Por Karina Castellón Blanco / Hoy Tamaulipas
Manlio Fabio Beltrones
Rivera es un político formado en la vieja escuela priísta, la de mano dura, de
finos tratos y que sabe negociar.
De larga trayectoria política, sus
adversarios lo tachan de “encantador de serpientes”, sus compañeros y ex
colaboradores lo consideran un político astuto, bien informado y de mano
firme.
Es percibido como un político experimentado, algo que se puede
observar inmediatamente en su forma de desenvolverse durante sus apariciones
públicas.
Proyecta serenidad y control. Es un excelente orador, marca
adecuadamente la cadencia y el desarrollo de sus discursos, su volumen de voz es
preciso y suele entonar las palabras clave de su alocución, utiliza un
importante número de ilustradores y en sus discursos aunque suele abusar de
reguladores del uso de la palabra, este forma parte de una estrategia para tomar
el protagonismo y control de las entrevistas.
El sonorense nacido en
1952, comenzó su trayectoria política a los 20 años de la mano de su entonces
profesor José Antonio Zorrilla Pérez
(ahora preso como autor intelectual del
asesinato del periodista Manuel Buendía), quien lo reclutó para la Secretaría de
Gobernación. Manlio conoció ahí a quien sería su tutor, jefe y aliado en las
tres primeras décadas de su trayectoria ascendente en el viejo régimen, Fernando
Gutiérrez Barrios quien se dice murió en sus brazos.
A los 30 años el
principal colaborador de Gutiérrez Barrios ganó su primer puesto de elección
popular, fue diputado de la LII Legislatura del Congreso de la Unión y formó
parte de una nueva camarilla política que llegaron a la Presidencia con Miguel
de la Madrid. La era de los tecnócratas desplazó a los “políticos
profesionales” del PRI.
También fue aliado del entonces secretario
particular de Miguel de la Madrid, Emilio Gamboa Padrón, su ahora “compadre” y
amigo. Beltrones formó parte del proyecto de Carlos Salinas de Gortari para
llegar a la presidencia en 1988.
Salinas incorporó a su gabinete a seis ex
gobernadores, entre ellos al de Veracruz Fernando Gutiérrez Barrios, quien llegó
a la Secretaría de Gobernación con la encomienda de restaurar la gobernabilidad
amenazada por el fraude electoral de ese mismo año.
En ese gobierno Gutiérrez
Barrios se convirtió en un hábil negociador y nombró como subsecretario y su
brazo derecho a Manlio Fabio Beltrones.
Desde esa posición el sonorense operó
la reforma electoral de 1889-1990 que condujo a la creación del Instituto
Federal Electoral para eliminar la idea de que el partido en el gobierno era
juez y parte en la organización, realización y calificación de los comicios
electorales.
Después de haber aprendido los secretos de la operación
política desde el entorno de Gutiérrez Barrios, se convirtió en el Secretario
General de Gobierno en su estado Sonora en la administración de Rodolfo Félix
Valdés.
En 1988 había llegado por primera vez al Senado como compañero
de fórmula de Luis Donaldo Colosio Murrieta, a punto de cumplir los 40
años Manlio Fabio Beltrones se convirtió en uno de los gobernadores más jóvenes
de su entidad y del sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
Su período como
gobernador no tuvo grandes desafíos y fue a raíz del asesinato de Colosio, el 23
de marzo de 1994 en Tijuana, que el papel de Beltrones adquirió relevancia en un
momento crítico del sistema y ante la sucesión presidencial.
El
asesinato del entonces candidato presidencial del PRI generó la peor crisis en
el salinismo.
De forma sorpresiva Manlio Fabio, siendo gobernador apareció en
la historia del crimen y fue señalado por uno de los fiscales especiales de la
Procuraduría General de la República de ser uno de los primeros en carearse con
Mario Aburto Martínez asesino material de Colosio, a pocas horas del
suceso, nunca se reveló el contenido y el lugar de dicho interrogatorio con el
homicida del nativo de Magdalena de Quino, Sonora.
Posteriormente en
1997 dos reporteros del periódico The New York Times hicieron público un
documento que acusaba a Manlio Fabio Beltrones de proteger a personajes
vinculados con el crimen organizado. El gobierno decidió cerrar el caso sin
investigarlo, lo cual hubiera convenido tanto al país como al propio
Beltrones. De ser acusado injustamente como lo ha afirmado hubiese buscado una
exoneración creíble pensando en su futuro político.
En 2003 llega por
la vía plurinominal a la Cámara de Diputados por segunda ocasión y esta vez
funge como Presidente de la LIX Legislatura durante el periodo de 2003 a
2006
En Julio de 2006, fue electo Senador y es nombrado Coordinador
del Grupo Parlamentario del PRI y Presidente del Senado de la República, impulsa
la reforma del sistema político que en 2011 fue aprobada por la Cámara de
Senadores.
Como Priísta, Beltrones estuvo consciente que el proceso de
la elección interna conducida por el dirigente Humberto Moreira Valdés quien
está ligado con el aspirante mejor posicionado Enrique Peña Nieto y con
acuerdos vinculados a la maestra Elba Esther Gordillo no le favorecería,
encontró las mejores formas y estrategias que no lo dejaran marcado como un
perdedor y da paso con esto a la etapa de negociación que es evidente no han
logrado.
Hay que reconocer que en cuanto a contenidos, las propuestas
de Manlio fueron por mucho, mejores que las presentadas por los demás
aspirantes.
Manlio no es un político cualquiera, tiene un poder real
que ha construido a lo largo de los años a través de una red de vinculaciones y
afiliaciones con corporaciones sindicales, gobernadores, sectores
gubernamentales, legisladores y empresarios, tejiendo alianzas estratégicas
para obtener las posiciones y poder del que ahora goza, que sería muy
equivocado no tomar en cuenta, su experiencia y malicia política lo convierten
en una pieza peligrosa tanto para el partido como para el pre candidato
único Enrique Peña Nieto.
Manlio Fabio Beltrones es el priista más
cercano a Calderón y a quien le une una interesada relación, por lo que sería
un error del PRI montarse simplemente en los resultados de las encuestas por
buenas que estas sean para subestimar la capacidad política en términos de
estrategia y operación de Beltrones.
El poder político acumulado del
Senador Manlio Fabio en los últimos años es evidente, el control del PRI lo ha
ejercido a la par y muchas veces por encima de los dirigentes en turno de su
partido, por la antesala de sus oficinas del Senado desfilan desde aspirantes,
gobernadores y políticos que necesitan del aval del Priísta sonorense para sus
aspiraciones partidistas.
Los intereses de Manlio Fabio van más allá
de ser un subordinado de Peña Nieto quien deberá ya estar consciente que “el
pase libre” tiene un costo político que le corresponderá pagarle a Beltrones y
el cual no será nada barato.
La notoria ausencia de Manlio Fabio
Beltrones en el registro de Enrique Peña Nieto pone en evidencia la falta de
acuerdo y molestia del político sonorense que pone a temblar a la dirigencia de
su partido y a su virtual candidato. Por lo que la negociación ya no puede
esperar más, el “interlocutor” tendrá que ser un personaje con el suficiente
peso y poder político para evitar que “el refugio de la responsabilidad” no se
convierta en la bomba de tiempo que termine por explotar en las manos del
candidato único.
Publirelacionista, especializada en Imagología.
Es Directora
Creativa y de Imagen de la Agencia de Publicidad y Mercadotecnia Altermedia
México.
Comentarios:
Twitter: @mkarina_cas Correo Electrónico y
Facebook: mkarinacastellon@hotmail.com