La reciente detención de “El M4” confirma la vigencia criminal de
quienes hace ocho años fueron denunciados por la autoridad de los Estados Unidos
como integrantes del Cártel Arellano Félix, pero que en México no cuentan con
órdenes de aprehensión, mientras continúan con su vida delictiva en el
narcotráfico. A pesar de los señalamientos por parte de detenidos y otras
autoridades, en la Procuraduría de Baja California no buscan a
Salas.
Investigaciones ZETA
A partir de marzo de 2002, tras la captura de Benjamín Arellano Félix y de
nuevo en 2006, cuando aprehendieron Javier Arellano Félix, autoridades de
seguridad de Estados Unidos y México han anunciado una y otra vez el presunto
aniquilamiento del Cártel Arellano Félix.
El 2 de julio de 2012, tras la captura de Julio Salas, quedó evidenciada
nuevamente la falsedad de esas versiones oficiales y la existencia de células al
servicio del CAF, ahora comandado desde la clandestinidad por Fernando Sánchez
Arellano “El Ingeniero”.
De hecho, este traficante identificado como “El M4” es apenas uno de los once
líderes de células del cártel, identificados en declaraciones de Manuel García
Simental “El Chiquilín” y de Juan Sillas Rocha “El Sillas”, presentadas entre
febrero y noviembre de 2011.
Denunciados como traficantes y en algunos casos líderes de grupos de
sicarios, están pendientes de aprehender:
- Manuel López Núñez “Don Balas”, presunto responsable de trasiego a Estados
Unidos y recientemente liberado.
- Mario Montes de Oca “El Mario”, remanente y supuesto cabecilla de lo que
fue la célula de Saúl Montes de Oca Morlet “El Ciego”.
- Melvin Gutiérrez, operador en la zona de Otay y Playas, con funciones en el
trasiego a Estados Unidos.
También identificados como operadores con grupos a su mando, están los
policías ministeriales:
- Juan Lorenzo Vargas Gallardo “El Chan”.
- Enrique Jorquera.
- José Valentín García Topete.
- Sebastián Barranco Mora.
De los anteriores, las autoridades de Baja California tienen acceso a
imágenes, sin embargo, existe otro grupo del que las corporaciones sólo tienen
descripción física y apodos, pero que desempeñan funciones estratégicas en el
trasiego del CAF. Así los han identificado: “El Turbo”, que se inició en el
grupo de Jorge Briseño “El Cholo”; “El Mostro”, a quien señalan de controlar el
trasiego de droga del CAF entre la frontera sur y norte de México; “El Kieto”,
acusado como el contacto en Cancún con traficantes en América del Sur;
“Pelioni”, identificado como líder de célula en la zona de alto poder
adquisitivo de Tijuana, con base en la colonia Hipódromo; además de “El Bibi”,
de quien no existe mayores datos, pero ha sido mencionado por criminales
aprehendidos.
Tanto Sillas como García Simental se refirieron a Alfredo Arzate y/o Arteaga
“El Aquiles” como parte del CAF, en tanto que los reportes de inteligencia del
Consejo Estatal de Seguridad de Baja California indican que llegó al CAF entre
2008 y 2010, durante la pugna interna que libraban Sánchez Arellano y Eduardo
García Simental “El Teo”; incluso relatan que éste ofreció servir de mediador
para quitar a “Los Teos” del camino, abatir la jornada de violencia y
recapitalizar a las células de narcotraficantes mermadas tras el conflicto.
Desde entonces, las células del CAF trafican en Baja California y Estados
Unidos parte de la droga que el Cártel de Sinaloa les entrega en consignación.
Uno de los que estaban identificados como trasegadores de esa droga era
precisamente Julio Salas, detenido el lunes 2 de julio por elementos de la
Secretaría de la Defensa Nacional tras ser denunciado.
Salas identificado
La primera imagen de Julio Salas se publicó en la semana inicial de mayo de
2004. Su rostro ocupaba la fotografía número 14, de 72 que integraban un poster
de aviso de seguridad elaborado por la Agencia Federal de Investigaciones (FBI)
de los Estados Unidos, en el cual advertían:
“… miembros de organizaciones delictivas están usando identificaciones falsas
que los acreditan como elementos de las fuerzas policiacas Mexicanas con el fin
de facilitar el tráfico ilegal de estupefacientes, llevar a cabo homicidios,
secuestros, asaltos con uso de violencia a través de la frontera sudoeste entre
los Estados Unidos y México”.
De igual manera, anotaba que todos esos hombres “debían ser tratados como
individuos armados y extremadamente peligrosos”.
Localmente esta alerta se pasó por alto en el ámbito público hasta el 14 de
mayo de 2004, cuando el tema fue retomado por el extinto editor de ZETA,
Francisco Ortiz Franco, en la edición 1572. El periodista investigó el origen
de la información, encontró y publicó que las credenciales las habían hecho al
interior de la Procuraduría de Justicia del Estado de Baja California, que a los
criminales les habían tomado fotos por grupos y les habían cobrado mil o mil
quinientos dólares por cada una de las identificaciones.
Desde hace ocho años, las autoridades de ambos lados de la frontera tenían
identificados a por lo menos 16 de los delincuentes en las mencionadas
fotografías. En ese grupo estaba “El M4” de quien informaron era Julio Salas y
le apodaron “El Pillo”. Su nombre completo es Julio César Salas Reyes, y los
alias con los cuales se le identifica son “El M4” y “El MM”.
En aquel momento la información era confusa porque su papá, quien también
había sido agente ministerial y de la misma manera se había involucrado con el
crimen organizado, se llamaba Julio César Salas Quiñonez y le decían “El
Pillo”.
Los datos en poder del FBI, indicaban que este ex ministerial era integrante
de una célula delictiva bajo el mando de Efraín Pérez Pazuengo “El Efra”, y que
su hermano José Luis Salas Reyes había sido capturado el 10 de abril de 2002,
previa orden de aprehensión, junto con otros 40 funcionarios y agentes de
seguridad de Baja California acusados de estar vinculados al Cártel Arellano
Félix (edición 1463 de ZETA).
Fueron detenidos por la Unidad Especializada contra la Delincuencia
Organizada, debido a la existencia de “diversos medios probatorios”, entre los
que señalaron partes policiacos, documentos localizados en casas aseguradas y
declaraciones ministeriales. Al final, la mayoría quedaron en libertad.
En 2011, la cartelera con las 76 fotos había desaparecido de la página de
www. narctip.com del FBI, pero en su página de internet, el Buró
informaba que seguía la búsqueda de 11 de los sujetos de aquellas fotografías,
uno de ellos era Salas, sin embargo, en la imagen identificada como la 14, se
leían nombres distintos: Víctor Alcántar Bracamontes, alias Ansel Jarth Aispuro
Sandoval y/o Víctor Armenta “El Pillo”, señalado como líder de la célula
criminal encabezada por Efraín Pérez Pazuengo.
Enemigo de “El Teo”
No hubo mayor información de “El M4” durante cuatro años, hasta la escisión
del CAF. Tras la matanza entre hampones ocurrida en la Tercera Etapa de la Zona
del Río en Tijuana, ocurrida el 26 de abril de 2008 e identificada como la
“balacera del Cañaveral”, Eduardo García Simental “El Teo” se rebeló contra el sobrino de los Arellano,
Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”, y ambos iniciaron una etapa de
asesinatos entre miembros del CAF, la mayoría pequeños vendedores de droga.
El apodo, y de nuevo la imagen de Salas, salieron a la luz pública el 3 de
octubre de 2008, poco antes de las siete de la mañana, cuando la Policía
Municipal atendió una denuncia. Residentes de la colonia Guadalupe Victoria en
Tijuana se habían topado con un espectáculo dantesco en la calle Díaz Ordaz.
Sobre la calle, los cuerpos torturados y sin vida de dos hombres mayores de
50 años. Los habían decapitado y puesto las cabezas en sus pechos. También una
cartulina donde se leía: “JULIO CESAR SALAS O-M-4 AQUÍ ESTA TU GENTE INGENIERO Y
SIGUES TU M-4”.
El mensaje estaba acompañado de una fotografía con cuatro hombres en un
festejo, de frente y se pasaban la mano por la espalda. Identificando a “Salas”,
los homicidas circularon al hombre ubicado en el costado izquierdo, quien vestía
camisa blanca, pantalón negro, chaqueta negra y hacía el símbolo de amor y
paz.
De acuerdo a indagatorias de la PGJE de 2008, con Salas operaban
criminalmente los tres hombres asesinados el 17 de noviembre de 2008 en la
empresa Baja Motors Sports, así como los de la balacera del 13
de enero de 2010 en el fraccionamiento Las Huertas.
El apodo de “El M4” salió a relucir nuevamente tras las balaceras contra
agentes federales perpetradas por grupos de “Los Teos” en Tijuana, en octubre de
2009. Aquel pleito se había originado cuando García Simental persiguió a Salas y
a Sillas por haberle “robado” un cargamento de crystal en el Aeropuerto
Abelardo L. Rodríguez, con apoyo de policías de la federación.
Extraoficialmente, en aquel momento los investigadores del Consejo Estatal de
Seguridad de Baja California informaron que había datos que indicaban que Salas
estaba dedicado al trasiego y no estaba a cargo de una célula de sicarios, pero
sí aliado a Juan Sillas, quien había sido designado por “El Ingeniero” para
acabar con la célula de “Los Teos”.
Sin embargo, tras su captura, el procurador del Estado, Rommel Moreno
Manjarrez, decidió declarar el 4 de julio de 2012 que la PGJE no tiene
investigaciones en las que Julio Salas Reyes aparezca implicado.
Su compadre “El Sillas”
Tras el asesinato de sus operadores, las áreas de inteligencia del Consejo
Estatal de Seguridad reportaron que por instrucciones de Sánchez Arellano, “El
M4” y sus criminales estaban participando con Juan Sillas Rocha “El Sillas” y/o
“El Ruedas”, en los asesinatos de delincuentes al servicio de los García
Simental y de Raydel López Uriarte “El Muletas” (todos detenidos entre enero y
febrero de 2011).
En medio de un baño de sangre protagonizado por estos dos grupos, fueron
asesinados violentamente en Baja California 2 mil 904 individuos: mil 019 en
homicidios de 2008; 882 e 2009; y mil 003 en 2010.
Infiltrados usados como informantes por el Consejo Estatal de Seguridad,
relataron que hubo un momento de la pugna en que Eduardo García Simental ofreció
terminar la guerra siempre y cuando le entregaran a Sillas y a Salas, pero
Fernando Sánchez Arellano se negó, lo que resultó en que empezaran aparecer
narco-mensajes donde comparaban a “El Ingeniero” con una rata.
Al ser capturado en febrero de 2011, Manuel García Simental “El Chiquilín”
identificó a Salas como uno de los líderes de cinco células criminales
encabezadas por Fernando Sánchez Arellano.
Nueve meses después, el 4 de noviembre de 2011, se aprehendió a Juan Sillas.
Habló de su compadre Julio César Salas Reyes, de quien informó, era su
contacto con los policías federales, principalmente los que “cuidan” el
Aeropuerto Internacional de Tijuana, en particular uno de apellido Bosada.
Detalló que les pagaban “…600 dólares por cada kilo de
crystal que le entregaban. La logística era que la
droga venía en el avión, los Federales la recogían y la llevaban a su oficina
para que no cruzara los filtros militares o de rayos X”.
El asesinato de Ortiz Franco
También en 2011, otra captura relacionó a Salas Reyes con el
expediente del homicidio del editor de ZETA,
Francisco Ortiz Franco, perpetrado el 22 de junio de 2004.
Con apoyo del CAF y el cártel de Los Zetas, Luis Alberto Salazar Vega “El
Bolas” se había fugado, junto con otros tres criminales el 14 de abril de 2004
de la Penitenciaría de La Mesa en Tijuana. Fue capturado el 6 de abril de 2011
en la colonia Guaycura, por elementos del Ejército
Mexicano.
Al ser declarado por las autoridades, Salazar Vega aseguró que siete
años atrás, Arturo Villarreal Heredia “El Nalgón” platicó a varios
narcotraficantes que Javier Arellano Félix “El Tigrillo” había ordenado que
asesinaran a “… el periodista Ortiz Franco, el de
ZETA”. Que lo había hecho Eduardo Ronquillo
“El Niño”.
El detenido confirmó lo publicado por el editor del
Semanario y la molestia de los líderes del CAF y de todos los matones
identificados en la publicación, entre los que incluyó a Salas Reyes, por haber
sido expuesto y ser uno de los principales operadores de Pérez Pazuengo “El
Efra”, mencionado en las notas como el autor intelectual de una serie de
homicidios y secuestros.
Sin embargo, en el expediente que llevó la Procuraduría local, por encima de
Salas, las principales sospechas del asesinato del periodista recaían en
Ronquillo (asesinado en 2004), “El Nalgón” (capturado en 2006) y Mario Alberto
Rivera López “El Cris” (detenido el 23 de junio 2004).
La historia en Baja California Sur
Elementos del grupo de Coordinación de Seguridad en Baja California Sur,
informaron que en la actualidad no tenían elementos que les permitieran asegurar
que Salas seguía operando en aquella entidad, pero sí confirmaron los cargos por
el avión Caravelle cargado con 15 toneladas de cocaína que el 5 de
noviembre de 1995, bajó en La Paz Baja California, en una pista natural conocida
como Llanos de Baturi, Ejido Melitón Albañez, en el poblado de Todos Santos.
Era droga que el CAF le había comprado al Cártel de Cali, encabezado por
Gilberto Rodríguez Orejuela “El Ajedrecista”, y había sido trasladada en
camiones de volteo a San Carlos, Sonora, custodiada por policías federales y
ministeriales de Baja California Sur.
El operativo criminal fue detectado y hubo varios detenidos de la Policía
Federal y Ministerial, entre éstos el jefe de la policía en el estado, Fernando
Gastélum. “La mayoría fueron liberados”, admitió un funcionario sudcaliforniano.
Muchos policías fueron dados de baja sin mayores consecuencias.
El 13 de abril de 2011, agentes de la Agencia Federal de Investigación (AFI)
cumplimentaron la orden de aprehensión girada en contra del ex policía judicial
federal, Fausto Pérez Rafael, como parte del proceso penal 13/1996, como
presunto responsable. Fue arrestado en la garita de San Ysidro, California.
Mientras que el 2 de julio de 2012 se aprehendió a Julio Salas, identificado
por testigos y detenidos dentro del expediente de la investigación en el Caso
Baturi, como uno de los operadores del CAF en aquel trasiego de droga, razón por
la cual tenía una orden de aprehensión pendiente.