclaman porque el Ejército no los ha ayudado en la contingencia
Lourdes Chávez
Tixtla.- La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con una empresa de
televisión, montó un escenario de apoyo a la población en el barrio de
El Santuario, que enfureció a los vecinos y retuvieron por más seis
horas a seis militares y tres vehículos tripulados del estado de México
donde trasladan el equipo de video y utilería, incluso despensas.
Los inconformes, que con el transcurso de las horas se incrementaban,
exigieron una disculpa pública de un alto mando de la institución
castrense, porque durante la contingencia causada por la tormenta
Manuel, no recibieron ninguna ayuda de los militares, así como la
entrega de las memorias de video y fotografía que tomaron en el lugar.
Ante el motín acudieron hasta la protesta el coordinador general del
Ejecutivo del estado, Humberto Salgado Gómez, y la asesora Rossana Mora
Patiño, así como el alcalde, Gustavo Alcaraz Abarca, que pidieron la
integración de una comisión para discutir los planteamientos de la
población, para destrabar el conflicto.
Primero Mora Patiño se comprometió con los manifestantes a llevar hasta ahí al alcalde y a Salgado Gómez.
Unas 200 personas impedían el paso de los militares y varios civiles en
dos vehículos y en una camioneta; se mencionó que efectivos de la Marina
participaron en el video, pero alcanzaron a salir del lugar.
A las 8 de la noche, el alcalde, a pocos metros de la inundación en la
calle principal de la ciudad, intentó mediar, argumentando “que todos
necesitaban de todos”, para negociar las salida de los vehículos con sus
pasajeros, pero sólo logró más reclamos de la pobladores.
Cuando mencionó a la persona que comenzó “todo el conflicto”, la joven
Mareli Roque lo increpó para aclarar que su mamá, Soledad Castrejón, no
generó ningún problema, exigió a las personas que iban resguardadas por
el Ejército que dejara de hace “su película”, porque representaba una
burla para la población afectada.
Dijo que vinieron a grabar sin autorización de la gente, metieron niños y
mujeres con engaños a las aguas grises y negras estancadas por el pago
de 200 pesos y una despensa; “hay una gran indignación porque vengan a
hacer su circo, no se vale que vengan a lucrar con el dolor ajeno, si no
nos ayudaron, que no nos chinguen”.
Soledad Castrejón señaló que –a eso de las 5 de la tarde–, los abordó
con coraje y llanto para que dejaran de grabar, “les decía que no nos
filmaran para mentir, porque decían puras mentiras”, y ellos se rieron.
Recordó que el 15 de septiembre, los soldados pasaron de largo cerca de
su casa, a pesar de que ella les pedía ayuda para sacar a su hija y a
sus dos nietos que se encontraban atrapados en el segundo nivel de su
vivienda inundada.
“Hubo pérdida de casas completas, deben respetarnos; esto (que hacen
ahora) no es nada, es pura simulación. Me quedé en la nada, mi negocio
está inundado”, insistió.
Los manifestantes insistieron en que alcalde también es responsable,
porque “nadie entra a tu casa sin permiso”, pero Alcaraz de deslindó de
los hechos.
Otros damnificados insistían en que los encargados del video se
identificaran y se volcaron hacia ellos; entonces, uno de los retenidos,
vestido de civil, se identificó como el teniente Víctor Hugo, y
accedió a entregar las memorias de los videos para que los dejaran
pasar. Dijo que recibió instrucciones de un coronel de apellido Corona,
para hacer este trabajo.
Pero los vecinos insistían en que se identificaran también los civiles e
informaran quién los envió, porque las dos camionetas Urvan blancas y
nuevas en que viajaban no llevaban membrete, sólo las placas del Estado
de México.
Se mencionaba que el material podría se usado por una televisora
comercial, como cuando la conductora de Televisa, Laura Bozo, usó un
helicóptero del estado de México para hacer un programa en Tecpan de
Galeana con los damnificados.
A las 9 de la noche, las autoridades habían acordado una serie de puntos planteados como parte de sus demandas.
De entrada, una minuta por escrito –“aunque no es garantía”, reconoció
el maestro Jorge Martínez García–, donde las autoridades se comprometan a
cumplir los siguientes puntos: el anuncio para la construcción de un
canal controlado, que por años se ha planteado como solución a los
problemas de inundación en los barrios.
Una disculpa pública de una autoridad con jerarquía y el regreso del
material de video y fotográfico, con el que pretendieron sorprender a la
gente, con la presunta entrega de apoyos que la población de Tixtla que
no han recibido.
Demandaron que no vayan más “políticos oportunistas” a tomarse la foto con los damnificados.
Además de la disculpa de los militares, exigieron una carta en medios
estatales (incluso nacionales), donde expliquen y den una disculpa
pública por este agravio.
Asimismo, que el alcalde de Tixtla y la Comisión Nacional del Agua
desmientan que ellos son los responsables del desfogue del agua
estancada en la cabecera municipal, porque los pobladores fueron los que
se metieron a la laguna negra a destapar los resumideros naturales
azolvados durante la tormenta.
Incluso, un vecino inconforme aseguró que las bombas para el desagüe que
se colocaron la semana pasada, ya dejaron de funcionar, por lo tanto el
desahogo del agua estancada no ha sido por las autoridades.
También demandaron garantías de que no habrá represalias ni órdenes de
aprehensión para quienes están al frente del movimiento, y que se
retribuyan el agravio que causaron personas, incluso de instituciones
como la Sedena, por lo que intentaron hacer.
Ratificaron que quienes ayudaron a la población fueron los integrantes
de la Policía Comunitaria de Tixta y los alumnos de la Normal Rural de
Ayotzinapa, y para confirmarlo, los manifestantes cantaron una de las
consignas más conocidas de los estudiantes “ Ayotzi vive, la lucha
sigue, sigue”.
A las 11 de la noche, las autoridades estatales y municipales con la
representación de vecinos, continuaban en una reunión cerrada en una
casa cercana para discutir los puntos de sus demandas, mientras la
población se mantuvo en la calle principal, bloqueando el paso de
militares y técnicos.
A media sesión, se incorporó otro punto a la discusión, que el Ejército
respete los trabajos de la Policía Comunitaria, que deje de hostigarlos,
porque fueron los únicos que han apoyado incondicionalmente a la
comunidad.
Desde las 10 de la mañana se observó que soldados impedían el paso a
todas las calles inundadas, para evitar el ingreso de damnificados o de
la Policía Comunitaria a las zonas afectadas, pero los vecinos señalaron
que no causó extrañeza porque antes de la tormenta llegó un
destacamento, por la presencia de un grupo de la Policía Comunitaria.
Tras la inundación del 15 de septiembre, el número de militares en la
cabecera municipal se incrementó, pero con la insignia del programa
DN-III, sólo para dar alimentos en los albergues.
(EL SUR DE ACAPULCO/ Redacción/ oct 19, 2013)