sábado, 14 de abril de 2012

EL HUNDIMIENTO DEL TITANIC, CAMBIÓ LA FORMA PERIODÍSTICA DE CUBRIR UNA TRAGEDIA


Agencia AP

Nueva York - Era un aburrido turno nocturno aquella noche en las redacciones de la Associated Press y, al otro lado de la ciudad, The New York Times.

Con los pies sobre un escritorio, un editor de AP llamado Charles Crane leía una novela de H.G. Wells para sobrellevar una noche sin noticias. 

“Los instrumentos telegráficos sonaban desganados”, relató después “y en ocasiones, uno podría escuchar el pulso de los relojes”.

En el Times, el director general Carr Van Anda regresaba de la cena a una oficina que trabajaba en una anodina historia sobre una pelea de políticos que saldría en la portada. El joven mensajero dormitaba.

En medio de esta somnolencia poco después de la medianoche del 15 de abril de 1912, nadie sabía que a mil 600 kilómetros (mil millas) estaba “sucediendo la historia del siglo”, la noticia que cambiaría muchas cosas, incluyendo la misma cobertura de los medios.

En ese momento, en las costas de Terranova, el Titanic estaba a dos horas de hundirse.

Durante más de una hora, el gran buque estuvo enviando las señales de socorro “CQD, CQD,”, repetía la clave Morse, luego un más conocido “SOS”.

Los llamados de emergencia fueron captados por otros barcos, algunos de lo cuales se dirigieron hacia donde estaba el Titanic para su rescate, y las señales alcanzaron algunas estaciones tierra adentro que utilizaban el relativamente nuevo sistema de radio inalámbrico Marconi.

Ansias de detalles
Ahí, cada trocito de detalle era atrapado con ansia, pasado, y vuelto a pasar otra vez. Rápido, las palabras electrizantes llegaron a Nueva York. 

En la redacción de AP, el bostezo de Crane se volvió un grito ahogado cuando un colega salió de una oficina ondeando un cable desde Canadá: “Reportan que Titanic golpeó un iceberg”.

Rápidamente, los editores comenzaron a contactar a las estaciones costeras que recibieron la señal, para obtener lo que supieran, telefonearon a los propietarios del buque, enviaron cables a Londres pidiendo una lista de pasajeros, que a esa altura estarían condenados.

“Dimos la alerta del accidente”, recordó Crane años después en una recopilación que ahora está en los archivos corporativos de la AP. 

La nota, que reunió los datos sueltos que llegaban en mensajes inalámbricos, llegó a todas partes en segundos.

En el Times, el mensajero ya estaba bien despierto y se mantuvo de pie mientras Van Anda leía el despacho de un párrafo:

 “A las 10:25 de esta noche el Titanic de White Star Line emitió un CQD a la estación Marconi aquí y reportó un choque con un iceberg. El barco indica que se necesita ayuda inmediata”.

Las rotativas del Time ya estaban trabajando con la edición del día siguiente. 

El editor descartó las notas asignadas y comenzó a trabajar en una nueva portada, tratando de dar sentido al silencio que, según actualizaciones telegráficas, siguió a los varios llamados de auxilio.

Los editores de muchos otros periódicos “responderían imprimiendo los boletines y escribiendo historias que indicaban que no había gran daño en el Titanic, ‘un barco que era imposible que se hundiese’. 

Pero no Van Anda”, escribió Meyer Berger en una historia del Times. “Un frío razonamiento le indicó que se había hundido, y pese a lo aterrador de esa idea, actuó conforme a ello”.

El destino del gran barco se confirmó muchas horas después. Mientras representantes de White Star Line dudaban de la seriedad del accidente cuando les llamaron los reporteros de AP, Times y otros. Pero la edición del diario neoyorquino anticipó lo peor en sus ocho columnas:

“Nuevo buque Titanic golpea un iceberg;
Se hunde por la proa a medianoche;
Mujeres en barcos salvavidas;
Último cable a las 12:27 am. Borroso”
Medios se adelantan a versión oficial

“En términos de difusión de noticias, el desastre del Titanic puede verse como el comienzo de lo que el gurú de la comunicación masiva Marshall McLuhan llamó la ‘aldea global’, aunque acuñó el término en la década de 1960 con la comunicación satelital en mente”, dijo el profesor de comunicaciones Paul Heyer, autor de “Siglo del Titanic: medios, mitos y la creación de un ícono cultural”.

Las historias fueron cuidadosas y basadas en los hechos; o especulativas y erróneas.

“No se perdieron vidas”, aseguró un encabezado en Londres en medio de la confusión al inicio de la cobertura. En París, Le Figaro lamentó “La Catastrophe du Titanic”. Las portadas en Australia hicieron eco de la tragedia durante días.

La historia del Titanic estableció una “cobertura que fue a toda velocidad y donde todos se pusieron manos a la obra” que se ha repetido en cada desastre desde entonces, dijo el profesor de periodismo Roy Peter Clark, del Instituto Poynter.

La radio también recibió un fuerte impulso con esta historia. David Sarnoff, un joven operador del sistema Marconi, se volvió famoso por sus actualizaciones diarias y constantes desde una ventana en Nueva York, atrayendo a multitudes tan grandes que la policía apenas podía mantener el orden.

El insumergible

269 metros de eslora

53 metros de altura

11 cubiertas

46 mil 328 toneladas totales de peso

2 mil 227 personas a bordo

1, 517 personas murieron

705 personas salvaron la vida

1, 178 personas cabían en los 20 botes salvavida dispuestos

31 de marzo de 1909 comenzó su construcción

31 de marzo de 1910 finalizó la construcción

10 de abril zarpó de Southampton, Inglaterra

14 de abril, a las 23:40 horas, el buque chocó con un iceberg al sur de las costas de Terranova

Hallazgo del trasatlántico
El descubrimiento en 1985 del Titanic se derivó de una investigación secreta de la marina de los Estados Unidos acerca de dos submarinos nucleares hundidos, según el oceanógrafo que encontró el tristemente famoso buque transatlántico.

Robert Ballard, oceanógrafo de la universidad de Rhode Island, fue quien halló el buque.

Restos
Mientras buscaba los submarinos hundidos, Ballard aprendió una lección muy valiosa acerca de los efectos de las corrientes marinas en los restos de naufragios: hasta los más pesados se hunden muy rápido. 

El resultado es un rastro de restos que quedan dispuestos en función de las características físicas de las corrientes.

Con sólo 12 días restantes de misión, Ballard empezó a buscar el Titanic usando esta información para seguir el rastro del transatlántico. 

Suponía que el barco se habría partido por la mitad y que habría dejado un reguero de restos a medida que se hundía.

Fuente: National Geographic



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