domingo, 12 de mayo de 2013

OLVIDA "GAVIOTA" A LOS DESAPARECIDOS


Sinembargo
México, DF.- Pero el Día de la Madre también tuvo otro rostro. En Tlaxcala, la primera dama, Angélica Rivera, tomaba la palabra. Le aplaudían. Había departido en una mesa con comida, flores y botellas de refresco Squirt de dos litros. Los mariachis habían interpretrado “Las Mañanitas” y movieron las emociones. Era una fiesta.

‘SOMOS CAPACES DE TODO’

“Las mamás somos capaces de entregarnos en cuerpo y alma a todo, sin condiciones. A los únicos seres que amamos aun antes de conocerlos es a nuestros hijos. Desde que están en nuestros brazos entendemos que somos capaces de darlo todo por ellos”. Fueron las palabras de apertura de la esposa del Presidente de la República. La respuesta del auditorio fue de aplausos y sonrisas. Ella, en blusa naranja y pantalones blancos, lo correspondía todo.

Reconoció lo que suelen hacer las madres mexicanas. “Podemos quedarnos sin dormir y cuidar a nuestros hijos. Por nuestros hijos, por defenderlos y ayudarlos, logramos lo que pareciera imposible. Porque el ser madre nos ayuda a sacar la fuerza de nuestro interior para nunca, nunca, nunca darnos por vencidas”.

Después de que asumiera como presidenta del Consejo Consultivo del Sistema Integral de la Familia (DIF), éste fue el segundo discurso que Angélica Rivera ha pronunciado al lado del Presidente. Mencionó los objetivos de su trabajo: hoy se busca el Registro Universal Oportuno y Gratuito de nacimientos de menores de edad y un convenio con la Unicef.

“De verdad que estamos apoyando a todas las mamás a forjar los mexicanos que necesita el país para avanzar hacia un mejor destino. Así como todas sacamos adelante la vida de nuestros hijos, así como tenemos la fuerza, la entereza, la motivación para luchar por ellos, también tenemos que hacerlo con nuestro querido México”.

Luego, le llamaría “amor” al presidente Enrique Peña Nieto. Y le agradecería: “A mi esposo le quiero agradecer ante todas la mamás de Tlaxcala su compromiso y sus acciones que apoyan y reconocen la fuerza y el valor de las mujeres. Gracias, amor, por esa importancia y ese valor que le das a todas las mujeres de este país porque se empieza por casa… Y se los puedo decir, que nos cuida bien a todas las mujeres que tiene en casa”.

EL PRESIDENTE

Él también la reconoció en público. Le dijo que ha sabido ejercer muy bien la maternidad con los seis hijos que tienen. Los tres de él y las tres de ella.

Después, Peña Nieto asentó su mensaje, de manera oficial: “Que la mejor celebración que tengan sea el poder tener un día de alegría, de realización, de motivación y, sobre todo, de gran satisfacción al estar reunidos con sus seres queridos, con sus familiares, con sus hijos, con lo que más quieran”.

Deseó también: “Que el futuro de sus hijos sea promisorio”.

En este día, Peña Nieto resumió en su discurso lo que ha vivido desde el remiendo del Pacto por México. Volvió a decir que el Gobierno de la República tiene un compromiso claro por buscar un mejor nivel de vida a las familias, las mujeres en especial. “Es necesario que México descolle para que todos se beneficien con buenos resultados”.

El Primer Mandatario mexicano destacó que con las reformas estructurales, logradas con la participación y acuerdo de las distintas fuerzas políticas, México podrá crecer.

En compañía del Gobernador de Tlaxcala, Mariano González Zarur, el Jefe del Ejecutivo explicó, sobre todo, la reforma financiera. A decir de Peña Nieto, servirá para que los negocios crezcan gracias a más y mejores préstamos. Y así, se despidió con el planteamiento de que las reformas son el mejor regalo que se puede dar a las mujeres de México.

La otra cara del festejo

En el emblemático Monumento a la Madre, cientos de madres mexicanas, el pasado 10 de mayo, le hablaban a sus hijos: “¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!”

Los rostros de estas mamás eran peculiares. Llevaban los ojos en crisis y un tapabocas con una pregunta: “Hijo, ¿dónde estás?”

Y en forma de grito, lanzaban un reclamo: “¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!” Pero las palabras parecían deshacerse y volverse polvo.

En los días previos, estas madres organizadas expusieron que para ellas este día no significa nada, sólo es un día más que cae, con más sombra que luz, en el calendario; otro en el que vivirán a la espera de una llamada, un aviso, una nota, una pequeña señal que indique cuál es el paradero de sus hijos.

Algunas lo perdieron desde 2006, cuando se desató la guerra contra el crimen organizado. Otras, en un año posterior. “Y el dolor de su ausencia forzada nos hace más intensa la herida”, dijeron en el comunicado en el que anunciaron esa megamarcha en el Centro de la Ciudad de México.
 
 (Zócalo/SINEMBARGO /12/05/2013 - 05:00 AM)

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