martes, 31 de enero de 2012

LOS JUNIORS


Los vástagos de Carlos Otal Namur y el Teniente Adrián Hernández Pérez, salieron a divertirse el fin de semana y terminaron frente a un juez, aunque en diferentes circunstancias.

Por la madrugada del sábado 21 de enero, pasadas las tres de la mañana en Zona del Río,  el hijo del primero salía de un antro, y mientras conducía, otros jóvenes en una camioneta azul lo chocaron, su auto se impactó contra un árbol y, a. descender, le robaron 500 dólares, además de un reloj marca Diesel y se fueron. 

Aseguró que lo amenazaron con “levantarlo”, por eso llamó al número de emergencia 060 y denunció que intentaban secuestrarlo.

La Policía persiguió y capturó inmediatamente a los asaltantes (Andrés Taylor Arias y Gerardo Morales Román), quienes negaron el secuestro; situación corroborada por los agentes que, evidenciaron, no hubo elementos que acreditaran la intención de privarlo de la libertad.

El joven Otal está familiarizado con los procedimientos de atención al delito, primero porque fue agente de la corporación municipal tijuanense, y después, porque el 15 de diciembre de 2007, residentes de la delegación Playas denunciaron presencia de gente armada. 

Elementos de la Policía Federal Preventiva atendieron y encontraron a dos mujeres y dos hombres en posesión de autos robados y armas; uno de los detenidos fue este hijo del ex director, quien se identificó como policía y aseguró que portaba su arma de cargo.

Ignoraron las declaraciones del cómplice que declaró le había llevado los carros a Otal y, por instrucciones del entonces delegado de la Procuraduría General de la República (PGR) en Tijuana, Alfredo Almazán Becerril, fue dejado en libertad y sin antecedentes delictivos.

La historia del casi treintón Adrián Hernández Cabañas, hijo del militar recién renunciado en octubre de 2011, fue más ordinaria. 

Alrededor de la medianoche del domingo 22 de enero lo detuvieron porque iba a exceso de velocidad sobre el Bulevar Insurgentes, al revisarlo registraron el estado etílico y que su auto traía placas sobrepuestas. 

Al darse cuenta que seria remitido ante un juez, pidió la “cortesía” de dejarlo ir y decidió amenazar.

Usó el nombre de su tío “Hernández”, jefe de Tránsito, y su papá, Adrián Hernández Pérez, hasta dijo que si lo detenían, haría que despidieran a los policías.

De acuerdo a versiones al interior de la corporación municipal, ésta sería la cuarta vez que Hernández Cabañas es detenido manejando en estado de embriaguez por Tijuana, aunque la primera en ser consignado, porque mientras su padre fue director, ordenó sus consecutivas liberaciones.

En cuanto a las amenazas hechas por el “tío” y policía motorizado Víctor Hernández, advirtiendo que los agentes implicados pagarían haber cumplido con su trabajo, porque su hermano el teniente volvería a ser director, autoridades municipales informaron que efectivamente, Adrián Hernández ha buscado su reinstalación, pero la misma seguirá siendo negada por instrucciones del alcalde Carlos Bustamante, por lo menos por lo que dure el XX Ayuntamiento.

(Rosario Mosso) 

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